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Bolea, el hombre que izó por primera vez la bandera de Aragón

Fallece Juan Antonio Bolea Foradada, primer presidente del Gobierno de Aragón
Zaragoza —

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Zaragoza, 27 feb (EFE).- Juan Antonio Bolea Foradada, que izó por primera vez la bandera del nuevo Aragón, fue el impulsor, el alma y el “fontanero” de la autonomía aragonesa, el primer presidente de su Diputación General y quien encabezó la gran manifestación autonomista que, el 23 de abril de 1978, sembró en la recién creada comunidad autónoma la semilla de una realidad política callada durante toda la dictadura.

Bolea (Ayerbe, Huesca, 30 de marzo de 1930), un hombre clave en la Transición y quien lideró el arranque del autogobierno, ha fallecido este sábado.

Licenciado en Derecho en 1952, ingresó en la carrera judicial en 1954 y tras ejercer como fiscal en Cádiz y Alicante, en 1962 ganó las oposiciones a magistrado de lo contencioso-administrativo y fue destinado a la Audiencia Territorial de Zaragoza.

Su entrada en política tuvo lugar en 1977, cuando encabezó la lista por la UCD al Congreso por Zaragoza. Fue elegido diputado y participó en la comisión encargada de la redacción de la Constitución española.

Bolea fue elegido por la Asamblea de Parlamentarios Aragoneses primer presidente de la Diputación General de Aragón, cargo que desempeñó hasta mayo de 1981. Su principal reto era iniciar lo que no existía, que el pueblo lo asumiera y que en el seno de la ciudadanía germinara la semilla de la autonomía, el autogobierno y el orgullo de ser aragonés frente al centrismo.

Aquel Gobierno, recordada en una entrevista con Efe en 2008, no tenía administración, ni presupuesto, ni sede, pero tuvo un gran acierto: el pacto. UCD había obtenido mayoría pero Bolea impulsó un acuerdo con el PSOE, no exento de “pequeñas dificultades”, pero basado en la cooperación.

El primer presidente de Aragón vio claro que para conseguir que ese sentimiento creciera, había dos cosas fundamentales: una propia enseña y declarar el Día de Aragón. Y fue él quien izó por primera vez la cuatribarrada en Zaragoza. Ya la había enarbolado desde el balcón del Ayuntamiento de Calatayud (Zaragoza) cuando tomó posesión como presidente de Aragón. Izar esa bandera en medio de una manifestación autonomista cuya pancarta sujetó y que reunió a más de 100.000 personas era su mejor recuerdo.

Pionero, pactista, reivindicativo, Bolea encabezó decenas de iniciativas que tuvieron su razón de ser en la autonomía: reivindicó la reapertura de la línea férrea del Canfranc, impulsó la instalación de General Motors en Figueruelas (Zaragoza), los regadíos y la incorporación a la diócesis de Barbastro de las parroquias de la zona oriental de Aragón y se opuso de forma radical a cualquier trasvase del Ebro.

Bolea tenía, no obstante, una espina: que Aragón no hubiera podido acceder a la vía rápida de la autonomía y se tuviera que conformar con el artículo 143 de la Constitución y no con el 151, como sí hicieron País Vasco, Galicia, Cataluña y Andalucía, debido a los pactos autonómicos entre la UCD y el PSOE.

Como eso contravenía de pleno su posición política, Bolea, leal, tuvo un duro y difícil enfrentamiento dentro de su partido, la UCD, y en mayo de 1981 presentó su renuncia. Su orientación personal y su conciencia no podían aceptar la vía del 143, pero siempre vivió con un inmenso orgullo, “el mayor que puede sentir un aragonés”, ser presidente de una comunidad que hasta entonces no existía y que se recorrió de arriba abajo.

Y poco después ingresó en el PAR, formación de la que fue diputado autonómico hasta 1999.

En abril de 2018 se organizó en Zaragoza un solemne acto de homenaje a la primera Diputación General de Aragón y en esa ocasión Bolea lamentó que el aragonesismo que él abanderó estaba “muy difuminado” y exigió “reivindicación” a ciudadanos y gobernantes. Siempre había considerado que el centralismo ha sido “nefasto” para Aragón, un territorio del que pensaba que siempre iba a ser susceptible de crecimiento.

En ese acto, uno de los últimos en los que compareció públicamente, Bolea pronunció lo que puede considerarse su corolario político: “recuperar la personalidad de Aragón es un motivo para que nosotros y nuestros hijos estemos contentos” de esta comunidad que hoy es otra gracias al esfuerzo de personas como Bolea.

Isabel Poncela

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