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Siete claves de las elecciones vascas y gallegas

Andrés Gil

Madrid —

1. Atentos a EH-Bildu

Las cocinas demoscópicas son eso, cocinas. Y no siempre el guiso sale a gusto del consumidor. Esta noche puede ocurrir algo que intuyen los centros de estudios sociológicos pero que, por prudencia, incredulidad o por la ausencia de certezas, no han llegado a publicar. Y es que Bildu puede conseguir más escaños que el PNV. Además de estar capitalizando el fin del terrorismo, los sondeos muestran trasvase de votos incluso del PSE. Sería la primera vez que la izquierda abertzale alcanza un éxito electoral semejante. Y, en este punto, habría que ver si Íñigo Urkullu y los suyos entierran el discurso de la legitimidad con el que han fustigado el Gobierno de Patxi López, por no ser la fuerza más votada, y vetan un lehendakari de EH-Bildu. O, por el contrario, facilitan que Euskadi sea gobernada por la izquierda abertzale. Un detalle: en las elecciones municipales de 2011, Bildu consiguió cinco puntos menos (25,45%) que el PNV, pero 81 concejales más (953).

2. Asustados Vs indignados

La situación económica que arrastra España en los últimos cuatro años, con récord de paro y de recortes, está polarizando la sociedad. Mientras los extremos engordan, en la izquierda por la creciente indignación y en la derecha por el conservadurismo al que se aferran los asustados, el espacio intermedio queda canibalizado. Es el riesgo al que se enfrenta el PSOE, que está viendo cómo su clientela se fuga a opciones con perfiles más acusados, ya por miedo, ya por indignación.

3. Feijóo se la juega

En 2009 arrebató la Xunta a Emilio Pérez Touriño, quien la había conquistado tras 15 años de poder de Manuel Fraga. La experiencia PSOE/BNG no pudo reeditarse, y Alberto Núñez Feijóo se ha terminado convirtiendo en uno de los dirigentes regionales con más proyección en el PP. Ahora bien, si no logra la reelección, quizá pueda encontrar un hueco en el Consejo de Ministros, pero habrá perdido muchas posibilidades en la carrera para liderar el partido tras un Mariano Rajoy a quien el poder le está desgastando mucho más de lo que nunca pudo imaginar.

4. Gallardón, también

Las cuentas no le cuadran a Rajoy. Ni las del déficit, ni las del PIB, ni las del paro. Su nota ha pasado del 4,79 al 3,84 en estos meses de Gobierno, en los que ha perdido 13 puntos en intención directa de voto. No ha conseguido el vuelco en Andalucía y se juega Galicia. Y eso que aún no ha pedido el rescate y no se han metido los hombres de negro a redactar los presupuestos. Ante esa perspectiva, la segunda línea de líderes del PP presenta dos grandes candidatos: Alberto Núñez Feijóo y Alberto Ruiz-Gallardón. Un mal resultado en Galicia, y todo lo que no sea mayoría absoluta es un mal resultado, despejaría el camino a Gallardón para ser el líder del PP tras Rajoy.

5. ¿La división suma o resta?

A menudo se dice que la derecha se aglutina en torno a un solo partido (el PP), mientras que la fragmentación de la izquierda penaliza sus posibilidades de llegar al poder. Pero las presentes elecciones, tanto gallegas como vascas, son un ejemplo de división y fragmentación, lo cual, de acuerdo con algunos politólogos, puede sumar más que restar. ¿Por qué? Porque puede conseguir que muchos abstencionistas encuentren, esta vez sí, una opción atractiva a la que votar. En Euskadi, el debate no es sólo izquierda-derecha, sino también nacionalismo-constitucionalismo, y en este caso la evidente novedad es el regreso de la izquierda abertzale, que multiplica exponencialmente las opciones del nacionalismo radical. En Galicia, en cambio, una de las comunidades autónomas que más abstención registra en cada convocatoria electoral, la Syriza de Beiras (AGE) puede agitar el electorado. O no.

6. La última oportunidad para la izquierda gallega (o casi)

Si la crisis, los recortes y la erosión del PP no les llevan hasta el Gobierno, la izquierda gallega puede tener ante sí una larga etapa de oposición. Núñez Feijóo ha confirmado que, si gana las elecciones, reformará el sistema electoral gallego para que sea menos proporcional respecto a la población: su propuesta daría más peso a las dos provincias del interior –menos pobladas, pero donde el PP arrasa– frente las dos provincias atlánticas –donde el PP no tiene tanta fuerza–. Con esa reforma electoral, la derecha prácticamente blindaría la Xunta de Galicia: la izquierda no gobernaría ni siquiera repitiendo los resultados que permitieron tumbar la mayoría absoluta de Manuel Fraga en 2005. Con el reparto de escaños que defiende Núñez Feijóo, sería necesaria una mayoría de izquierdas abrumadora, que hoy parece imposible, para sacar al PP del poder.

7. Rubalcaba y el día después

Once meses después de lograr el peor resultado de un candidato socialista en unas elecciones generales y al frente del PSOE con menos poder local y regional, Alfredo Pérez-Rubalcaba no puede permitirse ni un disgusto este domingo. El PSE sólo podrá seguir en el Gobierno vasco si es haciendo lehendakari a Urkullu, y puede que ni siquiera. La derrota de López se da por descontada, pero si a ella se añade un mal resultado en Galicia, Rubalcaba se habrá quedado sin línea de defensa. Sin Euskadi, sólo quedarán Asturias y Andalucía en manos socialistas. Y esta última, el principal bastión del PSOE, se puso de lado de Carme Chacón en el Congreso que designó a Rubalcaba secretario general. El domingo por la noche pueden empezar los movimientos de quienes están esperando su oportunidad para promover un cambio en el liderazgo socialista. Si Vázquez se convierte en el próximo presidente de la Xunta, los críticos con Rubalcaba no desaparecerán; seguirán aguardando su momento más propicio.

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