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Las municipales exponen dominio creciente de las milicias de Río de Janeiro

Las municipales exponen dominio creciente de las milicias de Río de Janeiro
Río de Janeiro —

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Río de Janeiro, 12 nov (EFE).- El dominio de las milicias en Río de Janeiro ha crecido vertiginosamente en los últimos años, un poder fortalecido a punta de coerción entre los más pobres y cuyos tentáculos quedan expuestos en el proceso de las municipales que se celebran este domingo.

La situación en la “cidade maravilhosa”, la segunda más poblada del país, ha tomado fuerza cuando más de 5.500 ciudades de todo Brasil elegirán este 15 de noviembre a los alcaldes y concejales que gobernarán durante los próximos cuatro años.

Estos grupos paramilitares, conformados en su mayoría por policías y uniformados -activos, retirados o expulsados-, tienen un entrenamiento y una subcultura similar a la del Ejército, pero actuando al margen de la propia ley.

Las milicias surgieron durante la época de la dictadura en Brasil (1964-1985), aunque han registrado un crecimiento inusitado desde los años 90, especialmente en las comunidades más necesitadas de Río.

Allí comenzaron vendiéndose como “protectores” y “proveedores de seguridad” en momentos en que el tráfico de drogas comenzaba a dejar altos índices de violencia en las favelas.

A pesar de los métodos utilizados, las milicias son avaladas por quienes creen en la “mano dura” para “combatir el mal”.

Autoridades de alto orden político han llegado a reconocer públicamente la relación con algunos de sus miembros, aunque siempre hayan alegado desconocer sus actividades ilícitas. Entre ellos, el presidente Jair Bolsonaro y uno de sus hijos, Flávio, quien, como su padre, comenzó su carrera política en Rio.

A los milicianos también se les ha atribuido la participación en uno de los asesinatos que más impactaron a la opinión pública brasileña en los últimos años, el de la activista y concejala izquierdista de Rio Marielle Franco, acribillada a tiros por dos expolicías en marzo de 2018 junto a Anderson Gomes quien conducía el vehículo donde se trasladaban.

Este mismo jueves, la Policía Federal brasileña cumplió una docena de allanamientos en inmuebles de los hermanos Natalino y Jerominho Gimaraes, quienes estuvieron tras las rejas condenados por fundar y comandar “la liga de la justicia” grupo que dio origen al mayor grupo miliciano de Río.

Los hermanos son sospechosos de lavar dinero para financiar la campaña de Carmen Gloria Guinancio Guimaraes Teixeira, hija de Jerominho Guimaraes, quien aspira a un cargo en el concejo do Río.

Según las investigaciones, los Guimaraes buscarían obtener representación en cargos legislativos y ejecutivos en las elecciones de 2020 para retomar el poder que tenían.

CONTROL DE SERVICIOS PÚBLICOS

Hoy en día, el 72 % del área urbana de la capital fluminense es controlada por grupos criminales -entre narcotraficantes y milicias- siendo estas últimas las de mayor dominio, con poder sobre el 57,5 % de ese territorio.

Allí viven 2,2 millones de personas, es decir, más del 33 % de los 6,7 millones de habitantes de la ciudad, según el Mapa de los grupos armados en Río de Janeiro.

Para el sociólogo Daniel Hirata, uno de los investigadores que participó en el estudio que dio origen al Mapa, esto se debe a que el modelo de negocios que manejan difiere completamente al del narcotráfico.

Las milicias tienen un mercado diversificado: ejercen control sobre servicios públicos que debería suministrar el Estado -gas, agua, internet, transporte- pero también dominan el sector inmobiliario desde su origen, apropiándose de terrenos sobre los que construye ilegalmente para luego vender las propiedades.

“A eso se suma el mercado de protección y extorsión -tal vez la única especialización de las milicias- porque es el que engloba todos los demás mercados criminales”, señaló a Efe.

PROYECTO DE PODER POLÍTICO

Y es que a diferencia de los narcotraficantes, las milicias son más organizadas y tienen un “proyecto de poder” mediante el cual busca la captación del sistema político, para contar con su aval en las actividades delictivas que adelanta, algo que ya se evidencia en sus esquemas.

El apoyo inicial surge desde los propios agentes de seguridad que “toleran” las actividades ilícitas de estos grupos, pero la participación de otra serie de “aliados” del sector público -los hay en las ramas ejecutiva, legislativa y judicial- son claves para el desarrollo de sus mercados al interior de las comunidades que controlan.

Y es ahí donde empieza a tomar fuerza el poder de las milicias en la política.

“La organización de todo ese sistema político es muy importante para que las milicias se puedan expandir y ampliar sus dominio, para que se puedan lucrar de actividades legales e ilegales”, aseguró Hirata.

Otros expertos consultados por Efe opinan que esto surge, en buena parte, por la falta de control del Estado sobre las autoridades policiales y por las malas condiciones de trabajo a las que son sometidos los uniformados.

Para Renato Sérgio de Lima, director-presidente del Fórum Brasileño de Seguridad Pública, esto lleva a que los uniformados terminen por avalar la labor de las milicias, pero también que busquen a través de ellas, beneficios económicos y de poder -nombramientos o ascensos- ante la falta de salarios y condiciones justas por su labor.

“Tenemos que entender que eso está creciendo y está creciendo como un efecto colateral del completo descontrol que tiene el país en relación a sus fuerzas policiales. Eso no sucedería si hubiera policías controladas y valorizadas al mismo tiempo”, dijo.

LAS MUNICIPALES, SU PRINCIPAL OBJETIVO

Los índices de intervención de las milicias de Río en política se incrementan durante la época electoral, especialmente en los comicios municipales por ser estos los que más se acomodan al proyecto de poder que los grupos paramilitares quieren establecer.

Este año no fue la excepción. Datos oficiales indican que a diario se registran unas 10 denuncias por actos de delincuencia en las campañas de la “cidade maravilhosa”, la mayoría, atribuida a las milicias.

Los asesinatos y atentados contra candidatos que pretenden interferir en territorios que están bajo su control, son cada vez más frecuentes, así como el deseo de expansión de las milicias a municipios aledaños a la ciudad.

En el último mes, dos candidatos fueron asesinados en la Baixada Fluminense, una deprimida región de la zona metropolitana de Río y otro más se salvó de morir en un atentado la semana pasada, crímenes imputados por las autoridades policiales a las milicias.

Para combatir estos delitos, la propia policía de Río creó un grupo operativo especial.

Efe cuestionó al comisario Allan Turnowski, secretario de la Policía Civil de Río de Janeiro sobre este tema y sobre los vínculos que se le atribuyen a las autoridades con las milicias, pero, hasta el momento, no obtuvo respuesta.

Para el periodista e investigador Bruno Paes Manso, autor del libro “La república de las milicias: de los escuadrones de la muerte a la era Bolsonaro”, los candidatos políticos que se oponen a los estos grupos paramilitares se arriesgan a una “sentencia de muerte” si intentan hacer campaña en las áreas que están bajo su control, algo que ha direccionado cada vez más el período preelectoral.

“Ellos consiguen crear un filtro en las elecciones, porque en los territorios donde tienen dominio solo pueden salir candidatos que simpatizan con el grupo o que reciben su aval. Si usted se opone a la autoridad que ejerce este tipo de personas -que son muy violentas y muy armadas- es casi una sentencia de muerte”, explicó a Efe.

María Angélica Troncoso

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