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Otros dos acusados de los atentados en Cataluña niegan su participación en la célula

Los yihadistas de Ripoll iban a atacar el Camp Nou, la Sagrada Familia y la Torre Eiffel
San Fernando de Henares (Madrid) —

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San Fernando de Henares (Madrid), 10 nov (EFE).- Driss Oukabir y Said Ben, acusados por su participación y colaboración en los atentados perpetrados en 2017 en Cataluña, han negado su integración en la célula yihadista e insistido en que no conocían al imán de la mezquita de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, líder espiritual de los terroristas.

La Audiencia Nacional ha iniciado a las diez de la mañana el juicio a los tres acusados por los atentados del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils (Tarragona) que causaron la muerte de 16 personas y 140 heridos.

Tras acogerse el primero de los acusados, Mohamed Houli, a su derecho a no declarar, Driss Oukabir, a cuyo nombre se alquiló presuntamente la furgoneta utilizada en el atentado de Las Ramblas, ha respondido a las preguntas de su defensa para negar su participación en los hechos y su integración en la célula yihadista.

“Cómo me voy a integrar en un célula, no, si yo ni era religioso ni practicante. No tenía relación con ellos (en referencia a los cinco miembros que cometieron los atentados), no me juntaba con ellos”, ha asegurado Driss, quien ha explicado que alquiló la furgoneta porque su hermano, abatido por los Mossos tras el atentado de Cambrils y otros dos jóvenes se lo pidieron para “hacer una mudanza”.

Oukabir, para quien la Fiscalía solicita 36 años de prisión, ha reiterado que no conocía al imán de la mezquita de Ripoll ni el centro religioso, y que su vida era la de “trapichear con drogas” y consumir cocaína, hachís y marihuana.

Sí ha admitido que, aunque no veía mucho a su hermano, en meses previos al atentado, especialmente el anterior, este le insistía en que “rezara y fuera a la mezquita”.

También ha respondido a su defensa, pero no al fiscal, Said Ben Iazaa quien según las acusaciones prestó su documentación y su furgoneta para comprar y transportar precursores explosivos a la célula, hechos por lo que afronta una petición de ocho años de cárcel por colaboración.

Ben Iazaa ha admitido que dejó a “dos chicos marroquíes” su vehículo, pero en ningún momento le explicaron para qué necesitaban la furgoneta, sino simplemente que querían transportar “unos productos de limpieza”.

Ha señalado que ni habló con ellos de religión, ni tuvo nunca contacto con el imán ni visitó el chalet de Alcanar, donde en la víspera de lo atentados se produjo una explosión en la que fallecieron dos miembros de la célula, entre ellos el imán Abdelbaki Es Satty, líder espiritual del grupo y quien emprendió en 2015 el adoctrinamiento de los jóvenes terroristas. EFE

lca-cng/ros

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