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El único gobernador comunista de Brasil ve a Bolsonaro como un “profeta del caos”

El gobernador del estado de Maranhao (nordeste), Flávio Dino, habla durante una rueda de prensa en Sao Paulo (Brasil).

EFE

Sao Paulo —

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Único gobernador comunista de Brasil, Flávio Dino, responsable de la región de Maranhao, ve al presidente del país, el ultraderechista Jair Bolsonaro, como un “profeta del caos” en medio de la crisis del coronavirus, pero recalca que, pese a que “existen motivos”, no “hay espacio” para discutir su destitución en plena pandemia.

En una entrevista con Efe, Dino, dirigente del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y una de las principales voces opositoras a Bolsonaro, aplaude la aproximación de la izquierda a líderes de centro-derecha, como el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria.

El objetivo: tejer “un frente común” para enfrentar la estrategia “perversa” del presidente brasileño, uno de los más escépticos sobre la gravedad de la COVID-19, enfermedad causada por el coronavirus.

El gobernador de Maranhao, que cuenta con unos 7 millones de habitantes y es uno de los estados más empobrecidos de Brasil, es signatario de un manifiesto que pide la renuncia de Bolsonaro, pero aclara que esa salida se debe de producir después de la pandemia.

P. ¿Como evalúa la gestión del Gobierno del presidente Jair Bolsonaro durante a crisis del COVID-19?

R. Partió de una premisa equivocada y esa premisa explica el conjunto de errores. Su premisa es negacionista y se basó en la idea de que (el coronavirus) es una gripecita, cuando todo el mundo ya veía que se trataba de una gravísima crisis sanitaria. Él minimizó el problema por motivos ideológicos, basados en ese ideario de extrema derecha que el profesa, y no preparó Brasil (...)

Hoy tenemos un escenario de gigantesca dificultades y agravadas por las omisiones y actitudes equivocadas del presidente Bolsonaro.

P. ¿Considera que el discurso de Bolsonaro (contrario al aislamientos social) ha dificultado el trabajo de los gobernadores a la hora de convencer a la población de quedarse en casa?

R. El presidente de la República es la más alta autoridad (del país), ejerce una serie de poderes materiales y prácticos y también simbólicos, como el poder de la palabra presidencial, que tiene un papel de persuasión y disuasión, no solo entre sus seguidores más fieles, sino también en el conjunto de la sociedad. Y eso hace que los gobernadores tengan sobre sí un esfuerzo adicional. Además de tomar decisiones, los gobernadores tienen que luchar en los tribunales porque el propio Gobierno federal intenta derribarlas y luchar para convencer al conjunto de la sociedad de que lo que el presidente dice y hace no es lo correcto.

El presidente de la República intenta imputar a los gobernadores la culpa de una crisis económica preexistente, agudizada con el coronavirus. Eso es perverso.

P. ¿Cómo evalúa la destitución del ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, promotor de las cuarentenas en Brasil?

R. No conozco ningún caso en la historia de Brasil en que un presidente, en vez de mitigar la crisis, sea un agente catalizador de la misma, como si fuera un caballero del apocalipsis, un profeta del caos. Eso empieza con la desestructuración de su propio equipo en el peor momento. No es adecuado cambiar la tripulación de un barco en medio de un tsunami, eso puede hundir el barco.

P. Usted y otros líderes políticos del campo progresista firmaron un manifiesto pidiendo la renuncia del presidente. ¿Considera que la salida de Bolsonaro es adecuada en el momento actual?

R. Consideramos que el manifiesto cumple varios papeles y sobre todo ofrece una perspectiva para después de la pandemia. Creo que en este momento no hay espacio para discutirse un impeachment (juicio político con vías de destitución) o nada de ese tipo, aunque haya motivos constitucionales.

Hemos presentado un plan de emergencia, económico y sanitario, pero después necesitaremos una salida institucional (...) Después de la crisis sanitaria vamos a enfrentar una crisis gigantesca que puede traducirse en una crisis social y de la democracia y es difícil imaginar eso con Bolsonaro en el comando.

P. El gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, y el Río de Janeiro, Wilson Witzel, se han convertido en la cara más visible de la oposición a Bolsonaro y esa oposición parte de la propia derecha y no de la izquierda. ¿Cómo evalúa el papel de la izquierda en esta crisis? ¿Cree que está faltando articulación?

R. En esta crisis hemos conseguido lo principal, que es atraer fuerzas ajenas al campo de la izquierda hacia nuestras posiciones. No basta que la izquierda tenga razón, tiene que tener capacidad para que sus propuestas sean victoriosas (...)

Pero más que ver como un problema el hecho que Doria y Witzel tengan una posición más crítica (hacia Bolsonaro), creo que es un éxito por parte nuestra. Significa que nuestra perspectiva política fue más acertada. Eso se ha traducido en medidas concretas, como la aprobación de una renta básica (de 600 reales o 120 dólares), una tesis tradicional de la izquierda brasileña, que acabó siendo victoriosa.

P. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) llegó a elogiar el papel del propio Doria por su gestión en la crisis del coronavirus. ¿Cree que existe algún tipo de aproximación por parte del arco progresista al gobernador de Sao Paulo?

R. En lo que se refiere al campo electoral, no creo. No obstante, desde el punto de vista de la política y la gestión acaba siendo positivo, porque cuando amplías el conjunto de fuerzas, naturalmente es más viable que nuestras tesis sean acogidas.

O creamos un frente amplio de nuestro lado, o el frente amplio está en el otro lado, contra nosotros. Ese frente amplio es importante en este momento, pero difícilmente creo que se traducirá en un proyecto electoral en común en 2022.

P. Maranhão es una de las regiones más pobres de Brasil. ¿Cómo cree que impactará dicha crisis en el estado?

R. Probablemente habrá un ciclo de empobrecimiento en Brasil y eso afecta a Maranhão. La políticas sociales compensatorias, que ya eran necesarias, ahora son imprescindibles para garantizar la supervivencia de las personas. Nuestra estimativa es que la renta básica llegue aquí a 4 millones de personas, de un total de 7 millones de habitantes.

P. El estado de Maranhão importó respiradores y máscaras desde China a través de Etiopía para evitar que el material fuera confiscado por otros países o por el propio Gobierno Federal. ¿Cómo se organizó dicha estrategia que muchos han calificado como “operación de guerra”?

R. Hay una súper demanda frente a una deficiencia de oferta y eso hace que un conjunto de empresas y también de gobiernos usen una serie de instrumentos para conseguir recibir esos productos. En nuestro caso, tuvimos tres intentos (de compra) frustrados debido a la operación de otros gobiernos u otras empresas.

Desarrollamos una estrategia gracias a dos empresas brasileñas que actúan en Maranhão y nos ayudaron en eso. Felizmente esas empresas identificaron esa ruta pasando por Etiopía y fue posible (traer la carga). Todo ocurrió sin ningún problema.

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