Page dice que “Rajoy no va a mover un dedo” para reformar la Constitución y juega a “frenar el cambio”

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha avisado que el presidente del Gobierno Mariano Rajoy “no va a mover un dedo” para llevar a cabo una reforma constitucional y frente a esto intentará hacer “la política de menor daño posible” porque desde el PP “juegan a frenar el cambio” a pesar de que saben que es “indispensable” abordar el debate constitucional.

“El auténtico problema que tenemos es que juega a ser el freno (el PP) sabiendo que no pueden quedarse como están, porque el suelo se está moviendo y entre todos tenemos que buscar consenso”, ha dicho el presidente.

En una entrevista en la Cadena SER recogida por Europa Press, Page ha afirmado que ni el presidente del Gobierno ni el PP “están en condiciones de liderar ese cambio” que supone una reforma de la Carta Magna porque en este momento “están en un cálculo contradictorio, cínico e incluso de intereses desde el punto de vista electoral”.

“Es un poco grave que se juegue con este tipo de asuntos con una perspectiva de práctica electoral, para abordar el gran reto que tenemos de cohesión social y territorial en España se necesita mirar por encima de los intereses de partido”, ha explicado.

Page ha apuntado que ahora es “determinante” contar con personas y equipos que sean “permeables” y mantengan “sin tener cerrada la fórmula constitucional una actitud para llegar al consenso”. En esta línea ha señalado que el PSOE quiere demostrar que tiene voluntad de llegar a acuerdos: “Nosotros queremos demostrar que queremos llegar a acuerdos, que tenemos fórmulas y que tenemos también límites”, ha explicado.

UNA REFORMA “CERRADA” IMPEDIRÍA EL DIÁLOGO

Sobre las críticas que ha recibido su partido por no haber presentado una reforma que incluya modificaciones concretas de la Constitución, Page ha respondido que presentarla cerrada estaría “haciendo imposible el diálogo”.

“Si el PSOE mañana presentara milimétricamente una reforma constitucional desde la A a la Z nos dirían lo contrario, que presentarlo cerrado significa no querer llegar a acuerdos”, ha añadido.

Preguntado por la posible aplicación de un Estado federal en España, Page ha afirmado que a este modelo “no tiene que tenerle miedo nadie” porque el Estado de las autonomías que figura a día de hoy en la Constitución “en cualquier país del mundo habría sido llamado Estado federal” y que ahora solo se pasaría a “perfeccionar ese Estado”.

“No nos atrevimos a llamarlo así en el 78, España optó por llamar Estado de autonomías a lo que en cualquier país del mundo habrían llamado estado federal”, ha recalcado.

SIN DIFERENCIAS PARA CATALUÑA

Page ha afirmado que un Estado federal “no” sería sinónimo de diferencias para Cataluña. “Creo que la gente más sensata que ha jugado al catalanismo permanentemente, además legítimamente desde siempre en Cataluña, no creo que quieran confundir derechos históricos, reconocimiento a la diversidad cultural con privilegios fiscales”, ha explicado añadiendo que “esto no lo pedirán en Cataluña la gente del PSC, ni lo va a plantear el PSOE”

Además, Page ha recalcado que “un principio básico por encima del cual no puede pasar nadie” es “la igualdad oportunidades en los servicios básicos y en los derechos” pero que es necesaria “una permeabilidad y una elasticidad suficiente” que sirva para “atender la pluralidad y la diversidad” de un país como España “que lo es en muchos aspectos”.

Por otro lado, Page ha afirmado que “el PSC ha sido clave en una labor de puente permanente entre un catalanismo muy sensato” pero que “lamentablemente” en Cataluña “hay un aparte de la clase dirigente política que ha perdido el sentido común de Cataluña y ese norte”. “No saben exactamente cómo salir de dónde se han metido, lo único que hacen es tirar la pelota hacia delante, pero nos tocará a los demás intentar recogerla”, ha añadido.

Además, ha apuntado que del desafío soberanista “sólo se puede salir hablando” porque “las soluciones no van a venir nunca de fórmulas magistrales” sino de “un permanente ejercicio de consenso y diálogo” que abandera ese “espíritu constitucional” que, a pesar de haberse “oscurecido”, hay que “recuperar” porque “no hay fórmulas cerradas”.