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El etarra Alberto Ilundain niega su participación en un intento de asesinato en 1990 porque estaba en “clase de euskera”

EUROPA PRESS

MADRID —

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El etarra Alberto Ilundain ha negado este jueves haber pertenecido al comando 'Amaiur' de la organización terrorista así como su participación en el intento de asesinato del vecino de Pamplona Enrique Muñoz Berrio en 1990. De hecho, ha asegurado que a la hora en que los terroristas fueron descubiertos, a primera hora de la mañana del 18 de septiembre de ese año, se encontraba en clase de euskera en el casco viejo de Pamplona.

Ilundain, que ha rechazado contestar a la Fiscalía y a la acusación popular y sólo ha respondido a las preguntas de su abogada durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional, sí ha admitido que conocía a uno de los miembros de ese comando, Bautista Barandalla, y que le dejaba el coche habitualmente cuando lo necesitaba, pero que no sabía para qué lo quería.

En ese mismo coche, un Seat 133, fueron sorprendidos por agentes de la Policía Nacional los etarras Barandalla, Juan Carlos Pérez Ojuel y Mikel Castillo el día en que pretendían asesinar Enrique Muñoz Berrio, alias 'El Brillantinas'. Los etarras huyerion y los dos agentes salieron detrás de Barandalla y Castillo, quien resultó herido y finalmente falleció. Barandalla y Pérez Ojuel ya fueron condenados en firme por estos hechos.

PASÓ A LA CLANDESTINIDAD ESE MISMO DÍA

Según ha declarado Ilundain, en 1990 regentaba un bar en el casco antiguo de Pamplona y en el momento de los hechos se encontraba recibiendo clase de euskera. Cuando salió, ha dicho, ya había rumores del enfrentamiento entre policías y etarras y que empezaron a buscarle en cuanto supieron que el coche estaba a su nombre. “Pamplona es como un pueblo. Saltó la noticia de que el herido podía ser Mikel Castillo y en la radio esa misma mañana dieron mi nombre porque me estaban buscando. Entonces pasé a la clandestinidad”, ha explicado.

En el juicio han declarado en calidad de testigos los otros etarras condenados por este intento de asesinato y los dos han exculpado a Ilundain. Ambos han indicado que Ilundain regentaba un bar muy frecuentado por miembros de la izquierda abertzale y que él les captó para formar parte del comando 'Amaiur', pero no participó con ellos en el intento de asesinato de Muñoz Berrio ni en ninguna otra actividad del comando.

Según Barandalla, en el juicio contra Pérez Ojuel implicó a Ilundain porque en ese momento estaba en paradero desconocido y lo vio como una manera de librar a su compañero de la condena. Y como Pérez Ojuel, también ha manifestado que cuando fue detenido fue maltratado por los agentes y los investigadores le “decían lo que tenía que decir”.

“NO NECESITÁBAMOS ÓRDENES PARA MATAR A UN TRAFICANTE”

A la pregunta de quién les ordenó atentar contra el conocido como 'El Brillantinas', Barandalla ha afirmado que nadie, tras lo cual ha explicado que era “vox populi” que a Muñoz Berrio se le vinculaba con el tráfico de drogas y que el comando “no necesitaba órdenes para matar a traficantes”.

En la vista oral también han declarado los policías que interceptaron a los etarras, pero ninguno ha dicho reconocer a Ilundain en el lugar de los hechos y han hablado de tres terroristas, los mismos que han enunciado los miembros del comando. Sólo han indicado que uno de los agentes salió detrás de Mikel Castillo y otro tras Bautista Barandalla, y que a un tercer etarra que también huyó le perdieron la pista a la altura de la muralla del centro de Pamplona.

Asimismo, ha comparecido la profesora de euskera que en septiembre de 1990 daba clase a Ilundain, de quien ha ratificado que el acusado comenzó ese curso pero no lo terminó. La testigo cree recordar que Ilundain acudió a clase ese día y ha manifestado que se acuerda de ese 18 de septiembre porque fue una mañana en que sucedieron hechos fuera de lo habitual debido al tiroteo.

Tras estos hechos, Ilundain huyó y no fue hasta 2001 cuando fue detenido en Francia y condenado en 2006 a 17 años de cárcel en relación al zulo de Txernóbil, descubierto en 2002 en el Rivière-Saas-et-Gourby (País Vasco francés) y en el que la banda terrorista escondió un arsenal durante años. España ya tenía pedida su entrega para poder juzgarle por el atentado frustrado contra Muñoz Berrio, pero no ha sido hasta el pasado mes de mayo cuando se ha materializado.

Al finalizar el juicio, tanto la Fiscalía de la Audiencia Nacional como la acusación popular que ejerce la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) han elevado a definitivas sus conclusiones, en las que solicitan al tribunal una condena de 18 años de prisión para Alberto Ilundain, ya que no se creen la versión exculpatoria que ahora han ofrecido Barandalla y Pérez Ojuel.

La defensa, por su parte, ha pedido la libre absolución, pues considera que no se ha podido probar la presencia de Ilundain en el lugar donde los otros etarras fueron interceptados. “No hay ningún testigo que reconociese a Alberto Ilundain en el lugar de los hechos. Tampoco había cámaras en la zona y la cesión de un vehículo es algo habitual, más en aquellos años en que no todo el mundo disponía de coche propio”, ha remarcado.

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