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Los intereses opuestos brotan en Irán ante las elecciones de EE.UU.

Los intereses opuestos brotan en Irán ante las elecciones de EE.UU.
Teherán —

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Teherán, 1 nov (EFE).- La Administración estadounidense de Donald Trump ha aplicado una política de “máxima presión” contra Irán pero, ante las elecciones del próximo martes y su evidente repercusión, en el país persa se mezclan la desesperanza y las opiniones encontradas.

Desde que Trump retiró en mayo de 2018 a Estados Unidos del acuerdo nuclear e impuso duras sanciones a Irán, las tensiones bilaterales no han dejado de exacerbarse. Incluso llegaron casi al punto del conflicto armado en enero pasado, cuando fue asesinado en un bombardeo estadounidense el poderoso general iraní Qasem Soleimaní.

Por ello, sería lógico pensar que Teherán prefiere que gane los comicios presidenciales el candidato demócrata Joe Biden. Sin embargo, no todo es blanco o negro, sino que predominan en este caso los matices.

LA SUPUESTA INDIFERENCIA DE LAS AUTORIDADES

“No nos importa en absoluto quién o qué partido gane, porque quien llegue al poder en EE.UU. no tendrá más remedio que rendirse ante la nación iraní”, aseguró recientemente el presidente Hasan Rohaní.

La mayoría de los responsables gubernamentales mantienen esta postura e inciden en que la única opción para que el actual enfrentamiento se disipe es el regreso de EE.UU. al acuerdo nuclear y el levantamiento de las sanciones.

Pese a esta aparente indiferencia, desde Washington denunciaron que tanto Irán como Rusia han tomado acciones específicas para influir en la opinión pública de cara a las elecciones del próximo día 3.

El director de la Inteligencia Nacional de EE.UU., John Ratcliffe, señaló que Teherán ha accedido a datos de electores estadounidenses y ha usado esa información para “enviar falsos correos electrónicos diseñados para intimidar a votantes, incitar tensiones sociales y perjudicar al presidente Trump”.

Como es habitual, Irán rechazó cualquier implicación. El Ministerio de Asuntos Exteriores calificó estas acusaciones de “infundadas” y reiteró que a la República Islámica “no le importa cuál de los dos candidatos actuales llegue a la Casa Blanca”.

No obstante, el propio portavoz de Exteriores, Said Jatibzadeh, reconoció que, aunque el supuesto apoyo de Irán al candidato demócrata son solo “especulaciones”, “Trump ha cometido delitos que Biden aún no ha cometido”.

Al Gobierno de Rohaní le puede beneficiar una victoria de Biden, que ofrece esperanzas de menos aislamiento para Irán; mientras que a los sectores conservadores, la reelección de Trump podría ayudarles a monopolizar el poder ante el fracaso de los reformistas en lograr una mayor interacción con el mundo.

ESPERANZA EN LA DIPLOMACIA DE BIDEN

Biden, quien fue vicepresidente de Barack Obama cuando se firmó el acuerdo nuclear de 2015 con Irán, aboga por retornar a la diplomacia con Teherán, si este se compromete a no adquirir un arma atómica.

Las autoridades iraníes deberían primero volver a cumplir con sus compromisos del pacto nuclear, entre ellos la cantidad de uranio enriquecido almacenado y su pureza. La verificación por parte de los inspectores de la ONU podría llevar meses.

También llevaría tiempo el levantamiento de las sanciones y las eventuales conversaciones para solventar otros asuntos en disputa pero, en opinión del analista iraní Ardeshir Pashang, siempre será mejor este camino que la “imprevisibilidad” de Trump.

“Trump tiene el objetivo de obligar por la fuerza a Irán al diálogo y a un nuevo acuerdo con EE.UU., lo que provoca que a corto plazo aumenten las presiones políticas, económicas y psicológicas sobre Irán”, explicó a Efe Pashang, del Centro de Estudios Estratégicos de Oriente Medio de Teherán.

A su juicio, “ese es el peor escenario para Irán”. Entretanto, la victoria de Biden y el posible regreso de EE.UU. al acuerdo nuclear “sería la mejor noticia para Irán a corto plazo”.

“Las presiones políticas y, sobre todo, económicas sobre Irán se reducirán considerablemente”, destacó el analista, quien reconoció, no obstante, que teniendo en cuenta los procedimientos internos en EE.UU. y el poder de los republicanos en la Cámara de Representantes y en el Senado, “no será un proceso muy optimista y de eliminación rápida de tensiones”.

Esta análisis lo comparten muchos ciudadanos, que cruzan los dedos para que si Biden llega a la Casa Blanca se levanten o, al menos alivien, las sanciones y la economía iraní pueda recuperarse; pero no todos.

UNA POBLACIÓN DIVIDIDA

“Peor que con Trump es imposible. Yo solo espero que Irán pueda salir de esta crisis económica y que el rial recupere valor”, dijo a Efe Mohamad, un empleado de banca, aludiendo a la fuerte devaluación que ha sufrido la moneda nacional en dos años respecto al dólar.

Sin embargo, otros iraníes consideran que la política de Washington siempre va a ser contraria a Irán, estén Trump o Biden en la Casa Blanca, debido, entre otros puntos, al respaldo de EE.UU. a enemigos regionales de Teherán como Israel.

“Implementan las órdenes del sionismo y el problema para ellos es la resistencia de Irán y su influencia en la región, y para debilitar ese papel toman cualquier acción, por lo que no hay diferencia entre Biden y Trump”, aseguró a Efe Saíd, un conservador de 37 años.

En el otro extremo, se encuentran aquellos cuya oposición al régimen teocrático de Irán les hace preferir la mano dura de Trump, aunque afecte a sus vidas en el presente.

Dos jóvenes en la veintena, que pidieron el anonimato por motivos de seguridad, comentaron a Efe que, si aumentan las sanciones y las presiones contra Irán, es posible que el régimen iraní “se dé por vencido y abandone el poder”.

En los últimos años se han producido varias oleadas de protestas sociales, que tuvieron su origen en la situación económica pero derivaron en fuertes críticas contra el sistema teocrático.

Las autoridades no dudaron en reprimir toda muestra de descontento y acusaron a EE.UU. de querer derrocar al régimen. Por su parte, Trump salió en defensa de los manifestantes, afirmando que él apoya al pueblo iraní, aunque con sus sanciones lo esté asfixiando.

Marina Villén

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