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Córcega mira de lejos a Cataluña

Córcega mira de lejos a Cataluña

EFE

Bastia (Francia) —

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Cataluña se ha situado en las elecciones regionales corsas como una referencia lejana para los nacionalistas, que apuestan por una autonomía plena antes de adentrarse en la vía de la independencia.

En la víspera de unos comicios de los que saldrá el nuevo ejecutivo local, incluso el único que propone claramente un referendo de autodeterminación, Paul Félix Benedetti, que critica por precipitada la estrategia del expresidente catalán Carles Puigdemont, retrasa ese escrutinio para 2032.

La otra lista nacionalista, mayoritaria y encabezada por el jefe del Consejo Ejecutivo, el autonomista Gilles Simeoni, y por el independentista Jean Guy Talamoni, presidente de la Asamblea, ha encontrado su equilibrio en la obtención en tres años de un estatuto de autonomía y en su aplicación en los siguientes diez.

“El modelo catalán no es transferible a Córcega”, asegura a EFE Simeoni, para quien entre ambas regiones “hay ciertos parecidos, pero diferencias muy fuertes en un plano económico, demográfico e institucional”.

Una economía que apenas representa el 0,4 % del PIB nacional, dependiente del turismo y con poca producción industrial, y una lengua propia considerada en peligro de extinción son algunas de las divergencias que frenan los paralelismos en Córcega, cuya población roza los 324.200 habitantes, frente a los cerca de 7,5 millones de catalanes.

El hecho de que el 20,5 % de sus habitantes vivan bajo el límite de la pobreza, según destacó hoy el periódico local “Corse Matin”, es otro de los puntos que en la llamada isla de la belleza, patria del emperador Napoleón, mitigan el grito independentista.

“En la vida siempre hay que tener ejemplos, pero hay que ser razonable”, dice a EFE Jean Felix Carlotti, miembro del Partitu di a Nazione Corsa (Partido de la Nación Corsa) y uno de los cerca de 2.000 simpatizantes que el jueves acudió al último mitin de la coalición nacionalista, en Bastia.

Un público heterogéneo, reflejo de que esa causa no atañe a una única clase social, y muchas banderas corsas ondeando al son de la música local dieron un impulso final a ese encuentro, previo a unas elecciones en las que siete listas se disputan el poder.

El único proyecto tangible para el desarrollo de Córcega, según añade la joven Anaïs Orsini, de 23 años, es de momento el de la autonomía: “Cataluña es un buen modelo, pero no se corresponde con lo que podemos hacer”.

Córcega, según ha destacado en esta campaña Simeoni, está en un punto de partida, comparable al de la región catalana antes de la aprobación del estatuto de autonomía en 2006, y pelea por la descentralización, por poderes plenos, en un Estado que subraya que hay una sola nación, la francesa, y un solo idioma, el francés.

Superados, sin embargo, 40 años de lucha armada, que terminaron cuando en 2014 el Frente de Liberación Nacional de Córcega (FNLC) anunció su desmilitarización, los nacionalistas creen que para sus aspiraciones no hay vuelta atrás.

Los comicios de mañana y del día 10, que elegirán al equipo dirigente de la nueva colectividad única corsa -fruto de la fusión a partir del 1 de enero de sus dos departamentos actuales- son vistos como una reválida, o no, de la labor emprendida desde que llegaron por primera vez al poder en 2015.

De ver admitidas en París sus reivindicaciones, que incluyen una amnistía para los llamados presos “políticos”, la coalición nacionalista quiere dejar en manos de los corsos qué camino emprender después.

Cataluña recibe cierta simpatía, incluso por el candidato Jean-Charles Orsucci, que encabeza la lista apoyada por el partido del presidente, Emmanuel Macron.

“Cuando defiende su identidad y su cultura es algo que podemos suscribir, (...) pero si estamos frente a un egoísmo regional, no estamos de acuerdo. Somos partidarios de la preservación de las identidades, pero si no hay solidaridad en Europa ya sabemos que acaba, como cada vez, en guerra”, concluye.

Córcega celebra mañana la primera vuelta de sus elecciones regionales, de las que saldrá su nuevo Gobierno y Asamblea y que son simbólicas para los nacionalistas porque el próximo Ejecutivo concentrará todo el poder local.

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