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El décimo aniversario de la matanza en Bangkok, entre impunidad y silencio

EFE/EPA/RUNGROJ YONGRIT

EFE

Bangkok —

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Entre la impunidad, el trauma de muchos y el silencio de una gran parte de la sociedad, Tailandia conmemora hoy el décimo aniversario de los enfrentamiento entre el Ejército y los opositores conocidos como “camisas rojas”, que bañaron de sangre las calles de Bangkok y causaron decenas de muertos.

Con una ceremonia matutina en un templo del norte de Bangkok, una decena de “camisas rojas” recordaron este martes a los que murieron en las protestas.

“No importa con quién sea: fijemos una fecha para hablar sobre lo que sucedió. Porque la verdad es que este evento ha causado la mayor cantidad de muertes jamás registradas en la lucha por la democracia en Tailandia ”, dijo hoy en el templo Jatuporn Prompan, líder del Frente Unido Nacional por la Democracia contra la Dictadura (UDD), más conocidos como “camisas rojas”.

El 19 de mayo de 2010, el Ejército ponía fin a sangre y fuego a dos meses de protestas, cuando los partidarios del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, depuesto por un golpe de Estado en 2006, ocuparon zonas del centro de Bangkok para exigir la celebración de elecciones al entonces jefe del Gobierno, Abhisit Vejjajiva, quien accedió al cargo tras la disolución de un partido afín a Thaksin.

“Varios manifestantes desarmados, médicos voluntarios y transeúntes fueron asesinados de un disparo en la cabeza, lo que apunta al uso de francotiradores y armas de precisión (...). Hubo momentos en que los soldados abrieron fuego contra la multitud”, denunció la organización Human Rights Watch (HRW) en un informe sobre la represión de las protestas publicado un año después.

UN MOVIMIENTO “VERDADERAMENTE DEMOCRÁTICO”

Tailandia padecía una profunda crisis política desde el golpe contra Thaksin, que dio paso a siete años marcados por protestas callejeras que culminaron con la asonada de 2014 contra el gobierno de Yingluck Shinawatra, hermana menor de Thaksin, encabezado por el actual primer ministro, el general Prayut, que ahora lidera un Gobierno civil tras las elecciones del año pasado.

“Tristemente, el Gobierno del primer ministro, el general Prayut Chan-ocha, al igual que sus predecesores, no tiene respuestas para quienes exigen justicia por las al menos 98 personas asesinadas y más de 2.000 heridos entre abril y mayo de 2010”, señalaba Sunai Pasuk, de HRW en un comunicado reciente en el que denunciaba la “fuerza excesiva” del Ejército.

Hasta 2014, eran frecuentes las algaradas y enfrentamientos entre los “camisas rojas” partidarios de Thaksin, popular entre la empobrecida población rural del norte del país por sus políticas sociales, y los “camisas amarillas”, sectores conservadores encabezados por las élites tradicionales y el Ejército, que veían en Thaksin una amenaza a su poder y a la reverenciada monarquía.

“El movimiento rojo convirtió a millones de personas en ciudadanos activos. En mi opinión, a pesar de aferrarse a Thaksin, es un movimiento verdaderamente 'democrático', con base popular y sin una ideología más allá de la democracia electoral para sus intereses individuales y colectivos, no para la 'nación' o la monarquía”, explica a Efe el historiador Thongchai Winichakul.

Aunque en la actualidad los camisas rojas llevan años sin salir a las calles, para Thongchai, su “organización oficial”, el UDD, “no está muerta aún, pero su relevancia política es prácticamente nula. A pesar de eso, hay individuos -desde miembros del núcleo duro hasta lejanos partidarios y toda la gama intermedia- que permanecen activos”.

DESPUÉS DE LOS CAMISAS ROJAS

En los últimos años, a la hegemonía del Ejército y las élites se ha enfrentado el partido de nuevo cuño Anakot Mai (Nuevo Futuro), fundado en 2018 por el carismático empresario de 41 años Thanathorn Juangroongruangkit.

El nuevo partido era independiente tanto con respecto a Thaksin como a los “camisas rojas”, pero compartía con ellos la aspiración de reducir la fuerza del Ejército, que ha tomado el poder en 13 ocasiones desde el final del monarquía absoluta en 1932, y supo atraer al electorado más joven, lo que le llevó a convertirse en la tercera fuerza parlamentaria en las elecciones del año pasado.

Pero el Tribunal Constitucional disolvió el Anakot Mai en febrero tras considerar ilegal un préstamo por parte de su líder, Thanathorn, aunque sus diputados conservaron sus escaños bajo una nueva formación, el Kao Klai (“Hacia delante”).

En apariencia, Tailandia ha dejado atrás los enfrentamientos entre “rojos” y “amarillos” que marcaron el turbulento periodo entre los golpes de Estado de 2006 y 2014, pero algunos tailandeses siguen exigiendo justicia por los muertos de 2010, entre ellos miembros del Anakot Mai/Kao Klai.

En los últimos días, miembros del nuevo partido han proyectado mensajes de luz en algunos edificios del centro de Bangkok con frases como “en busca de la verdad” en referencia a la violencia de 2010, una forma de protesta en tiempos de “distanciamiento social” muy alejada de las algaradas callejeras de antaño pero que ha provocado las iras del Gobierno, que ha amenazado con represalias.

Carlos Sardiña Galache

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