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Rajoy trata de no humillar al PSOE para lograr su investidura

Mariano Rajoy, este jueves, durante el XII congreso de la abogacía.

Luz Sanchis / Irene Castro

“Los consensos nunca son una rendición; bien al contrario, son un éxito de todos”. Con estas palabras y el desmentido de que pretende plantear exigencias al PSOE a cambio de no provocar una segunda repetición electoral, Mariano Rajoy ha decidido rebajar la presión y facilitar así el terreno para una abstención de los socialistas en su investidura.

Con la aceptación por parte de Javier Fernández, al frente de la gestora que gobierna Ferraz desde el pasado domingo, de que esa posibilidad es mejor para ellos que otra cita con las urnas, la investidura de Rajoy nunca ha estado más cerca desde el pasado 20 de diciembre. 

El líder del PP ha ido rebajando sus aspiraciones desde las elecciones y así lo ha hecho saber en sus diferentes ofertas al PSOE. La primera, la preferida, fue la de la gran coalición. El rechazo casi inmediato que recibió por respuesta le obligó a bajar escalones hasta llegar al acuerdo de legislatura. En vista de que tampoco era posible, se llegó a la última opción: la de ofrecer varios pactos en cuestiones de las consideradas “de Estado” para asegurar mínimamente la gobernabilidad.

Las sucesivas negativas de Pedro Sánchez desembocaron casi en una súplica por parte del presidente del Gobierno en funciones. “Déjennos, al menos, gobernar”, pidió desde la tribuna del Congreso el 31 de agosto en su intento de investidura. Otros dirigentes del partido insistieron en esa idea con la intención de que la responsabilidad de que España continuara sin Gobierno recayera en las filas socialistas. 

La crisis interna vivida en Ferraz este fin de semana y el derrocamiento de Sánchez como secretario general han provocado el convencimiento de que no conviene tensar más la cuerda.

“Nosotros nunca hemos hablado de condiciones”, explicaba un miembro de la dirección del PP pocos minutos antes de que su jefe asegurara lo mismo desde Torremolinos. La consigna estos días es rebajar la tensión y tratar de no humillar a los socialistas para que acuerden la decisión de abstenerse. Las amenazas más o menos veladas de que unas terceras elecciones no harán más que beneficiar al PP han pasado a segundo plano. 

“Si hay que ir, se va y el PP ganará”

“Eso era en campaña de las gallegas y vascas”, comenta un miembro de la cúpula del PP cuando se le recuerda el “si hay que ir a elecciones, se va y el PP ganará con muchos más votos” que sentenció Rajoy el 21 de septiembre. Aun convencidos de que sería así, los conservadores huyen ahora de que cale esa idea y tratan de modular su discurso para no pasar por prepotentes.

“Por si alguien no lo ha oído. La pregunta que me acaban de hacer es si estaría dispuesto o no a aceptar una abstención del PSOE sin una garantía de estabilidad”, resumía un Rajoy rodeado de periodistas e interesado en que todos oyeran bien su mensaje ya que era la primera vez que se pronunciaba tras el convulso fin de semana socialista: “Estamos dispuestos a considerar cualquier posición, porque la prioridad es formar Gobierno”.

“Veo que se especula mucho, pero no voy a poner ninguna condición. No se trata de de poner condiciones ni a unos ni a otros. Lo único que le voy a decir a Javier Fernández es que se necesita un Gobierno rápidamente y que ir a elecciones es un disparate”. Como prueba de que la búsqueda de apoyos para los Presupuestos Generales no es una de esas exigencias previas, Rajoy dejaba claro que aunque “con una abstención sería suficiente, ahora no es el momento, luego ya hablaremos de todo lo demás”. 

El presidente de la gestora ha dejado claro que su opción preferida es permitir que gobierne Rajoy para que lo haga en minoría y no con mayoría. Fernández deduce que en unas terceras elecciones el PP saldría fortalecido. En una entrevista en Al Rojo Vivo ha hablado de 150 ó 160 escaños frente a los 137 actuales. Es una creencia generalizada entre los dirigentes que participaron en la caída de Sánchez. 

Fernández no ha planteado ninguna condición a cambio de la abstención que se ha mostrado abierto a ofrecer en la investidura de Rajoy. La gestora del PSOE quiere prolongar lo máximo posible la toma de esa decisión. 

El PSOE se debate entre permitir que gobierne Rajoy o ir a terceras elecciones con un candidato “potente”, según la definición del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Será el Comité Federal el que tome la decisión definitiva previo paso por una reunión de los barones en el Consejo de Política Federal. Entre ellos tampoco tienen claro cuál es la opción que deben adoptar. 

El PSOE andaluz prepara el camino para la abstención, al igual que el presidente de la gestora: “Abstenerse no es apoyar”, reiteran. También Guillermo Fernández Vara, que aboga desde el 26J por una “abstención mínima”. En esos sectores del partido abogan por dejar que gobierne el PP y forzar desde la oposición los cambios legislativos que defienden en su programa, como el fin de la LOMCE o de la ley mordaza. No obstante, algunos socialistas apostaban por poner condiciones al PP, como la cabeza de Rajoy. Pero esas exigencias no están por ahora en la hoja de ruta de Fernández. 

Otros presidentes autonómicos, como Ximo Puig o García-Page, son partidarios de ir a terceras elecciones con otro candidato. Suena la opción de Ángel Gabilondo. Consideran que perjudica al PSOE vincular la maniobra contra Sánchez con la abstención para permitir al PP seguir en el poder. 

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