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Los archivos de Osama bin Laden: videos caseros, “malware” y pornografía

Los archivos de Osama bin Laden: videos caseros, "malware" y pornografía

EFE

Washington —

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Como bien sabía Osama bin Laden, si hay que pasar diez largos años escondido en algún mísero cubículo, más vale tener en el ordenador personal bastante material de entretenimiento que ayude a pasar las horas muertas, como vídeos caseros, cartas personales e incluso pornografía.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos divulgó este jueves una inmensa colección de documentos de quien, tras planear los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, se convirtió en el terrorista más buscado en el mundo.

Las autoridades han publicado, en honor a “la transparencia”, 470.000 archivos obtenidos el 2 de mayo de 2011, cuando fuerzas especiales estadounidenses entraron en el complejo paquistaní de Abbottabad en el que se escondía bin Laden.

El entonces líder de Al Qaeda no se hallaba solo, sino que vivía con una veintena de allegados, entre ellos algunas de sus esposas y varios de sus hijos, por lo que en realidad es casi imposible establecer con certeza qué documentos pertenecían al terrorista.

Pero no parece demasiado aventurado afirmar que difícilmente era Bin Laden quien pasaba las horas muertas, que con seguridad fueron muchas, jugando al “Super Mario Bros” o al “Animal Crossing”.

Sin lugar a dudas, parece muchísimo más probable que fueran los pequeños de la casa los que se entregaran a los pequeños placeres de algunos de los videojuegos más clásicos de la cultura pop.

Sí parece más plausible, sin embargo, que fuera el terrorista saudí quien se regocijara con los desnudos pixelados del videojuego erótico “Perestroika Girls”, que a mediados de los años noventa causaba furor entre aquellos que pasaban horas ante la pantalla viendo cómo exuberantes mujeres virtuales se quitaban la ropa poco a poco.

Precisamente, la posibilidad de conocer las pasiones ocultas del yihadista se había convertido en uno de los grandes atractivos de esta tercera y, en principio, última batería de documentos desclasificados por la CIA.

Para disgusto de algunos, la Agencia optó al final por no publicar estos archivos, aunque esta decisión parece deberse más a una cuestión de derechos de autor, que al respeto por el difunto.

Ya lo dijo con cierta sorna el pasado septiembre el director de la CIA, Mike Pompeo, al adelantar que “hay algo de pornografía, hay material con derechos de autor; todo lo demás será hecho público en las próximas semanas”.

La Agencia no ha tenido reparos en colgar en su web numerosos vídeos propagandísticos y grabaciones caseras que el terrorista almacenaba en su ordenador, material que desde este jueves integra una colección conocida como “La Estantería de Bin Laden”.

Uno de los vídeos más relevantes es aquel en el que se puede ver al hijo mayor del yihadista, presuntamente llamado a ser su sucesor al frente de Al Qaeda, Hamza bin Laden, cuyas últimas imágenes conocidas por el público eran de cuando apenas era un niño.

“Al Qaeda ha rechazado mostrar los rostros de algunos de sus hombres en el pasado, temiendo que una vez que un yihadista es identificado públicamente será más fácil poder informar de su paradero”, explicó la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), que tuvo un acceso privilegiado a esos documentos.

En esta grabación se puede ver a un Hamza aún joven, pero ya adulto, como evidencia su incipiente bigote, vestido con una túnica y un tocado árabe en la que, según la FDD, podría ser su boda, que se cree tuvo lugar en Irán hace ya varios años.

Los archivos puestos a disposición del público son los documentos brutos que obtuvo en su momento la CIA, por lo que no es fácil identificar quién aparece en los cientos de vídeos y fotografías.

En una de las grabaciones caseras más impactantes, puede verse a un anciano de barba blanca enseñando a disparar con una ametralladora a un niño árabe que no parece haber cumplido ni los diez años de edad.

En otro, más elaborado y de algo más de siete minutos de duración, puede verse una recopilación de imágenes propagandísticas de combate, con numerosas explosiones.

También llama la atención la colección de documentales que el saudí almacenaba en su computadora, casi todos de temática bélica y de fuentes como National Geographic o la CNN.

Asimismo, es notable la obsesión que Bin Laden parecía tener sobre su imagen, puesto que guardaba varios documentales en los que él era el protagonista.

Muy seria fue la advertencia de la CIA al poner los archivos a disposición del público: “Esta colección fue obtenida de una organización terrorista... No hay ninguna garantía de que todo el posible malware (programa maligno) haya sido eliminado”.

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