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El juez presidente del TPIY rechaza la acusación de “politización” de la corte

El juez presidente del TPIY rechaza la acusación de "politización" de la corte

EFE

La Haya —

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El juez presidente del Tribunal Penal para la Antigua Yugoslavia (TPIY), Carmel Agius, calificó hoy de “estupidez” la denuncia de politización de la corte, esgrimida por algunos líderes de países de la península balcánica, y dijo que estos “intentan distraer a la población” de las sentencias.

“Las generaciones futuras leerán no sólo lo que se produce en sus propios países” sobre las guerras de la antigua Yugoslavia, sino también las sentencias y “el trabajo del tribunal”, indicó a Efe Agius, que estuvo presente hoy en un simposio organizado por el TPIY en la Universidad de Leiden (Holanda), que trató el legado de sus 24 años de historia.

El tribunal celebra este jueves su ceremonia de clausura, a la que asistirá el secretario general de la ONU, António Guterres, y el rey de Holanda, Guillermo Alejandro, una vez concluidas las labores para las que fue creado.

Agius fue el juez que presenció en directo el suicidio del criminal de guerra Slobodan Praljak cuando escuchó la ratificación de su condena, hecho al que restó importancia y dijo que “la vida sigue para todos nosotros”.

“Lo que hizo (Praljak) fue un gran error y ciertamente contraproducente respecto a lo que tuviera en mente” porque “de los 7.000 millones de personas” que hay en el mundo, “6.500 millones nunca habían oído nada sobre él” antes de su suicidio.

El TPIY confirmó el 29 de noviembre la condena a 20 años de cárcel del exgeneral bosniocroata Praljak, que reaccionó gritando a los jueces que él no era “un criminal de guerra” y que “rechazaba con desprecio” el veredicto.

A continuación, se llevó a la boca un pequeño frasco con cianuro que tenía escondido entre sus manos, lo ingirió y se volvió a sentar.

El juez Agius no reaccionó en un primer momento y siguió con las lecturas de las sentencias de otros cinco acusados, pero las suspendió cuando los abogados de Praljak le dijeron que su cliente aseguró haber “tomado veneno”.

Praljak murió horas más tarde en un hospital de La Haya y el primer ministro de Croacia, Andrej Plenkovic, dijo que su suicidio revelaba una “profunda injusticia moral contra seis croatas de Bosnia y contra el pueblo croata”.

Sin embargo, el juez presidente del TPIY discrepó hoy y aseguró que el mundo no sólo presenció el suicidio de Praljak, sino que descubrió su existencia como “criminal de guerra condenado por un tribunal”, cuya sentencia fue después “confirmada por una corte de apelación”.

Según Agius, el público general “tampoco sabía nada de los otros acusados” que, junto a Praljak, formaron una empresa criminal conjunta para cometer varios crímenes de guerra contra la población musulmana que vivía en Bosnia-Herzegovina entre 1992 y 1994.

Una de las ponentes del simposio fue la costarricense Elizabeth Odio Benito, jueza pionera del TPIY, que recordó en una entrevista con Efe su llegada a La Haya, en 1993, cuando “no había ni fiscal, ni edificio” donde albergar las vistas orales.

El tribunal se creó por una orden del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, mientras la guerra aún estaba en curso, y en esos primeros momentos “era muy difícil conseguir pruebas”, explicó la magistrada.

Por otro lado, aseguró que la actual Corte Penal Internacional, que tiene un carácter permanente, se debe a la existencia de los tribunales “ad hoc” de Yugoslavia y Ruanda, puesto que “sin ellos no se habría demostrado que una justicia penal internacional objetiva era posible”.

La magistrada también se felicitó por el desarrollo del “derecho internacional humanitario” a través de las sentencias del TPIY, dado que antes “era una cosa que discutían cada año en Ginebra unos expertos, pero que a nadie le importaba”.

Otra de las herencias que deja el tribunal es “que se tipificara como crimen de guerra y de lesa humanidad la violencia sexual contra las mujeres en todas sus formas”, añadió Odio Benito.

Preguntada por qué el TPIY no incluyó entre sus investigaciones los bombardeos de la OTAN en la antigua Yugoslavia, dijo que esa decisión dependía de “circunstancias políticas que los jueces no manejan”.

Por David Morales Urbaneja

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