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El movimiento contra el velo en Irán sigue vivo pese a los arrestos

El movimiento contra el velo en Irán sigue vivo pese a los arrestos

EFE

Teherán —

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El movimiento de protesta contra el uso obligatorio del velo o hiyab en Irán sigue vivo, pese a la detención de decenas de mujeres, lo que volvió a colocar este controvertido tema en el centro del debate social.

La policía detuvo hace poco más de una semana a otras dos mujeres en Teherán por protestar contra el velo descubriéndose la cabeza en medio de la calle, mientras que el juicio de una tercera de las encarceladas se celebró hace unos días.

Este movimiento comenzó a finales de diciembre, cuando la joven Vida Movahedí se subió a una caja de electricidad en el corazón de la capital iraní, en la avenida Engelab, y tras quitarse el hiyab lo colgó en un palo, agitándolo como una bandera.

Su ejemplo fue seguido por decenas de mujeres, en diferentes ciudades del país, y hace justo un mes las autoridades anunciaron que habían practicado un total de 29 detenciones, a las que siguieron otros arrestos como los citados.

Las que participaron en este modelo de protesta fueron denominadas “las chicas de la calle Engelab”. Engelab significa revolución en farsi, lo que ha conducido a comentarios sarcásticos sobre el resultado obtenido por las restricciones impuestas a las mujeres por el régimen teocrático iraní.

El Gobierno no ha podido quedarse al margen y ayer la vicepresidenta para Asuntos de la Mujeres, Masume Ebtekar, reconoció que hay “desafíos” sociales y que es necesario “un diálogo intergeneracional”.

“Debemos escuchar las demandas de nuestra generación joven respecto al tema del hiyab y crear el ambiente para tratar los distintos puntos de vista. La acción respecto a este tema debe ser legal y con la mínima intervención de la policía”, subrayó la vicepresidenta en rueda de prensa.

Sobre la actuación policial, se hizo viral en las redes sociales recientemente el arresto de Maryam Shariatmadarí, a la que un agente empujó al suelo desde la caja de electricidad.

Su caso lo lleva la abogada iraní y defensora de los derechos humanos Nasrin Sotudeh, quien explicó a Efe que no ha logrado visitar a su clienta y que la policía también detuvo a su madre.

Sotudeh defiende a tres de las detenidas. A otra de ellas, Shaparak Shayarizadeh, liberada ayer bajo fianza, también le impidieron verla cuando estaba arrestada.

La abogada denunció que Shayarizadeh y la madre de Shariatmadarí han sufrido “golpes y malos tratos”, y que a la primera le pusieron “cuatro inyecciones” de contenido desconocido, según comentó ella misma a su marido.

Shayarizadeh está siendo acusada de “intentar socavar la seguridad nacional”, mientras que Nargues Hoseiní, la segunda mujer detenida por la policía en enero, también clienta de Sotudeh, afronta cargos de indecencia.

La letrada indicó que en la primera vista del juicio de Hoseiní, celebrada el pasado sábado, su clienta fue acusada de “presentarse en público sin el hiyab, mostrar un comportamiento contrario a la sharía (ley islámica) y animar a indecencia”.

“Las leyes constitucionales no han determinado el hiyab obligatorio y un gran número de las mujeres que después de la Revolución Islámica (de 1979) participaron en el referéndum acudieron sin velo”, aseguró Sotudeh.

Antes de la Revolución Islámica, durante la dinastía del sha Mohamed Reza Pahleví, las mujeres iraníes tenían libertad de vestimenta, pero con la llegada al poder de los ayatolás se impusieron una serie de restricciones como el velo obligatorio, la segregación de sexos y la prohibición del consumo de alcohol.

Preguntada por Efe sobre los malos tratos en prisión y los cargos que afrontan las detenidas, la vicepresidenta Ebtekar dijo no tener conocimiento del tema de las torturas y defendió que, si se vincula el movimiento con acciones promovidas en el extranjero, es posible acusar a los implicados de atentado contra la seguridad nacional.

Además, las autoridades optaron por realizar cambios en varias caja metálicas de electricidad y telecomunicaciones de la avenida Engelab, donde hay un gran despliegue policial, para evitar que las mujeres puedan subirse.

Mediante soldadura, le agregaron una pieza triangular, medida que se ha convertido en un tema de sorna entre la población e incluso entre los propios responsables conservadores.

En respuesta, alguien colocó una lamina de madera sobre el triángulo para que otra vez su superficie fuera plana, aunque las autoridades pronto la retiraron.

Pese al cambio, la foto de las dos versiones del pilar sigue siendo difundida a diario en las redes sociales, acompañada de comentarios de burla a la medida gubernamental y de apoyo a las mujeres detenidas.

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