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Los estudiantes toman las riendas de las protestas en el Líbano

EFE/EPA/WAEL HAMZEH

EFE

Beirut —

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La joven Ocean el Shaar enarbola la bandera de su país mientras camina junto a cientos de estudiantes de la Universidad Libanesa por el centro de Beirut reclamando a gritos el derecho a poder “construir” un futuro sin los gobernantes que lo han llevado al colapso económico.

Es el turno de los universitarios en las protestas. Desde hace días han salido a las calles como “libaneses” y ahora también como “estudiantes” para tomar las riendas de una revolución que comenzó el pasado 17 de octubre y no quiere terminar hasta que todo “el régimen” sea expulsado.

La marcha partió hoy desde la Universidad Libanesa encabezada por un vehículo con altavoces y cinco personas asomando por las ventanillas ataviados con accesorios que hacían referencia a las diferentes religiones del país.

Así llegaron a la sede del Gobierno, donde pese a la fuerte protección hay algunas tiendas de campaña instaladas por las manifestantes.

TURNO DE LOS ESTUDIANTES

“Estamos aquí para pedir a nuestros profesores que se unan a nosotros, que salgan a las calles, para pedir más fondos, ya que no hay dinero para los laboratorios, para las investigaciones, y somos capaces de hacerlo”, señala la joven de 22 años y estudiante de Ingeniería en la Universidad Libanesa, la única pública del país.

Además, el pago de las tasas en dólares de los centros educativos preocupa a la mayoría de los estudiantes, que reclaman que sea en la moneda local, libras libanesas.

La mayor parte de los productos de consumo son importados y pagados con la divisa verde pero los bancos han limitado la disposición de los dólares por la falta de liquidez y en un momento en el que las sucursales bancarias han cerrado hoy de nuevo, tras estar dos semanas con las verjas echadas al principio de las protestas.

El Parlamento suspendió hoy una sesión para tratar numerosas medidas que buscan descongestionar la parálisis institucional y luchar contra la corrupción en el país, una de las grandes taras y motivos que ha provocado que el Líbano sea uno de los países más endeudados del mundo.

“La sesión del Parlamento para hoy ha sido pospuesta. No quieren admitir el problema que hay”, subraya la joven El Shaar, que camina entre la multitud con la bandera rojiblanca del Líbano puesta como una capa.

IRSE o RECONSTRUIR EL LÍBANO

El Shaar duda, como muchos de sus amigos han hecho, sobre si abandonar el país mediterráneo o quedarse.

“Definitivamente me quiero quedar aquí, pero no puedo permitirme un apartamento ni puedo tener un trabajo”, apunta.

Eli Yazbeck, de 24 años y estudiante de Diseño Gráfico en la privada Universidad del Santo Espíritu de Kaslik, iba a irse pero decidió quedarse en el Líbano.

“Estaba trabajando para obtener un visado fuera del país, pero paré todo. Tenía un trabajo esperándome fuera. Voy a quedarme y construir este país de una manera civilizada, sin corrupción, discriminación, sexismo y homofobia”, explica Yazbeck desde el frente de la protesta.

“Llevamos (protestando) cinco días como estudiantes, estamos aquí para luchar hasta el último aliento. La gente está hambrienta, necesitan tener acceso a las cosas que necesitan, nos queda mucho por hacer”, afirma.

Agrega que desde el primer día de las protestas, que se desataron cuando el Gobierno quiso aplicar una tasa a las llamadas de servicio de mensajería como Whastapp o Viber, que posteriormente fue retirada, se han venido concentrando como “libaneses”.

“Hay mucho que construir, hay que mostrar que la nueva generación quiere reconstruir este país”, añadió sobre una nación que fue asolada por dos guerras que dejaron cicatrices que aún se pueden ver en los edificios del país.

Isaac J. Martín

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