Donas, un pueblo orgulloso de su vecino Antonio Guterres

El pueblo de Donas, una localidad rural de apenas 700 habitantes del centro de Portugal, celebra con entusiasmo que su paisano Antonio Guterres haya sido el elegido para ostentar el cargo de Secretario General de Naciones Unidas a partir de enero de 2017.

António Manuel de Oliveira Guterres (Lisboa, 1949) es conocido entre las gentes de esta localidad, ubicada al pie de la Sierra de la Gardunha, con el sobrenombre de “Toni”, que es como le llamaban sus padres y sus amigos.

“Siempre ha sido un vecino más del pueblo”, a pesar de que se fue con sus padres para Lisboa al poco tiempo de iniciar sus estudios en la escuela, aseguran los vecinos de la localidad en la que pasó parte de su infancia.

El alcalde de Donas, Manuel Trinidad, abrumado en la jornada de hoy por la presencia de numerosos medios de comunicación, explicó a Efe que “el ingeniero Antonio Guterres es una persona humilde, con mucho corazón, con un alma muy grande”.

Sus valores y su rectitud le han valido que la avenida principal de este municipio, a menos de un kilómetro de Fundao, la capital de la comarca, lleve el nombre de “Avenida del Ingeniero Antonio Guterres”, para que siempre quede en la memoria de sus vecinos el buen quehacer del hoy propuesto como próximo Secretario General de Naciones Unidas.

“Él siempre ha sido muy inteligente y también una persona muy seria”, aseguró a Efe su amigo José Moreiras, el herrero de la localidad.

Recuerda Moreiras que cuando está Antonio Guterres en el pueblo, él es el que sube al altar en misa para leer la Epístola, ya que “siempre ha hablado muy bien”.

“De niño, antes de ir a la escuela, ya sabía leer y escribir”, asegura.

Cualquier vecino del municipio lo recuerda de muy niño como una persona que siempre iba paseando con algún libro debajo del brazo, ya que es un apasionado de la lectura.

Sus valores de político comprometido hacen que las gentes de esta comarca portuguesa, una zona próxima a las provincias españolas de Salamanca y Cáceres, lo recuerden como el político que desde su cargo de primer ministro impulsó la creación de la Autovía A-23, que vertebra el interior con la capital lusa.

Sin embargo, en la memoria de Donas, de sus vecinos, siempre prevalecerá el hecho de que Antonio Guterres no podía ver caminar descalzos a los niños.

“En cuanto veía a algún niño descalzo con los pies ensangrentados, rápidamente hablaba con sus padres y conseguía el dinero para que tuvieran unos zapatos”, explicó a Efe la señora María Salette, que vive en la calle San Roque, junto a la Iglesia, donde aún conserva la casa Antonio Guterres.

En el pueblo, el próximo secretario general de la ONU también tiene un museo que lleva su nombre, aunque desde hace medio año todas sus piezas se están limpiando y se está preparando un nuevo edificio, según el Ayuntamiento.

“Lo inauguraremos cuando Antonio Guterres pueda venir al pueblo, que seguro que será muy pronto”, concluye el alcalde, quien se mostró muy orgulloso ante los medios de comunicación de tener un amigo, paisano y compañero de política que ocupará el cargo de Secretario General de Naciones Unidas.