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La frontera de los 170 apoyos a Rajoy mantiene en vilo a los dirigentes del PSOE

Pedro Sánchez durante el Comité Federal del pasado sábado

Irene Castro

170. Es el número que mantiene en vilo al PSOE. Corresponde a los síes que podría sumar Mariano Rajoy en sus negociaciones discretas con Ciudadanos y Coalición Canaria ante el proceso de investidura. Y es el límite en el que algunos socialistas consideran que Pedro Sánchez debería replantearse su “no” rotundo a facilitar que el PP siga en el poder. No obstante, el secretario general aseguró que, entre los 137 escaños de los que dispone actualmente el presidente en funciones y los 176 de la mayoría absoluta, le queda por recorrer “un trecho” en el que no puede contar con ninguno de sus 85 diputados.

Sánchez insta al PP a recabar esos apoyos entre PNV y la antigua Convergència. Pero ambas formaciones ya han manifestado su inclinación hacia el “no” e incluso se han mostrado más partidarias de apoyarle a él en una hipotética investidura que el socialista no ha llegado a descartar. Sin embargo, destacados dirigentes del PSOE admiten que la presión sobre Ferraz se multiplicará en el caso de que Albert Rivera cambie su abstención por un voto a favor de la candidatura de Rajoy a lo largo del proceso de investidura. 

El PP centrará sus esfuerzos en hacer que Ciudadanos modifique su postura inicial y en la dirección consideran que, una vez logrado ese objetivo, “el PSOE tendría muy difícil justificar el bloqueo a una mayoría de 170 escaños”. Esa afirmación la comparten destacados dirigentes socialistas, que reconocen que, llegado ese punto, el PSOE deberá replantearse su “no” inicial. 

En Ferraz respiraron con alivio cuando Rivera anunció la abstención y no el voto positivo de sus 32 diputados. “Nos da aire”, admitía una portavoz autorizada del PSOE. En la dirección dan por hecho que esa situación variará si Rivera decide replantearse su postura. “Veremos cómo resiste Rivera la presión -reflexiona un diputado-. Si Rajoy se presenta con 170, el PSOE lo tiene muy complicado”. 

Es la misma tesis que sostienen los principales barones. Aunque el Comité Federal del pasado sábado decidió por unanimidad mantener el “no al PP y no a Rajoy”, los principales dirigentes territoriales apuntaron que la postura se podría modificar si Rajoy incrementaba sus apoyos. “No va a haber terceras elecciones. Tendremos habilidad para encontrar una solución. Si no es ideológica tendrá que ser técnica”, expresó esta semana el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en el Foro de El Mundo. Calificó esa posición de “posibilista” para que se “lleve el coche al ralentí” y, así, garantizar al menos que “haya movimiento”.

“Si no suma ni un apoyo más, desde luego no vamos a movernos de esa posición, porque sería temerario. Pero si consigue ese apoyo, estaremos en otra situación que habrá que reflexionar y valorar”, expresó el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, uno de los dirigntes más afines a Sánchez y que también sostiene que el PSOE podría plantearse intentar formar Gobierno si Rajoy fracasa. No obstante, incluso miembros de la dirección cercanos a Sánchez consideran que “sería una locura plantear un Gobierno alternativo”. “Si Rajoy consigue los 170 apoyos, la situación es distinta”, confesó este jueves un destacado miembro de la Ejecutiva, que planteó la abstención ante ese escenario “sin contrapartidas” para no dar la imagen de que el PSOE negocia con el PP y desmarcarse lo máximo posible. 

“No se le pueden dar respuestas tan simples a realidades tan complejas”, admitió el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara. La dificultad para los socialistas de tomar una decisión como la abstención al PP, que para algunos sería un “suicidio” se incrementa, además, por la disputa interna por liderar el partido. 

Pedro Sánchez vuelve al silencio

No dar un paso en falso, ni decir una palabra más alta que otra. Es lo que están intentando los distintos sectores del PSOE, empezando por Sánchez, ante la complejidad de la situación para que España pueda tener nuevo Gobierno. El secretario general ha vuelto a encerrarse después de la comparecencia que prosiguió a su reunión con Mariano Rajoy. En esa rueda de prensa no despejó apenas ninguna incógnita, mantuvo el “no” al PP y no descartó presentarse en caso de que Rajoy fracasara. Pero todo quedó de nuevo en el aire.

Sánchez quiere evitar la presión y que recaiga sobre el PP. Por eso canceló una intervención que tenía prevista para el viernes en uno de los cursos de verano que la Universidad Complutense organiza en El Escorial. Solo ha reaparecido para el minuto de silencio convocado por el atentado en Niza, pero no ha hablado de otra cosa distinta al terrorismo. Sánchez tendrá que dejarse ver de nuevo en la reunión del Grupo Parlamentario Socialista del lunes posterior a la de la Ejecutiva en las que anunciará quién lo pilotará en esta legislatura. No será hasta entonces cuando formalice su condición de diputado. Lo hará in extremis ya que el plazo termina ese mismo día. 

Tampoco en el sector más crítico quieren hacer más movimientos de la cuenta. Aunque todos los barones han dejado claras sus posiciones -los más alejados de Sánchez apuestan por que el PSOE se quede en la oposición e incluso facilite el Gobierno de Rajoy mientras que sus afines le animan a dar un paso si el líder del PP no consigue sacar adelante su investidura-, fuentes socialistas reconocen que ninguno quiere quedar como el 'culpable' de que Rajoy siga en el poder. 

Susana Díaz pide que no haya “tacticismo”

“Quien hace la abstención la paga”, reconocía un barón recientemente. Los dirigentes socialistas son conscientes de que esa decisión “impopular” tendrá un coste ante los militantes. De ahí que Susana Díaz dejara claro en el Comité Federal que la decisión final ante la encrucijada de no apoyar al PP, no intentar una mayoría alternativa y evitar elecciones corresponde a Sánchez.

“Que lo hagamos con claridad, desde nuestras convicciones y no desde el tacticismo, sino desde las convicciones profundas de lo que somos y lo haremos con lealtad al secretario general”, enfatizó. Emiliano García-Page abundó en esa tesis al asegurar que es el “conductor” quien tiene la responsabilidad: “Hay momentos en la vida en los que el líder debe tomar decisiones”. “Quien tiene que decidir la postura del Partido Socialista es el secretario general”, agregó Ximo Puig este jueves en Hora 25.

En el sector crítico con Sánchez existe, además, temor a que intente gobernar e incluso que se lo plantee con los independentistas, a pesar de que el Comité Federal dejó por escrito en diciembre que esa era una línea roja para el PSOE. Además, recelan ante la posibilidad de que el secretario general vuelva a plantear una consulta a las bases para que orienten la posición del partido ante el proceso de investidura. “Consultar a los militantes sobre un posible acuerdo de Gobierno del PSOE con los independentistas o la abstención supondría la fractura total del partido”, advierte un exdirigente. 

La dirección mantiene la prudencia y el silencio sobre la táctica mientras los críticos están a la espera de sus movimientos. En Ferraz recuerdan, además, que si los barones dan un paso al frente Sánchez ha ido ganando todas las batallas desde que el enfrentamiento es explícito. De hecho, los dirigentes más alejados le acusan de actuar en función de sus intereses orgánicos. “Él lo hace todo pensando en la estrategia de cara al Congreso”, comenta un exdirigente.  Por el contrario, en Ferraz ven con recelo las maniobras de los dirigentes territoriales. En ese sentido, ha sentado mal la convocatoria prevista para el próximo viernes de un acto en el que participarán Susana Díaz y Ximo Puig junto a la alcaldesa de Santa Coloma, Nuria Parlón. 

Desde el terreno neutral reprochan a ambos lados el tacticismo. “Hay egoísmo de la dirección y de los barones, que están pensando más en sus posiciones que en el interés común”, dice un diputado situado entre dos aguas, que acusa a la dirección de “falta de reflexión” y a los dirigentes territoriales de no ejercer como “contrapeso” por mirar “por ellos mismos”. 

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