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Los políticos también quieren chupar cámara en Navidad

Irene Castro

El paulatino descenso de la audiencia del mensaje del rey en Nochebuena no elimina las aspiraciones de la clase política de tener sus minutos de gloria televisiva en Navidad. Al monarca se sumaron los presidentes de las comunidades autónomas, que utilizan las televisiones públicas regionales para difundir sus buenos deseos a la ciudadanía, y cada vez más alcaldes, y de pueblos más recónditos, graban discursos navideños.

El texto y la estética varían poco: compartir estas fechas con los más queridos, desear que el año siguiente sea mejor que el que acaba y recordar que ellos tienen buenos propósitos para la marcha política y económica de la región o localidad. En cuanto al escenario, el manual dice que el despacho debe estar decorado con árboles de Navidad o belenes, aunque algunos dirigentes decoran el espacio con las mejores galas, como el caso de María Dolores de Cospedal en su mensaje de este año, que colocó un cuadro de El Greco para que luciera a sus espaldas. Ni siquiera se esforzaron en colgarlo: la pintura aparece al fondo, como apoyada en una pared.

Cospedal intentó condensar en tres metros cuadrados el patrimonio artístico de Castilla-La Mancha. Susana Díaz no quiso quedarse atrás y eligió el Patio de Leones de La Alhambra para pronunciar su primer discurso como presidenta de la Junta de Andalucía. Preparada en el centro del recinto, comenzó su discurso dando unos pasos para intentar demostrar aplomo y tranquilidad.

El entorno sirvió de arranque a la socialista, que comenzó diciendo que la historia y el patrimonio de la región son un “activo indispensable para progresar”. Con el sonido del agua de los leones de fondo, la sucesora de Griñán aseguró que no daría ningún “paso atrás” y reconoció que cuando acabe la crisis “habrá que ponerse a la tarea de recuperar los derechos perdidos y las libertades vulneradas”.

Pero si hay representantes que pecan por la excesividad decorativa del espacio elegido para pronunciar sus palabras en Navidad o Fin de Año, los hay que lo hacen por todo lo contrario. El alcalde de Ávila es uno de los representantes de la Administración local que se sumó a la tradición de enviar un mensaje en Navidad. Dos minutos en los que se dirige a los ciudadanos y les habla del “optimismo” que le inspiran a través de los “140 caracteres” de Twitter. Lo más llamativo de este vídeo es la mala iluminación y un encuadre muy poco atinado. Tampoco acierta el acompañamiento musical: un alegre villancico suena de fondo mientras el alcalde se lamenta de los años que llevamos “sumidos en una terrible crisis”.

Otro de los fallos que suelen acompañar a este tipo de acciones de marketing es el intento fallido por la innovación, por ser diferentes. El alcalde de Vitoria-Gasteiz, Javier Maroto, optó hace dos años por mostrarse cercano a la ciudadanía. El vídeo empieza con él saliendo del Ayuntamiento, paseando por las calles de la ciudad, hasta que llega a su despacho, donde se sienta para escribir los propósitos para el 2012: la paz en Euskadi, gobernar para todos, hacer más con menos, crear empleo o fomentar la diversidad lingüística.

El mensaje termina cuando le llama su madre al teléfono, y un plano se centra en el móvil: “Sí, mamá”, responde antes de anotar que otro de los propósitos es pasar más tiempo con su familia.

Este año, Maroto también ha intentado ser original y ha grabado su felicitación desde una cocina en la que prepara un plato típico con motivo de la celebración de Vitoria como capital gastronómica. En esta ocasión, no hace ni una mención a la crisis o a los más desfavorecidos.

No es el único que ha aprovechado la ocasión para presumir de dotes gastronómicas. La presidenta castellanomanchega utilizó un espacio publicitario de seis minutos en la televisión pública para vender los productos típicos de la región. “Quiero recomendaros que en estas fechas elijamos para nuestra mesa los productos de nuestra tierra”, pidió Cospedal en 2011 rodeada de legumbres, vinos, cebollas, chorizo, queso o “ajos morados de Las Pedroñeras” antes de “hacer un brindis con espumoso” para felicitar la Navidad.

No tener mensaje, un drama

Desde Málaga a Vitoria, pasando por Toledo o Campo de Criptana, todos quieren protagonizar un mensaje de Navidad. Quien no lo tiene, vive un drama. El presidente de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, al haber cerrado Canal 9, pretendió pagar 10.000 euros a una productora para grabar el vídeo que se ha emitido el día de Nochevieja en la desconexión territorial de TVE. El gabinete de prensa de la Generalitat envió incluso un comunicado para informar de que el presidente se dirigiría por primera vez a los valencianos a través de este canal: “En su calidad de televisión pública, TVE pone a disposición de todos los Centros Territoriales la posibilidad de emitir el mensaje institucional de los presidentes autonómicos”, justificaba el texto.

Otro de los líderes que vio perjudicado su discurso por el cierre de la televisión pública regional fue Ignacio González, que todavía no había ejecutado el ERE que afectó a más del 80% de la plantilla pero lo tenía planeado cuando dirigió su primer discurso en Navidad como presidente de los madrileños. La huelga en Telemadrid dejó sin su primer mensaje televisado a Ignacio González, que tuvo que conformarse con emitirlo a través de Internet.

El espíritu navideño pone de los nervios

Pero el discurso puede ser una fuente de estrés, tal y como demostró el fallecido Manuel Fraga, que perdió los nervios durante la grabación de uno de sus discursos de Fin de Año. “La chaqueta me trae sin cuidado, yo tengo que encontrar mi posición”, espetó el entonces presidente gallego a los ayudantes que se esmeraban en que la americana apareciera estirada.

Fraga no soportó los preparativos y acabó gritando a los que se encontraban a su alrededor: “¿Quiere estarse quieta? La cámara no se puede mover una vez que empiece a leer”. “Una vez que yo empiece a leer la cámara no la mueve nadie, porque si no, yo me levanto y me voy”, insistió Fraga, que después puso su mejor cara para desear a los gallegos un feliz año “en estas fechas tan entrañables”.

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