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Las elecciones turcas a la sombra de una posible crisis económica

Turquía celebra este domingo unas elecciones clave para su futuro

EFE

Estambul —

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Las elecciones presidenciales y legislativas de este domingo en Turquía se celebran a la sombra de una posible crisis económica, cuyos indicios son la fuerte depreciación de la moneda local a mínimos históricos y una fuerte subida de la inflación, en medio de altas tasas de crecimiento.

Los candidatos que quieren arrebatar la presidencia al islamista Recep Tayyip Erdogan critican sus grandes proyectos urbanísticos y la lenta reacción del gobierno ante el aumento de la inflación.

Erdogan asegura que todas las incertidumbres económicas se despejarán con la reforma constitucional que se aplicará tras las elecciones, que otorga todo el poder ejecutivo al presidente, y la lira turca volverá a ser una moneda fuerte.

Sin embargo, la caída de la moneda, que ha perdido el 20 % frente al dólar en menos de medio año, ha causado gran preocupación ciudadana, incluyendo al propio presidente, que llegó a pedir hace unas semanas a los turcos a que vendan sus dólares.

A pocos días de las elecciones, un dólar equivale casi 4,70 liras (un euro 5,50 liras), el doble que hace solo cinco años.

Con un crecimiento situado oficialmente en el 7,4 % el año pasado, muchos analistas en Turquía creen que la economía empieza a dar signos de “recalentamiento”.

El AKP, en el Gobierno desde 2002, impulsó la economía gracias a políticas de crédito fácil que estimularon el consumo a corto plazo, al tiempo que crearon muchos puestos de trabajo y mejoraron la calidad de vida para gran parte de los ciudadanos.

Sin embargo, el crecimiento ha dependido mucho del consumo interno, con un elevado nivel de importaciones, lo que ha causado un notable déficit de cuenta corriente, que alcanza actualmente un 5 % del Producto Interior Bruto (PIB).

“La alta tasa de crecimiento hace que no se van las dificultades reales que enfrenta la economía turca en este momento. Esto ocurre con muchas economías emergentes”, explica Ahmet Öncü, profesor de economía en la universidad de Sabanci.

“La otra realidad es que Turquía se está dirigiendo hacia una situación de ”estanflación“, es decir, un alto desempleo (10,6 %) y una alta inflación (12,2 %)”, asegura en declaraciones a Efe.

“La actual situación de incertidumbre política provoca que la fragilidad económica crezca a diario”, agrega el analista.

Al importar más de lo que exporta, Turquía necesita inversiones extranjeras, que ha encontrado en los últimos años sobre todo el fondos provenientes de los países árabes del Golfo.

Las empresas turcas acumulan una gran deuda externa, equivalente al 40 % de la producción económica del país, por lo que las dificultades de pago afectar cada vez más a los bancos turcos.

El Banco Central turco, al que Erdogan se enfrenta desde hace años por su política monetaria y de intereses, insiste en la necesitada de aumentar las tasas de interés para frenar la inflación, que alcanzó el 12,2 % el pasado mayo, y reducir el déficit en cuenta corriente.

El pasado 7 de junio, el banco emisor subió la tasa de interés básico por tercera vez desde mayo hasta el 17,75 %.

“Esto constituye un serio riesgo político para el gobierno. Unas tasas de interés altas también pueden empujar la economía hacia el estancamiento”, advierte del analista.

Mientras, la inflación también empieza a sentirse con fuerza en los comercios minoristas del país eurasiáticos.

Arslan, que regenta un pequeño colmado en el barrio de Kasimpasa, en el lado europeo de Estambul, cuenta a Efe que le cuesta mantener los precios a nivel aceptable para sus clientes.

“Intentamos aumentar los precios a un mínimo de productos, pero es difícil mantenerlos. Con la caída de la lira la gasolina también ha aumentado y no queremos perder dinero”, se lamenta.

Mientras, otros comerciantes se ven sometidos a un vaivén de precios, según el cambio diario de la lira respecto al dólar y al euro.

Es el caso de Serkan, que vende alfombras en una tienda situada en uno de los barrios más turísticos de la ciudad euroasiática.

“Cuando los turistas ven que por un euro pueden tener ya más de cinco liras se animan más a comprar. Nosotros ajustamos a diario los precios según el valor de la lira. Es un cálculo mental constante”, explica el vendedor.

El analista Öncü cree que el AKP pagará en las elecciones las dificultades que enfrentan los comerciantes, que constituyen la base del tejido económico del país y que hasta ahora apoyaban a Erdogan.

“La pequeña y mediana empresa empiezan a notar el aumento de los precios. Esto puede alejar el apoyo de los comerciantes al AKP. Podemos esperar sorpresas en las urnas este domingo”, vaticina.

Por Lara Villalón

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