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Destituciones, heridos y violentos: lo que Interior no explica sobre el 22M

Ignacio Cosidó durante la comparecencia en el Congreso

Irene Castro

La comparecencia del director general de la Policía, Ignacio Cosidó, para rendir cuentas ante los errores del dispositivo organizado tras las 'Marchas de la dignidad' ha dejado silencios. El máximo representante policial ha defendido el diseño del despliegue, que terminó con altercados violentos que provocaron 101 heridos, de los que 67 eran agentes.

La única depuración de responsabilidades ordenada por Interior tras la investigación interna se ha cebado con un mando de tercer nivel. Cosidó ha destituido al jefe de la primera unidad de los antidisturbios de Madrid, Francisco Javier Virseda, mientras que ha salvado al principal responsable del dispositivo y encargado de transmitir las órdenes al inspector destituido: el jefe de los antidisturbios a nivel nacional, José Miguel Ruiz Igusquiza.

Se da la circunstancia de que otro alto cargo de Interior en la cadena de mando del 22M, aunque no estaba en el terreno pero sí supervisando la operación, el comisario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Sánchez Núñez, fue enviado a Ceuta como jefe superior de Policía tan solo tres días después del 22M. Cosidó ha tocado a su jefe y a su subordinado, pero no al reponsable del operativo.

Y eso que Igusquiza recibió duras críticas, tanto de los agentes sobre el terreno como de los sindicatos policiales, por dar la orden de no actuar mientras los agentes de varias unidades eran agredidos. Sin embargo, Cosidó ni siquiera le ha mencionado cuando los diputados le han preguntado directamente quién daba las órdenes, ante la evidencia de que el jefe de la primera unidad de antidisturbios no las daba por su cuenta.

La grabación de las conversaciones en uno de los furgones policiales durante los altercados que publicó eldiario.es reveló el enfado de los agentes con la orden de Igusquiza, identificado como 'Marte' durante el dispositivo. “En las posiciones en las que estamos, estáticos. ¡Quietos!”, ordenó el inspector ahora destituido trasladando una orden de su superior, José Miguel Ruiz Igusquiza, que decidió esa noche comandar el operativo personalmente. Los agentes reaccionaron con enfado: “Si tú no sabes de esto. ¿Para qué dices que todo el mundo quieto? Ya está, soy comisario de no sé qué y digo: ¡Todo el mundo quieto!”.

El diputado de la Izquierda Plural, Ricardo Sixto (IU), ha insistido en que “lo que de verdad necesitan las UIP es el cambio de los mandos” y ha añadido que si éstos no se producen, su grupo pedirá la dimisión del propio Cosidó.

El portavoz del PSOE en la Comisión de Interior, Antonio Trevín, ha calificado como una “broma” que Cosidó haya intentado “solventar todos los problemas con un cese policial de tercer o cuarto nivel”.

Cosidó ha defendido el diseño del despliegue y solo ha reconocido fallos de coordinación y comunicación durante el operativo. No obstante, el principal error de comunicación ni siquiera puede ser atribuido al inspector destituido: fue el aviso de un agente de Información sobre las coordenadas en las que sus compañeros estaban siendo atacados. El 'secreta' se equivocó al dar la dirección por lo que la unidad de refuerzo se trasladó a la Castellana mientras que las agresiones tenían lugar en Recoletos, por lo que la llegada de la ayuda se demoró.

Ni una alusión a los ciudadanos heridos

Cosidó dio información detallada sobre los agentes heridos –siete de ellos siguen de baja– e incluso se trasladó al Congreso con material policial para evidenciar la violencia perpetrada contra los agentes: un casco roto, un escudo reventado y un chaleco antibalas rajado por un arma puntiguada. Sin embargo, no hizo ni una sola mención a los 34 ciudadanos que resultaron heridos en los altercados.

Esta fue una de las quejas de los grupos de la oposición, que recriminaron al máximo responsable de la Policía que no aludiera siquiera al joven que perdió un testículo durante los disturbios y a otro que perdió un ojo. Uno de los portavoces le preguntó directamente si esas personas heridas habían participado en la violencia contra los agentes. Sin embargo, Cosidó dio la callada por respuesta.

“De los ciudadanos heridos no ha dicho nada”, ha expresado Antonio Trevín en declaraciones a eldiario.es y ha añadido: “Ni tampoco de los ciudadanos pacíficos que quedaron atrapados en los altercados”.

Cambio en el foco de los grupos violentos

La primera atribución de culpa sobre los acontecimientos violentos recayó sobre Resistencia Galega. Un informe de la Brigada de Información de la Policía Nacional aseguró, a través de un atestado policial, que fue "una escisión" del grupo la que organizó los disturbios que se produjeron la noche del 22M. Sin embargo, Cosidó ha eliminado esa versión en su discurso en el Congreso.

En este caso, el director general de la Policía ha señalado que detrás de los incidentes violentos estuvieron entre 30 y 40 grupos ultras de ideología anarquista, antifascista, independentista y de extrema derecha, entre los que destacó a los Bucaneros, Askapena, Jaleo, Enekaren, Bandera Negra o Brigada 13 de noviembre.

Antonio Trevín ha destacado que Cosidó ha tenido “contradicciones” con las explicaciones que se dieron al principio y lo que ha dicho en la comisión: “Primero dijeron que la violencia la provocaron radicales que vinieron de fuera pero ha quedado constatado que había muchos de los habituales de las manifestaciones de Madrid. El diputado socialista atribuye estas contradicciones a un ”fallo de inteligencia e información“.

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