Francia formaliza la retirada de su misión militar en la República Centroafricana

El ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, formalizó hoy la retirada de la misión militar Sangaris, que fue desplegada por Francia en la República Centroafricana en 2013 para poner fin a los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes que han causado miles de muertos en los últimos años.

“La misión Sangaris ha cumplido plenamente sus objetivos”, afirmó el ministro francés en un discurso ante el Parlamento en Bangui, donde se trasladó para formalizar la retirada de la operación francesa.

Según Le Drian, esto no significa que Francia abandone la República Centroafricana, ya que “la retirada será compensada por una mayor presencia francesa en la misión de Naciones Unidas en el país (MINUSCA)”.

“En los tres años de presencia, la misión Sangaris ha contribuido de manera significativa a la estabilización del país”, aseguró el ministro, que insistió en que la operación francesa ha ayudado a salvar “muchas vidas”.

Además, “ha acabado con el caos, ha acompañado el aumento de las fuerzas internacionales y ha permitido la celebración de elecciones democráticas. Eso nadie lo puede poner en duda”, aseveró.

La reputación de las tropas francesas en la República Centroafricana se ha visto salpicada por las acusaciones de abusos sexuales, en particular a menores, y malos tratos.

En julio pasado, el presidente francés, François Hollande, ya anunció el fin de la operación militar Sangaris, con la que actualmente 350 soldados franceses constituyen “una reserva táctica” de los cascos azules desplegados por la misión de la ONU para el mantenimiento de la paz.

En los momentos de mayores tensiones, Francia tuvo en el país hasta 2.500 militares, aunque esa cifra se redujo ya a 900 en los meses que precedieron la elección presidencial, en diciembre de 2015.

La situación de seguridad ha empeorado en los últimos meses en la República Centroafricana, con un repunte de los incidentes violentos tanto en la capital como en el resto del país, y especialmente en el norte, donde hay grandes zonas controladas por grupos armados.

En la última semana, nuevos enfrentamientos entre las milicias cristianas “Anti-Balaka” y los rebeldes musulmanes de Séléka han causado al menos 25 muertos en el centro del país, según la MINUSCA.

El país vive un complicado proceso de transición desde que en 2013 los exrebeldes Séléka derrocaran al presidente François Bozizé, desatando una ola de violencia sectaria entre musulmanes y cristianos que ha causado miles de muertos y ha obligado a cerca de un millón de personas a abandonar sus hogares.

La elección de Faustin Archange Touadéra como nuevo presidente en febrero de este año debía abrir una nueva etapa para República Centroafricana, que sin embargo todavía tiene muchos problemas para controlar a los grupos rebeldes en zonas alejadas de la capital.

Naciones Unidas tiene desplegados en el país cerca de 13.000 agentes, incluidos más de 10.000 militares y más de 2.000 policías, con el fin de ayudar a estabilizar la situación tras años de conflicto armado y recientemente aprobó prolongar la misión hasta noviembre de 2017.