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La Justicia decidirá si los espectadores del Real Madrid pueden acceder al estadio con símbolos falangistas

Florentino Pérez junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy

Pedro Águeda

La Audiencia de Madrid ha admitido el recurso de La Falange contra el archivo de la querella que el partido presentó al presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y a otros cinco miembros de la directiva del club por la prohibición de acceder al estadio con simbología ultra. La bandera de la formación política fue incluida entre la parafernalia vetada en el comunicado enviado a los socios en octubre de 2014, a lo que los falangistas respondieron presentando una querella por injurias y calumnias y por un delito contra los derechos fundamentales.

La Falange había demandado un acto de conciliación que fue fijado para el 16 de abril, al que no acudió ningún representante legal del Real Madrid. La formación siguió adelante por la vía penal, pero el Juzgado de Instrucción número 1 de Madrid archivó la causa alegando que el querellante no había presentado el documento que acreditaba la celebración del acto de conciliación y la inasistencia del querellado, que ni siquiera recogió la citación. Subsanado ese defecto, la Sección 17 de la Audiencia de Madrid ha dictado un auto, al que ha tenido acceso eldiario.es, en el que acuerda estimar el recurso de apelación, revoca el archivo y admite a trámite la querella.

Ahora ahora está en manos de la Audiencia Provincial de Madrid que socios y aficionados en general puedan acceder al estadio Santiago Bernabéu con parafernalia falangista. De este momento, el titular del Juzgado número 1 deberá instruir el caso. Si una vez practicadas las diligencias que considere, aprecia indicios de delito en Florentino Pérez, el vicepresidente del club, Fernando Fernández Tapias; el director general, José Antonio Sánchez; o el secretario del club, Enrique Sánchez González; y otros dos vocales –los seis nombres incluidos en la querella-, estos podrían terminar sentándose en el banquillo de los acusados.

Hace casi un año, el club envió a sus más de 90.000 socios una circular de seis páginas en la que mostraba fotografías y dibujos con decenas de símbolos que no podrían ser mostrados en su estadio, “al ser motivo de sanción por los diferentes estamentos nacionales e internacionales”. En la misma nota advertía de que su “introducción y/o exhibición” acarrearía al socio la apertura de un expediente disciplinario por parte de la comisión de disciplina del club.

El enlace que incluía el club era un muestrario de pancartas y banderas de la ideología de extrema derecha que ha acompañado desde hace años a Ultras Sur, el grupo ultra que ha desaparecido como tal de las gradas del fondo sur del Santiago Bernabéu. Cruces gamadas, célticas, calaveras de las SS, la bandera confederada, la española con el águila de San Juan y carteles con mensajes supremacistas se incluían en el mensaje de la directiva. Y también la bandera de La Falange, con los colores rojo y negro y el yugo y las flechas por escudo.

Los querellantes alegan que La Falange es un partido legal, inscrito en el Registro del Ministerio del Interior y que no está incurso en proceso alguno de ilegalización. “Nos equiparan con esvásticas y otros símbolos que no tienen nada que ver con nosotros. Si La Falange es un partido legal, ¿eso significa que tampoco se podrá acceder al estadio con un pin de la UGT?”, se pregunta Félix Salmerón, abogado de la formación.

El representante legal de La Falange explica que el partido no aspira a que sus militantes, entre los que dice hay socios del Real Madrid, vayan al estadio a desplegar “una gran bandera” de la formación. Pero denuncia que desde el envío de la circular se han dado casos de personas a las que se ha impedido el acceso por portar un pin, una pegatina en el reloj o una pulsera con los colores o la bandera de La Falange. “Con el acto de conciliación pretendíamos simplemente que estos señores se retractaran y retiraran nuestros símbolos de la lista”, añade Salmerón, quien considera que la directiva del Real Madrid ha dañado “el nombre y la reputación” de su partido.

Más allá de una circular interna a los socios del Real Madrid, la Ley del Deporte prohíbe en su artículo 6.b “introducir, exhibir o elaborar pancartas, banderas, símbolos u otras señales con mensajes que inciten a la violencia o en cuya virtud una persona o grupo de ellas sea amenazada, insultada o vejada por razón de su origen racial o étnico, su religión o convicciones, su discapacidad, edad, sexo o la orientación sexual”. ¿Se puede incluir en este grupo la bandera de un partido legal en España? Esta es la pregunta que trasciende tras el proceso penal que la Audiencia de Madrid ha ordenado abrir en forma de querella contra la directiva del Real Madrid.

'Daño electoral'

Según el abogado de La Falange, la circular ha influido en los resultados obtenidos por el partido en las últimas elecciones municipales y autonómicas. La Falange acudió a los comicios del 25 de mayo bajo la coalición de partidos ultraderechistas La España en Marcha, que obtuvo 16.791 votos en todo el Estado. La coalición es último intento de la fraccionada ultraderecha española por despegar electoralmente. Eso no se ha producido, pero sus líderes consiguieron cierta atención mediáticas tras asaltar el centro cultural Blanquerna de Madrid el 11 de septiembre de 2013, mientras se celebraba la Diada.

Uno de los detenidos fue Manuel Andrino, el líder de La Falange que firma la querella contra la directiva del Real Madrid. La Fiscalía pide para los 15 acusados penas de dos años de prisión y multas de 3.960 euros por delitos de atentado, maltrato, coacciones y varias faltas. Según publicó la Cadena Ser, Andrino ya está condenado en firme a un año de cárcel por haber estafado a una anciana que sufría deterioro cognitivo.

El comunicado del Real Madrid se produjo a los diez meses de estrenar la Grada Joven, el plan de Florentino Pérez para erradicar a Ultras Sur del estadio Santiago Bernabéu. El presidente del Real Madrid había devuelto a los ultras su ubicación detrás de la portería sur del estadio en 2000, tras dos años de destierro por los incidentes protagonizados en un partido contra el Borussia. Desde entonces practicó una política de tolerancia con el grupo, pero una violenta pelea en diciembre de 2013 por el control de la reventa de abonos y entradas de esa parte del campo entre distintas facciones motivó el cambio de política.

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