Las autoridades libanesas advierten de que responderán a las agresiones al Estado

El ministro libanés del Interior, Nuhad Mashnuk, advirtió hoy de que no se permitirán más agresiones contra las instituciones del Estado y argumentó como “necesario” el uso en anteriores ocasiones de la violencia contra los manifestantes.

En una rueda de prensa, aseguró que “se emprenderán acciones inmediatas” en caso de que se repita algún ataque contra edificios estatales, en alusión a la ocupación ayer durante horas de la sede del Ministerio de Medio Ambiente por activistas que exigían la dimisión del ministro.

Aunque reconoció “el empleo excesivo de la fuerza” durante las protestas que se registraron en Beirut el pasado 22 de agosto, lo justificó en la existencia de “motivos para ello” y ataques a las fuerzas del orden.

El ministro defendió a las fuerzas de seguridad y afirmó que “hay un mayor número de policías que de manifestantes heridos”.

En cuanto a un informe realizado por las autoridades sobre lo ocurrido en la protesta del 22 de agosto, reveló que dos militares “deberán pasar por un consejo de disciplina” y otros seis serán sancionados por su comportamiento, ya que no pidieron “instrucciones de actuación a sus superiores”.

Además, agregó que 22 personas están detenidas como consecuencia de esa manifestación, entre ellas un ciudadano sirio y otro sudanés, y aseguró que serán transferidos a un tribunal militar que se encargará de procesarlos.

El ministro del Interior alertó de que la única manera de salir de la situación de crisis actual es “la elección de un presidente y promulgando una nueva ley electoral”.

Las crisis de la basura en Beirut, que se inició el 17 de julio por el cierre del vertedero de Naame y la prescripción del contrato de la anterior empresa encargada de recoger los desechos, ha llevado a los libaneses a rebelarse contra sus condiciones de vida.

Los manifestantes señalan como responsables de su situación a las autoridades, a las que califican de “corruptas”.

Las protestas de los últimos días, que han reunido a miles de personas, han terminado en ocasiones en enfrentamientos con la policía, con centenares de personas heridas y manifestantes detenidos.

El Líbano suma cada día más problemas a los ya existentes, como la ausencia de un presidente desde el 25 de mayo de 2014 debido a las desavenencias entre los grupos parlamentarios para la elección del sucesor del anterior mandatario, Michel Suleiman.

Además, la Asamblea Legislativa está paralizada desde noviembre pasado tras la prórroga de su mandato como consecuencia del fracaso a la hora de elaborar una ley electoral.