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Pedro el Grande, un zar polifacético con sed de conocimiento

Pedro el Grande, un zar polifacético con sed de conocimiento

EFE

Amsterdam —

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El humanismo de Pedro el Grande (1672-1725) y su afán de modernidad y conocimiento centran una exposición abierta hoy en el museo Hermitage de Amsterdam, en la que se presenta al zar ruso a través de sus pasiones y su admiración por la cultura europea y el exotismo asiático.

“La exposición muestra las diferentes facetas de Pedro el Grande: el militar, el carpintero, el hombre fuerte, el hombre romántico, el coleccionista de objetos inusuales y bonitos, el hombre que entendía el trabajo de Rembrandt”, indicó a Efe la conservadora de la muestra, Nina Tarasova.

Con el título “Pedro el Grande: un zar inspirado”, la muestra sobre el fundador de la ciudad de San Petersburgo expone unos 700 objetos, que van desde cuadros a armas; de medallas y de joyas de oro a herramientas de trabajo; de trajes de gala a la carroza de paseo del zar, todo para ilustrar lo polifacético del mandatario ruso.

Habiendo llegado a dominar un total de catorce oficios, desde la construcción de barcos a la extracción de dientes, Pedro el Grande fue un amante de la imprenta, la jardinería, la medicina, la astronomía y especialmente la carpintería naval.

Precisamente fue la construcción de buques en los astilleros de Zaandam (cerca de Amsterdam), lo que le motivó a desplazarse en 1697 a esa ciudad para aprender el oficio de los astilleros.

La reproducción del primer buque construido por Pedro el Grande en 1703 para su armada, la fragata “Sthandart”, se ha desplazado al puerto de Amsterdam para poder ser visitada y como “símbolo vivo del conocimiento que Pedro el Grande acumuló en Holanda”, según el capitán del buque, Vladimir Martus.

Tras varios meses de restauración, la casa donde se alojó Pedro el Grande en Zaandam, que era la parte trasera de la vivienda del herrero del pueblo, abrió hoy sus puertas como museo también, coincidiendo con la apertura de la exposición del Hermitage.

La muestra quiere centrarse sobre todo en el zar como persona, por lo que empieza con una pintura de Pedro el Grande en su lecho de muerte; “el hombre confrontado con uno de los aspectos más humanos de la vida”, explicó en rueda de prensa la directora de exposiciones de la pinacoteca, Marlies Kleiterp.

“En la muestra hacemos un recorrido por su vida y por su persona a través de sus ropas favoritas, de sus objetos favoritos, de su perro favorito -que se puede ver disecado-, de retratos, cuadros y una muestra de objetos curiosos que coleccionaba”, añadió a Efe la experta.

Así se pueden contemplar cuadros del pintor holandés Rembrandt van Rijn que Pedro el Grande compró por precios que rondaban los 80 florines (unos 40 euros de hoy) o las colecciones de joyas siberianas y arte asiático, especialmente de China, que tanto fascinaba al curioso e inquieto zar.

Los viajes de Pedro el Grande a la Amsterdam del Siglo de Oro, donde se hizo amigo del alcalde de la ciudad Nicolaas Witsen, el comerciante de grano Christoffel van Brants y el botánico y médico Frederik Ruysch, le inspiraron en la introducción de reformas modernizadoras en la Rusia de su época.

Esas medidas llegaron a afectar a la estética del momento, imponiendo Pedro el Grande la rasuración de las largas barbas de moda en el momento o el acortamiento de las mangas y los largos en las chaquetas que usaban los varones, a quienes se les obligaba a hacer estos cambios estéticos para poder entrar en las ciudades.

Esa nueva forma de concebir la moda y de imponerla con la firmeza del zar autoritario que fue, se refleja en una rica selección de los trajes del emperador, desde vestimentas de diario a trajes de gala que incluía su armario.

En el aspecto personal, el zar ruso era una persona amada y odiada al mismo tiempo; “era genial y tenía un carácter complicado. A veces era terrible y otras extremadamente amable”, indicó la comisaria Tarasova.

A Pedro el Grande le gustaba mezclarse entre la gente de a pie (“soy un zar y tengo ampollas en las manos”, solía decir) pero a la vez hacía gala de su condición para hacerse respetar, a lo que ayudaba su gran tamaño, ya que era un hombre “fuerte y grande”, en palabras de la experta.

La muestra se abre en el contexto del año Holanda-Rusia que se celebra en 2013 en conmemoración de las relaciones que han unido a ambos países hasta la actualidad.

Maite Rodal.

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