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La red española de Gao Ping contaba con un experto en blanqueo de capitales

Gao Ping es la cara visible de una red enraizada en Amberes y Tel Aviv

Antonio Maestre

El empresario chino Gao Ping ha sido durante años el gran conseguidor de la clase alta española. Gao Ping se valía de todo tipo de actores en su inmensa red de corrupción. Concejales que le facilitaran licencias a cambio de masajes felices en marisquerías chinas de Fuenlabrada, policías que hicieron la vista gorda en el aeropuerto para que ciudadanos chinos pasaran los controles sin problemas, o expertos banqueros que realizaban las transferencias bancarias a cuentas en el extranjero sin dejar rastro. Uno de esos importantes nombres escondidos en la enrevesada telaraña de favores, regalos y actividades ilícitas es el de François Leiser, el marchante de diamantes que opera en España desde hace 37 años y es un desconocido para el gran público.

Leiser ya apareció en la prensa española en 1977 por un caso de blanqueo de capitales. El diario ABC publicó entonces que el cambista belga era el principal responsable de una trama de contrabando de brillantes que servía para el blanqueo de dinero de los españoles acaudalados del momento. Cuatro décadas después, Leiser es el cabecilla de la trama de la que se servía Gao Ping y su entramado criminal para blanquear todo el dinero generado por la exportación fraudulenta de mercancía. Gao Ping era uno de sus mejores clientes.

La célula de blanqueo de capitales contaba además con un empleado del HSBC, Marc Pérez, que se encargaba de que todas las transferencias de cuentas de los empresarios españoles captados por la organización en España llegaran sin problemas a las cuentas chinas o indias a nombre del padre de Gao Ping. La relación de los comerciantes de diamantes de Amberes y el HSBC no se limita a esta colaboración esporádica entre estos dos miembros. Según publicó el diario flamenco De Tijd en octubre [1] [2], uno de cada cuatro comerciantes del sector del diamante en Amberes defraudaba el fisco belga con ayuda del HSBC. Al menos 193 comerciantes de diamantes enviaban así sus ingresos a paraísos fiscales.

Un blanqueador activo durante décadas

Las andanzas de Leiser son conocidas al otro lado del Atlántico también desde hace décadas. The New York Times recogió en 1986 la siguientes declaraciones del belga: “Esperamos que algunas personas inteligentes le digan a los investigadores que se calmen”. La frase del dueño de la empresa de cambio Kirscher & Co se refería a una investigación de las autoridades judiciales belgas por el blanqueo de capitales proveniente del comercio de oro y diamantes de más de 800 clientes por un valor de 1.000 millones de dólares [1]. Una práctica conocida y tolerada por las autoridades belgas por el gran volumen de negocio que el comercio de diamantes producía en Amberes, en aquel momento el 6,2% del Producto Nacional Bruto, además de emplear a 30.000 personas.

En un artículo en Der Spiegel de 1986 se narró de forma pormenorizada el escándalo de blanqueo que los comerciantes de diamantes organizaban desde Pelikaanstraat, la calle donde se sitúa la bolsa de diamantes de Amberes y la mayoría de los comercios de los tratantes de joyas. El diario alemán contó que la mitad del comercio de diamantes se centraba en Amberes, habiendo desplazado a ciudades como Johannesburgo o Nueva York, por las facilidades fiscales que las autoridades belgas ofrecieron a los comerciantes judíos tras la diáspora que habían ocasionado la persecución nazi y la Segunda Guerra Mundial. No es casualidad que el comercio de diamantes fuera una actividad habitual en tantos judíos europeos, ya que durante esos años era mucho más sencillo ocultar los diamantes en su huida para salvar el patrimonio. Esa característica de los diamantes facilitó a posteriori su uso para el blanqueo de capitales.

Con su empresa de cambio de divisas, con sedes en Amberes y Tel Aviv, Leiser ha hecho una gran fortuna que ha reinvertido en dos de sus grandes aficiones, los Ferrari y los caballos de competición, con varios a su nombre que gestiona con la empresa Pro Horse Internacional, con sede en Suiza. Es precisamente en esta actividad donde se le ha podido ver en alguna ocasión.

Dinero en paraísos fiscales

En la macrorredada de octubre de 2012 en la que se destapó la Operación Emperador, se constató en un primer momento que una trama de empresarios chinos traía a España más productos de los que declaraban, y posteriormente blanqueaban el dinero negro que generaban con ese excedente. La trama estaba encabezada por Gao Ping y su mujer, Lizhen Yang, se complementaba con la intervención de Isaac Cohen Atzban y Malka Maman Levy, que eran los encargados de captar a empresarios españoles para blanquear el dinero generado con las importaciones fraudulentas. Tras ellos Leiser y Marc Pérez orquestaban el blanqueo desde el extranjero.

Cohen Atzban era el cerebro de la célula de blanqueo en España, un español afincado en Melilla de origen israelí que tenía una pequeña oficina de cambio de divisas y dirigía las operaciones con la ayuda de Maman, su lugarteniente. La labor de Mamman, ciudadana de origen israelí, era la de buscar empresarios o gente con alto poder adquisitivo que tuvieran dinero en paraísos fiscales o bloqueado. Fue nacionalizada española en 1997. El azar la sitúa en el BOE junto a Raymond Nakachian, el empresario libanés que fue condenado en 1966 en Japón, precisamente, por contrabando de oro y diamantes.

Maman ofrecía grandes cantidades de dinero en efectivo a los empresarios y millonarios españoles por una comisión del 2% o el 3%. A cambio, ellos debían realizar una transferencia desde sus cuentas en los paraísos fiscales a las que Maman les indicaba en India, China o Israel. Con este modus operandi, la organización captó a multitud de empresarios y miembros de la aristocracia española. La lista es larga y ostentosa; María Illía García de Sáez Borbón, pariente del rey, recibió dos entregas en efectivo de la trama pero alegó ante el juez que desconocía que fuese ilegal. Junto a ella están imputadas su madre, María Inmaculada Borbón Dos Sicilias Lubomirska, y su tía María Margarita.

También aparece en el listado Patxi Garmendia, propietario de la empresa Altube, dedicada a la cría de perdices rojas, gran amigo del rey y suministrador de estas aves a la Casa Real. Otros ilustres clientes de la trama de blanqueo de la célula hebrea que servía a Gao Ping fueron Antonio Banús Ferre, empresario y sobrino del promotor que dio nombre a Puerto Banús, y Enrique Lasarte, expresidente del Banco de Vitoria, exconsejero y vocal de la comisión ejecutiva de Antena 3 Televisión y exconsejero delegado de Banesto.

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