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El campo de Moria: el nuevo Idomeni tras el acuerdo UE-Turquía

El campo de Moria: el nuevo Idomeni tras el acuerdo UE-Turquía

EFE

Atenas —

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Dos años después de las estremecedoras escenas del campamento de refugiados de Idomeni, Grecia vuelve a contar con un símbolo del fracaso de la política migratoria europea: el campo de Moria, en la isla de Lesbos.

Si por aquel entonces miles de refugiados vieron como a escasos metros de la frontera con Macedonia se frustraba su sueño de alcanzar el norte de Europa, ahora los que se encuentran atrapados en inhumanas condiciones están en las islas helenas del mar Egeo.

“Las condiciones actuales de Moria no son mejores que las de Idomeni en 2015”, señala a Efe Emilie Rouvroy, jefa de la misión en Grecia de Médicos sin Fronteras (MSF).

Moria acoge a más de 7.000 refugiados, de los cuales un 60 % son mujeres y niños, que viven en instalaciones diseñadas para 2.300 personas.

La sobrepoblación es un factor que fomenta el clima de tensión entre los refugiados, ya que a menudo, sumidos en la desesperación, reaccionan con violencia ante la escasez de recursos.

En el campo de Moria no hay suficientes duchas e inodoros ni medidas de higiene en los contenedores móviles. Para más inri, los residentes tan solo disponen de cuatro horas al día de agua, evidentemente fría, para asearse y lavar la ropa.

Por si fuera poco, la inminente llegada del invierno expone a multitud de familias, que viven prácticamente a la intemperie con tiendas de campaña, a las bajas temperaturas.

El ministro de Migración griego, Yannis Muzalas, admitió en una entrevista con el semanario alemán Der Spiegel que no puede garantizar que este inverno no vaya a haber muertes por hipotermia. El año pasado fallecieron cinco personas en Moria.

La situación de emergencia se acrecienta teniendo en cuenta el delicado estado de salud mental que presentan la mayoría de los residentes, algunos de ellos con profundas secuelas tras haber sufrido tortura o violación en sus países de origen o en el viaje.

El desolador panorama de Moria contribuye a que los intentos de suicidio, los casos de mutilación o los brotes psíquicos estén a la orden del día. “Cuanto más tiempo permanecen en el campo, más se deteriora su salud mental,” apunta Rouvroy.

Los colectivos más vulnerables, entre los que se encuentran mujeres embarazadas y menores de edad, tienen prioridad para acelerar su traslado a suelo continental o, en su defecto, ser redirigidos a Kara Tepe, un campamento de Lesbos gestionado por el ayuntamiento que exclusivamente acoge a este tipo de personas.

Sin embargo, el sistema de identificación para demandar la solicitud de asilo está desbordado ya que hay una media de 100 llegadas diarias.

Esta congestión provoca que se ralentice la tramitación del traslado y, por ende, provoca que incluso los colectivos vulnerables acumulan ya más de tres meses encerrados en Moria.

ONG como Médicos sin Fronteras son partidarias de que los refugiados sean trasladados a campos abiertos en suelo continental, algo que no contempla el acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Turquía.

Dicho pacto tan solo prevé el traslado al continente de personas que pertenecen a grupos vulnerables o cuya solicitud de asilo haya sido aceptada a trámite.

Para Muzalas, aunque el acuerdo no es ideal, ha logrado reducir en un 97 % las llegadas. No cumplirlo al pie de la letra supondría enterrarlo y abrir la puerta a que se repitan las llegadas masivas de 2015.

Ante esta problemática, Muzalas cree que la única opción pasa por mejorar las condiciones de vida en los campos insulares. Antes de Navidad el Gobierno se ha propuesto equipar Moria con nuevos contenedores y alquilar para los meses de invierno hoteles que solo operan en temporada turística.

La propuesta ha encontrado resistencia tanto en las autoridades locales como en la hospitalaria sociedad insular que empieza a estar hastiada.

“No vamos a permitir que las políticas del Gobierno conviertan a las islas en una cárcel”, asevera el alcalde de Lesbos, Spyros Galinós en declaraciones a Efe.

Para él, la solución pasa por trasladar a los refugiados a “campos cerrados” en suelo continental, lo que en la práctica significaría crear un régimen de detención para personas que no escogieron huir de una guerra.

Adriá Esteban Weitzmann

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