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Las alcaldías de Carmena y Colau inauguran el salto de la protesta a la gestión

Ada Colau saluda Artur Mas / ENRIC CATALÀ

Juan Luis Sánchez

La investidura de 2011 en muchos ayuntamientos fue muy diferente a la de 2015. Las elecciones municipales entonces coincidieron con el momento de mayor contestación en la calle tras la eclosión del 15-M y en las tomas de posesión de los concejales se convocaron manifestaciones alrededor de las casas consistoriales, principalmente en las que iban a ser gobernadas por el PP.

Lo que era un rechazo a todo lo que sonara político, institucional, ha derivado cuatro años después en todo lo contrario: una jornada tan habitualmente insulsa como la de investidura de ayuntamientos ha reunido la euforia de los que se sienten ganadores, atención mediática y una emoción casi inédita por las ceremonias institucionales.

La oficialización de que Carmena, Colau, Ribó, Santiesteve, Martiño o Ferreiro son el nuevo poder municipal de las grandes ciudades españolas certifica el salto de la protesta y el activismo, de la oposición y la organización civil, a la gestión de gobierno. Que el PSOE haya recuperado, apoyándose en pactos, cuatro capitales de provincia, termina de completar un mapa de cambio municipal que dibuja una inmensa grieta de sur a norte en el mapa del poder municipal del PP.

Han cambiado mucho las cosas en cuatro años. Estos eran los alrededores de la investidura en Madrid el 11 de junio de 2011:

Vídeo: Desalojo de los aledaños ante el Ayuntamiento de Madrid en 2011 (Juan Luis Sánchez)

Los coches oficiales tenían que sacar del garaje al entonces alcalde investido de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que luego dejaría el bastón en las manos de Ana Botella. Un enorme cordón antidisturbios de varios kilómetros rodeaba el lugar de los actos y por primera vez desde que el 15M se hizo masivo, la policía usó la fuerza, para abrir camino.

Y esto es Madrid, cuatro años después, el 13 de junio de 2015, con medio pleno municipal gritando “sí, se puede”:

Alrededor del Ayuntamiento había esta vez una fiesta, de simpatizantes de Ahora Madrid, votantes y admiradores de 'Manuela'. Muchos de ellos y algunos de los que ahora estarán trabajando en el Ayuntamiento, estaban cuatro años antes protestando ante él.

En Sevilla, Mariano Rajoy y el resto de invitados a la toma de posesión de Juan Ignacio Zoido (PP) tuvieron en 2011 que esquivar una cadena humana alrededor del Ayuntamiento de la Plaza San Francisco.

Cuatro años después, gobernará Juan Espadas; Sevilla será otra vez la ciudad más importante en el catálogo de gobiernos municipales del PSOE. Algunos de aquellos activistas que estaban en la puerta en 2011 han dado forma a diferentes corrientes políticas hacia lo institucional. A pesar de los líos internos y las desavenencias con la dirección de Podemos, una de ellas, Participa Sevilla, ha sumado sus tres concejales a los de IU para evitar la alcaldía del PP.

Ada Colau dirigirá el ayuntamiento que la zarandeaba hasta hace poco para quitarla de la puerta de un desahucio. Su figura es el ejemplo más concreto del viaje político de una generación de activistas. De las plazas de protesta en 2011 a la plaza con más poder en Barcelona, cuatro años después.

Otra ciudad que cambia. Valencia. En la misma semana de 2011 tomaron posesión Francisco Camps como presidente autonómico y Rita Barberá como alcaldesa, entre protestas como esta:

Una legislatura después, Camps forma parte del pasado. Y Barberá va de camino: no ha querido ni tomar su acta de concejal y así no tener que dar su bastón de mando a Joan Ribó, nuevo alcalde de Compromís con el apoyo del PSOE, que se ha paseado tranquilamente por los alrededores del Ayuntamiento. Hace cuatro años, la líder de su partido y futura vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, estaba en la calle donde se produjeron las cargas policiales.

Las mareas gallegas también han cambiado el clima institucional. En A Coruña o en Santiago, la escena hace una legistlatura también era parecida en 2011: policías protegiendo y separando al votante del votado.

Lo que parecían feudos impenetrables se han convertido en puntas de lanza para un nuevo movimiento de confluencia gallega que pide protagonismo ya para los próximos comicios. Martiño Noriega en Santiago y Xulio Ferreiro han conseguido con apoyos de nacionalistas y socialistas sus alcaldías sin sobresaltos. La plaza coruñesa de María Pita tenía este sábado una pinta muy diferente:

La fiesta más espectacular de este sábado, eso sí, ha sucedido en Cádiz, donde José María González 'Kichi' ha salido al balcón abrumado por la presencia de miles de personas en la calle. El dirigente de Podemos y candidato de Cádiz Sí Puede será alcalde con el apoyo del PSOE.

“Que sí, que sí, que sí nos representan...” le gritaban a 'Kichi' desde la calle, como contraste al “que no nos representan” de 2011. Pere Santisteve gobernará Zaragoza, cerrando la era Belloch precisamente con el apoyo del PSOE ante el éxito de Zaragoza en Común. Las candidaturas de confluencia y los socialistas se han dado apoyo muto donde lo han necesitado para el gobierno de capitales de provincia, lo que ha terminado de agrietar el poder del PP. En Córdoba gobernará el PSOE, por primera vez desde 1936. En Ciudad Real, la alcaldesa no será del PP tras veinte años ininterrumpidos.

Han pasado solo cuatro años desde 2011.

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