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La oposición se enzarza durante el debate de investidura fácil para Rajoy

Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría.

Gonzalo Cortizo

Con la presidencia bajo el brazo y sin recibir herida alguna. Así ha pasado Mariano Rajoy por un debate de investidura en el que el PSOE ha tenido que explicar su giro de 180 grados, para permitir con su abstención un Gobierno del PP.

Durante el debate, el candidato popular se ha permitido un anuncio: la suspensión de las reválidas a efectos académicos hasta la consecución de un pacto educativo participado por la mayoría. “Suspender, no derogar”, ha dicho Rajoy en referencia a lo que está dispuesto a hacer con la educación y, probablemente, con otras leyes que llevan su sello y que el resto discute.

Frente a esta estrategia, el socialista Antonio Hernando revindicaba hasta la saciedad sus intenciones: “Vamos a hacer de oposición. Háganse a la idea”. Hernando lo ha tenido muy difícil para explicar la nueva posición del PSOE. La amabilidad exagerada de Rajoy hacia él no le ha ayudado en la tarea.

“Yo no intento anular su labor de oposición (...). No le pediré a nadie del PSOE que se haga del PP”, aseguró Rajoy durante su réplica.

El candidato del PP se ha convertido en un personaje secundario durante el debate y ha vivido la sesión como un paseo, ante una oposición enzarzada: Podemos ha cargado contra el PSOE y Ciudadanos ha hecho lo mismo contra Podemos. En butaca de primera fila, Rajoy ha contemplado como el resto se disputaban la hegemonía de la oposición.

Pablo Iglesias ha sido el más duro con los socialistas: “No manche usted la memoria de los viejos socialistas”, le ha dicho a Hernando a quien acusó de llegar al Congreso con “una proyección de miedos”. Una tras otras, las frases de Iglesias estaban pensadas para horadar en la herida de un PSOE que con su abstención hará a Rajoy presidente: “Ustedes están más cerca del PP que de nosotros”, “le ha faltado decir que fue muy duro descabalar a Pedro Sánchez y seguir de portavoz pero que el tiempo le dará la razón”, “esta investidura es un trámite vergonzoso para el PSOE”.

Las palabras de Iglesias no han encontrado respuesta en un Antonio Hernando que ya había agotado su turno de intervención. Tras el líder de Podemos, habló Albert Rivera, que durante un buen rato también pareció olvidar que es Rajoy quien se somete a la investidura.

El líder de Ciudadanos ha exigido de Podemos que aclare “cuál va a ser su papel en esta legislatura” y les ha recriminado su intención de llevar la política a la calle: “Es un error estar en el Congreso y rodearlo, además de que científicamente es muy complicado”.

La tensión de Rivera con Iglesias es evidente y así se evidenció cuando las cámaras le captaron en su escaño llamando “gilipollas” a Pablo Iglesias. Todo, por una referencia realizada desde la tribuna en la que el líder de Podemos insinuaba que la cultura general de Rivera exige de constantes visitas a Google.

La gresca entre las tres formaciones que suceden al PP en número de diputados parece anunciarse como una constante en la legislatura que empieza. En el medio plazo, el PSOE va a tener muy complicado entrar a esa batalla con Podemos para aclarar quién está legitimado al frente de la oposición a Rajoy.

El PSOE ha llegado a este debate en un clima de absoluta tensión y sin saber qué número exacto de diputados se sumarán al ala rebelde que no asume otra cosa que no sea un voto negativo a Rajoy.

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