El presidente de Croacia abandona un acto por emblemas y saludos filonazis

Zagreb, 22 ene (EFE).- El presidente de Croacia, Zoran Milanovic, abandonó este viernes un acto de conmemoración de una ofensiva de la guerra de independencia (1991-1995) en protesta por la presencia de emblemas y saludos pronazis durante el programa oficial.

Esos emblemas y saludos eran “ustasha”, usados por combatientes croatas aliados de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.

“Después de que se observara entre los participantes de la ceremonia a personas con insignias y el saludo ustasha, el presidente advirtió al primer ministro, Andrej Plenkovic, de que aquello era inaceptable”, explicó el portavoz presidencial Nikola Jelic a la agencia croata Hina.

Jelic dijo que, al comprobarse que esas personas formaban parte del programa oficial, el presidente abandonó la conmemoración de la ofensiva croata Maslenica de 1993 contra la rebelde “República serbia de Krajina”, que tiene lugar en el puerto marítimo croata de Zadar.

Los participantes que llevaban las insignias pertenecen a la ex organización paramilitar HOS, integrada en 1992 en el ejército croata.

Cuando el socialdemócrata Milanovic abandonó en mayo por las mismas razones una conmemoración similar recibió duras críticas del primer ministro conservador Plenkovic y de otros altos cargos de su Gobierno.

Plenkovic insistió en que respeta a “todos los que dieron sus vidas por la patria, incluidos los combatientes de HOS”.

Milanovic ha venido subrayando que todos los combatientes caídos en la guerra de la independencia se merecen respeto y homenaje, pero es inadmisible que en sus tumbas y conmemoraciones oficiales se ostenten insignias “ustasha”, al considerar ese régimen como criminal.

Una comisión estatal formada años atrás por Plenkovic concluyó que el empleo de las insignias “ustasha” era inaceptable e inconstitucional, salvo cuando se usen como emblemas históricos de ciertas exorganizaciones.

Los “ustasha” cometieron numerosos crímenes de guerras y asesinaron a más de 80.000 personas internadas en el campo de Jasenovac, sobre todo serbios, judíos, eslovenos, gitanos, comunistas y otros opositores a su régimen ultraconservador.