La presidenta de Brasil pide más acceso a la cultura ante la nueva ministra

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, instó hoy a su nueva ministra de Cultura, Marta Suplicy, a “trabajar” para masificar el acceso a los bienes culturales, que consideró como “uno de los elementos que definen la ciudadanía”.

En la ceremonia de jura de su cargo de Suplicy, la jefa de Estado citó una frase de la banda de rock brasileña Titãs y aseguró que “la gente no quiere sólo comida, quiere comida, diversión y arte”.

Suplicy sustituye en el cargo a Anna de Holanda, hermana del cantautor Chico Buarque, quien renunció el pasado martes, al parecer descontenta con los bajos presupuestos asignados a su despacho.

En su discurso, Rousseff admitió que “los agentes culturales siempre quieren más” recursos y destacó los esfuerzos del Gobierno, que permitirán aumentar el presupuesto para la cultura en un 65 por ciento el año próximo, para llevarlo a 3.000 millones de reales (unos 1.500 millones de dólares, 1.163 millones de euros).

Afirmó que esa área “merece mucho más”, pero también apuntó que “no siempre es fácil la experiencia de gobernar” y administrar los recursos del Estado.

Rousseff anunció inversiones por 1.000 millones de reales (unos 500 millones de dólares, 387 millones de euros) para obras de recuperación en diversas ciudades históricas del país, entre ellas Ouro Preto, Salvador de Bahía y Sao Luiz de Maranhao, que hoy cumple 400 años.

La presidenta valoró las nuevas herramientas tecnológicas que facilitan la difusión cultural y citó los planes del Gobierno para masificar el acceso a internet, pero afirmó que “un libro digital nunca podrá sustituir la experiencia de tener un libro de papel en las manos”.

La nueva ministra, Marta Teresa Smith de Vasconcelos Suplicy, de 67 años, es psicóloga y psicoanalista, y una influyente figura del Partido de los Trabajadores (PT), por el que ha sido elegida diputada, senadora y alcaldesa de su natal Sao Paulo.

Fue ministra de Turismo entre 2007 y 2008, durante el segundo mandato presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva, y en los últimos veinte años se erigió como una de las voces más influyentes en la lucha por la defensa de los derechos de los homosexuales.