Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La confesión de la pareja de Ayuso desmonta las mentiras de la Comunidad de Madrid
El plan del Gobierno para indemnizar a las víctimas de abusos agita la Iglesia
Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal
Noticia de agencia

Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Esta información es un teletipo de la Agencia EFE y se publica en nuestra web de manera automática como parte del servicio que nos ofrece esta agencia de noticias. No ha sido editado ni titulado por un periodista de eldiario.es.

El pueblo indígena de San Juan Sacatepéquez de Guatemala se aboca a las urnas

El pueblo indígena de San Juan Sacatepéquez de Guatemala se aboca a las urnas

EFE

Guatemala —

0

La neblina característica de las primeras horas de la mañana de San Juan Sacatepéquez, en Guatemala, se disipó este domingo con el desarrollo de una multitudinaria misa en la Iglesia Católica del Pueblo, abarrotada por unas 5.000 personas que eran esperadas por los centros de votación instalados a los costados del parque central.

Es el inicio de la jornada electoral en Guatemala, en la que se definirá el futuro político del país, en una de las demarcaciones con mayor afluencia de votantes indígenas en el departamento central guatemalteco.

Miradas reflexivas y semblantes duros a la salida de la entrada principal de la iglesia que en su fachada principal advierte con un mensaje la razón de ser del pueblo: “Entre los nacidos de mujer, nadie es más grande que Juan”.

Atentos a las palabras del padre, que llamó a un voto consciente y analizado, una vez terminada la eucaristía rodearon los centros de votación: la mayoría aún con dudas de la mesa donde debían depositar sus papeletas y un alguacil del Tribunal Supremo Electoral dirigiendo la orquesta de las personas confusas.

Para uno de los lustradores que cada mañana busca limpiar y dejar relucientes los calzados de los sanjuaneros, que tiene 10 años de trabajar en la esquina de la iglesia y los arcos de la Plaza Cataluña, el día estaba “algo silencio”, pues considera que mucha gente ya no viene a votar al pueblo porque “ahora instalaron centros de votación en las aldeas”.

A un lado del lustrador, un hombre veía detenidamente la portada de un diario con las caras dibujadas de los candidatos. “Está difícil la decisión”, dijo a Efe, pues recuerda que en 2015 la tenía “más clara, con Jimmy Morales”.

Pero sus “chistes y promesas”, como que sería “un presidente de a sombrero” (como el título de una de las películas protagonizadas por él) “nos quedó a deber, pues fue puro chiste sin gracia”.

Una de las coordinadoras del centro de votación, María José Ortíz, oriunda de esta localidad, esperaba el término de la misa para que la gente acudiera a las urnas.

“Estamos respetando los horarios, pero vemos ya mucha gente que quiere votar, con espíritu cívico”, dijo, mientras unos señores con sombrero, mujeres con hijos al hombro y otros curiosos veían desde la calle a los encargados de mesas poner sellos a las papeletas.

Ansioso, don Tereso Guerra, un hombre de 85 años de edad, sonreía frente a su mesa de votación, la 3.422, aún cerrada. A las 7.01 hora local (13.01 GMT) ingresó finalmente.

Fue el primer votante y cuando salió celebró ser “el primero en todo”, como cuando votaba desde los años de la guerra “y más atrás”.

Tereso Guerra llegó con dos Documentos Personales de Identidad (DPI), el suyo y el de su esposa, para preguntar dónde tenía que votar ella, a quien traerá más tarde para sufragar. Una decisión, dijo a Efe, que “ya tenía tomada”, pero que “costó tomar”.

Detrás de él sonreía Carmela Subuyú mientras amasaba el maíz para formar una pupusa (una tortilla gruesa rellena de queso) y depositarla en su plancha caliente con aceite. Rodeada de comensales, dijo que “más tarde” votaría en la aldea Jocotero, pero que primero debía cumplir con su rutina: vender en la plaza, en la zona de ventas que se extiende al mercado, donde hace más de 30 años comenzó apenas siendo una niña.

La actividad popular seguía creciendo en las calles cerradas, al paso de vehículos alrededor de la plaza, donde estaban los principales centros de votación.

A un lado de los monumentales ramos de flores, entre las que destacaban las coloridas rosas, un hombre ingresaba al parque. “Ya están viniendo a votar estos hijos de la...”, mencionó con sorna a la mujer que lo tenía tomado del brazo.

La fiesta electoral seguía su curso, mientras una señora quería que su hija “universitaria” la acompañara a marcar al candidato correcto en la papeleta rosada, para alcalde. Había elegido rápidamente marcar su favorito a la Presidencia y Congreso, pero dudaba qué símbolo escoger.

“Ella es mi hija y ella me ayuda”, imploró a los encargados y fiscales, quienes negaron el acceso. Hasta que cinco minutos después, tachó una de las opciones disponibles. Todos tendrán que elegir sus casillas este domingo.

Emiliano Castro Sáenz

Etiquetas
stats