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Las docentes admiten que mostraron sus firmas pero no para falsificar el acta de Cifuentes

Cifuentes: realmente no defendí el trabajo de fin de máster, lo entregué
Madrid —

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Madrid, 22 ene (EFE).- Las dos profesoras cuyas firmas aparecen falsificadas en el acta del Trabajo Fin de Máster de la expresidenta de Madrid Cristina Cifuentes han reconocido que mostraron sus rúbricas a una de las procesadas en una videollamada pero sin saber que era para ese fin, sino creyendo que era para algo menor.

Clara Souto y Alicia López de los Mozos han declarado como testigos en el juicio a Cifuentes y a dos profesoras de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) por la falsificación del acta del TFM de la expresidenta.

Lo han hecho después de que la expresidenta haya desvelado al inicio de la sesión de este viernes que realmente no defendió ese trabajo en 2012, sino que lo entregó y lo explicó “en líneas generales” a varias personas en un acto “muy informal”, y ha reiterado que no ha encontrado ningún trabajo de ese curso.

La profesora Clara Souto, que fue una de las dos docentes cuya firma fue falsificada en el acta de Cifuentes, ha reconocido que entre la procesada Cecilia Rosado, Alicia de los Mozos y ella era habitual que las unas se firmaran por las otras para ayudarse, pero en asuntos menores.

Es por ello que cuando Rosado la llamó el día que saltó el escándalo del máster ella se prestó a exhibir su firma por videollamada sin plantearse para qué.

“No me preocupé en ningún momento ni pregunté lo que estaba pasando, estaba convencida de que era un problema menor, sin importancia y Cecilia tampoco me dijo para qué, de eso ya me enteré por la noche”, ha sostenido.

Tampoco lo hizo previamente cuando le llamó el catedrático Enrique Álvarez Conde -director del Instituto que daba el máster y procesado hasta su fallecimiento en 2019-, quien la llamó y le dijo que “había un problema con el máster”, le preguntó si podía contar con ella y ella accedió porque entendió “que era un problema de una asignatura”.

Cuando más tarde se percató de la dimensión del asunto, fue con Rosado a casa de Conde para pedirle que saliera a decir la verdad, que era que ellas no habían formado parte de ese tribunal, y el catedrático les dijo que “lo iba a solucionar todo”. Por eso acudieron días después a una reunión en el despacho del letrado de Conde.

“Pero nos encontramos que la situación era la contraria, que siguiéramos diciendo que formamos parte de ese tribunal, debíamos seguir manteniendo esa versión... estaba en shock”, ha asegurado Souto, si bien ha precisado que ella no recibió presiones de Conde, sino que éste le reveló que a él si le presionaban desde rectorado y círculos políticos, aunque nunca le dio nombre alguno.

Muy nerviosa y sin recordar muchas cuestiones, Souto ha señalado que ella no estuvo el 2 de julio de 2012 en ningún tribunal evaluando el TFM de Cifuentes y ha apuntado a la “jerarquía muy marcada” que ejercía Conde para justificar muchas circunstancias del máster como, por ejemplo, que su firma aparezca en cuatro actas de alumnos del año de Cifuentes sin que ella la reconozca.

Por su parte Alicia López de los Mozos ha relatado que, al ver en la televisión que su firma aparecía en el acta del TFM de Cifuentes, llamó a Álvarez Conde para “pedir explicaciones”, y él no le aclaró lo que pasaba.

Luego Cecilia Rosado le pidió que le diera su firma sin especificarle para qué, y ella entendió que era porque “buscaban información sobre el máster”, a pesar de lo cual se negó en un primer momento, pero luego la mostró por videollamada.

En los días siguientes decidió contar que ella no había estado en ese tribunal y entonces recibió “presiones” y “coacciones” de Álvarez Conde, quien le dijo que no apoyarle tendría “consecuencias”, algo que la distanció de Rosado y de Couso, quienes según ha explicado sí se reunieron con el catedrático en su casa.

El juicio, que se ha suspendido durante dos horas para comer, continuará esta tarde.

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