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La ciudad de chocolate se levanta contra una Casa que es muy Blanca

Will (i), Daniel (c) y Keith (d), son vistos durante la protesta que tuvo lugar esta noche cerca de La Casa Blanca. Los tres amigos viven en Washington y han acudido para protestar contra la brutalidad policial y las políticas de Trump en Washington (EE.UU.).

EFE

Washington —

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Érase una vez una Casa que era Blanca rodeada de “una ciudad de chocolate”, cuyos habitantes sentían que el inquilino de esa mansión vivía de espaldas a ellos y decidieron rebelarse. Pudiera parecer un cuento de los hermanos Grimm, pero es en realidad la historia de lo que ha pasado en los últimos días en Washington durante las protestas y disturbios raciales, que se han convertido en todo un pulso al presidente Donald Trump.

“Orgulloso de la ciudad de chocolate” era una de las pancartas que podían verse esta noche en las concentraciones en los alrededores de la Casa Blanca, en referencia al sobrenombre que se le puso a la capital de EE.UU. en la década de los 70 del siglo pasado por tener una población mayoritariamente afroamericana.

Actualmente la ciudad sigue siendo de chocolate, pero se ha mezclado más, ya que, según datos de la Oficina del Censo de EE.UU., en 2018 el 45,5% de los habitantes de Washington eran afroamericanos, el 42,2% blancos, el 5,3% latinos y el 3,9% de origen asiático, frente a porcentajes de más del 70 % personas de raza negra en la década de 1970.

Daniel McCoy, de 26 años, cuenta a Efe que ha acudido esta noche por primera vez a la protesta en la calle 16 frente a la Casa Blanca, junto a sus amigos Will y Keith, que rehúsan dar sus nombres reales, de 23 y 24 años.

Llevan pancartas que rezan “Black Lives Matter” (Las vidas negras importan) y “No puedo respirar”, que hace alusión a las palabras pronunciadas por George Floyd, el hombre de raza negra que el pasado 25 de mayo fue asesinado por un policía blanco en Mineápolis (Minesota), que lo asfixió al presionar su rodilla contra su cuello durante casi 9 minutos, en una escena que fue captada por los móviles de los transeúntes.

UNA CIUDAD MUY LIBERAL FRENTE A UNA ADMINISTRACIÓN MUY CONSERVADORA

La muerte de Floyd desencadenó una ola de protestas y disturbios en todo el país, que ha llegado también a las mismas puertas de la Casa Blanca, aunque esta noche era complicado acercarse a la mansión presidencial debido al amplio despliegue de la Guardia Nacional que obligaba a los manifestantes protestar más alejados.

“Esta es una ciudad muy liberal, muy progresista, la Administración (federal) aquí está fuera de sitio, es el único lugar en toda la ciudad donde te encuentras con una presencia conservadora y partiendo de eso algo tenía que pasar, porque la gente está muy cansada de las cosas que dice Trump”, reflexiona Keith en declaraciones a Efe.

De hecho, en las elecciones de 2016 la demócrata Hillary Clinton arrasó aquí con el 90,9 % de los votos frente a Trump, que solo obtuvo el 4,1%, el menos apoyo obtenido por un presidente republicano en el Distrito de Columbia.

Los tres amigos no quieren dar muchos detalles pero aseguran que todos conocen a gente que ha tenido problemas con la policía por el hecho de ser negros.

SALIR A LA CALLE Y ARRIESGARSE A MORIR

En ese sentido, Daniel explica que han decidido acudir hoy a la protesta por la gente que ha muerto por la brutalidad policial, pero también por el futuro de los niños afroamericanos.

“Imagínate que le tienes que decir a un niño 'vas a salir a la calle, pero a lo mejor morirás por el hecho de ser negro”, reflexiona.

Por ello, aseguran que están cansados de que la comunidad afroamericana lleve protestando desde hace décadas y de no ver ningún cambio.

“Aquí en Washington hemos visto muchas protestas, pero siempre es el mismo tema una y otra vez, y el Gobierno no cambia de actitud, ni la manera en que se tratan los casos en el sistema judicial, estamos cansados”, se queja Daniel.

Los tres consideran que en el Distrito de Columbia, donde se ubica Washington, el gran problema que afrontan es la elección de los jueces, que, en su opinión tienen un sesgo contra los afroamericanos, y la libertad de la que disponen los agentes de policía. “El resultado de que tengan libertad es que mucha gente se muere”, indica Keith.

QUE TE TOMEN POR DELINCUENTE POR LLEVAR MASCARILLA FRENTE AL COVID-19

Pese a que las protestas del pasado no han supuesto ningún gran cambio para la situación de los suyos, Will se muestra optimista de que estas supongan un punto de inflexión: “Mira la cantidad de gente que hay en la calle en medio de una pandemia, todo el mundo está en la calle”.

Los tres amigos han salido, de hecho, pertrechados con máscaras faciales para protegerse del coronavirus, pese a que es virtualmente imposible mantener la distancia social en la manifestación.

“Hay gente que nos critica (a los manifestantes) por salir en mitad de una pandemia -reflexiona Keith-, bueno, yo a lo mejor recibo un balazo por ser negro”.

Incluso Daniel va más lejos y advierte de que la pandemia ha empeorado la situación de los afroamericanos por una mera cuestión estética.

“Antes a lo mejor tenía miedo de estar en el sitio equivocado, en el barrio equivocado o de caminar por la calle equivocada, e incluso la gente que se cambiaba de acera cuando me veía por ser negro, pero ahora voy a una tienda y llevo una máscara puesta y estoy aterrorizado porque tengo miedo de que piensen que soy un delincuente”, expone Daniel

Y avisan de que si no hay un cambio lo mismo les pasará a otras razas.

“Tengo amigos de Ecuador y de El Salvador, todos tiene problemas. Si no hay un cambio con nuestra raza, va a pasar con otras. Nosotros estamos muriendo a unas tasas alarmantes, pero si seguimos así va a ser cualquier minoría”, zanja Will.

Susana Samhan

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