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El nacionalismo rifeño renace con reivindicaciones socioeconómicas

EFE

Alhucemas (Marruecos) —

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La muerte de un vendedor de pescado aplastado por un camión de basura en la ciudad de Alhucemas (norte de Marruecos) ha hecho renacer entre la población local el nacionalismo rifeño, que nunca llegó a olvidarse desde la antigua República del Rif proclamada por Abdelkrim entre 1921 y 1926.

Sin embargo, todas las fuentes consultadas por Efe coinciden en que este nacionalismo tiene más de reivindicaciones sociales y económicas que de reclamos políticos por la independencia.

El pasado 20 de octubre, el joven Mohcin Fikri, de 31 años, murió entre el mecanismo de un camión de basura al que se había subido para tratar de impedir que le confiscaran media tonelada de pez espada pescado ilegalmente.

Su muerte desató una ola inesperada de manifestaciones de protesta donde se desempolvaron las banderas de la república rifeña (roja con un rombo blanco en medio en el que aparece una media luna y una estrella hexagonal) y la bereber de tres colores.

Varios activistas explicaron a Efe que la cantidad de banderas habría sido mayor si se fabricasen en Marruecos, pues actualmente las importan de países europeos, como Holanda, donde están concentrados muchos activistas rifeños.

Hay varias razones que explican el renacimiento del nacionalismo rifeño, como la falta de reconciliación histórica con el Estado marroquí, la marginación económica y la exclusión política, además de la particularidad cultural y étnica de la región, donde la gran mayoría de los habitantes son de lengua bereber.

Varios grupos juveniles locales destacaron en las protestas esa particularidad del Rif, mientras que las principales organizaciones de la zona, como el Movimiento para la Autonomía en el Rif, aprovecharon la oportunidad para volver a reivindicar un sistema de autogobierno, sin llegar a la secesión.

Desde la independencia del Estado marroquí en 1956, las élites rifeñas y el pueblo se sintieron excluidos, particularmente durante el reinado de Hasán II, que nunca visitó la región en sus 38 años de reinado y del que los rifeños nunca olvidarán sus palabras, cuando los trató de “awbach” (apaches).

“Ondeamos nuestra bandera rifeña porque es una herencia de nuestros abuelos. La levantaron para luchar contra el colonialismo (español), defender su libertad y su dignidad y exigir la justicia social porque la 'hogra' (represión y humillación) ha llegado a niveles insoportables”, dijo a Efe Yamal Aydiri, camarero de 34 años y participante en las manifestaciones de protesta.

Uno de los nietos de Abdelkrim, llamado como él mismo, Abdelkrim Jatabi, y que ejerce de portavoz oficioso de la familia, considera que “si el Estado marroquí prestase atención al Rif, los rifeños olvidarían a Abdelkrim como un sueño que pasa de generación en generación y lo recordarían como su patrimonio histórico”.

Parecida idea tiene quien fue uno de los secretarios personales de Abdelkrim en su exilio cairota, Ahmed Lemrabet, quien defiende una autonomía para el Rif porque -según él- la república rifeña nunca fue un proyecto contra Marruecos, sino contra el colonialismo europeo.

Añadió que las últimas protestas en Alhucemas fueron una reacción a las injusticias y la discriminación cometida por las autoridades de Rabat contra los habitantes del Rif, cuyo descontento se ve también en el bajo porcentaje de participación electoral.

En las elecciones legislativas del pasado 7 de octubre, solamente un tercio de los electores de la provincia de Alhucemas (397.708 habitantes) acudieron a las urnas mientras que el resto boicotearon los comicios o no se registraron en las listas electorales.

Es decir, la mayoría de los habitantes adultos de la región, donde más del 70 por ciento de la población tiene menos de 40 años, han dado la espalda a la política oficial.

Varios de los jóvenes de la zona se han adherido a grupos opositores locales, sobre todo a organizaciones que defienden la identidad bereber y a facciones estudiantiles marxistas e islamistas.

En declaraciones a Efe, el alcalde de Alhucemas, Mohamed Budra, abundó en el mismo sentido: la principal razón de las protestas es el paro y la pobreza y la muerte de Fikri fue la chispa que hizo estallar un descontento acumulado desde hace décadas.

La situación social de los rifeños -añadió- ha empeorado además por la disminución de las remesas de sus emigrantes (fuente tradicional de ingresos) y la huida de los capitales locales a otras ciudades con mayor atractivo para la inversión.

Para superar esa situación, Budra propuso una exención de impuestos durante diez años para quienes inviertan en Alhucemas, donde se encuentran dos zonas industriales con una superficie total de 47 hectáreas.

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