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Los refugiados, protagonistas pasivos de la campaña electoral alemana

Los refugiados, protagonistas pasivos de la campaña electoral alemana

EFE

Berlín —

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Los 1,3 millones de refugiados llegados a Alemania desde 2015 se han convertido en protagonistas pasivos de la campaña electoral del país, muy presentes tanto en los mensajes de los candidatos a sus conciudadanos como en los debates con votantes de origen inmigrante.

El récord de peticionarios de asilo de 2015 no se repetirá, insiste en sus mítines la líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y canciller alemana, Angela Merkel, quien combina la defensa de la apertura de las fronteras de entonces, por razones humanitarias, con las medidas aprobadas luego para “reducir de forma permanente” las nuevas llegadas.

En sentido parecido se pronuncia el aspirante socialdemócrata, Martin Schulz, en tanto que líder de un partido miembro de la gran coalición e implicado en esa decisión, e incluso las fuerzas opositoras La Izquierda y Los Verdes, que comparten también la necesidad de contener esos contingentes.

Las diferencias empiezan con el Partido Liberal (FDP), formación que aspira a regresar al Parlamento federal (Bundestag) tras una legislatura sin escaños y que propone incluso “replantearse” el derecho al reagrupamiento familiar que, en términos estrictos, solo asiste a hijos menores de refugiados.

Y las diferencias se convierten en abismos con la ultraderechista e islamófoba Alternativa para Alemania (AfD), según la cual el país no puede “dar asilo a todas las miserias de este mundo”, en palabras de su líder, Alexander Gauland, y lo que hay que hacer es defenderse de “invasiones” de personas procedentes de culturas “ajenas”.

Los sondeos dan por hecho que AfD se convertirá en las generales del 24 de septiembre en la primera formación ultraderechista que llega al Bundestag, con posibilidades de erigirse en tercera fuerza, tras los conservadores de Merkel y socialdemócratas de Schulz.

A la decisión de abrir las fronteras a las decenas de miles de refugiados atascados en Hungría, en septiembre de 2015, siguió el récord de solicitudes de asilo a Alemania que empezó a reducirse a partir de 2016, en buena parte debido al cierre de la ruta de los Balcanes y al acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Turquía.

De los 1,3 millones de solicitudes acumulados desde ese año, unas 750.000 se resolvieron positivamente para el peticionario, pero hay más de medio millón de rechazados y teóricamente pendientes de expulsión, cuestión asimismo muy presente en las campañas de los partidos.

Hasta ahora, el número de repatriaciones ha sido mínimo, como lo ha sido la respuesta europea a las sucesivas exigencias de la gran coalición de Merkel a comprometerse con la acogida de asilados.

“Mi país está siendo presionado para aceptar refugiados bajo amenazas de sanción. ¿Tenemos que temer la expulsión de la UE? Y en ese caso, ¿qué pasaría con nosotros?”, pregunta un ciudadano de origen húngaro a Hakan Tas, diputado germano-turco de La Izquierda, en un acto electoral orientado a votantes de raíces inmigrantes.

“¿Está Merkel supeditada a (Recep Tayyip) Erdogan porque, si el presidente turco abre de nuevo la puerta, se nos viene la siguiente oleada?”, cuestiona un iraquí a Timur Husein, hijo de croata y turco y candidato de la CDU en el distrito multiétnico de Kreuzberg.

Los refugiados de ahora, sin derecho a sufragio, centran las inquietudes de los inmigrantes llegados anteriormente, que sí cuentan como participantes activos en las próximas generales, puesto que se nacionalizaron y son ahora votantes.

Husein y Tas compartían podio en el “Tiyatrom”, centro cultural de la comunidad germano-turca turco, con la diputada de los Verdes Canan Bayram y la socialdemócrata Cansel Kiziltepe, ambas de raíces turcas y candidatas por Kreuzberg, distrito con un alto porcentaje de ciudadanos de origen extranjero.

Alemania, con 61 millones de electores del total de 82 millones de habitantes, ha visto incrementado su porcentaje de extranjeros en la última década como consecuencia de la crisis en la zona euro, primero, y de la crisis migratoria, después.

Entre 2009 y 2011 se incorporaron al país unos 930.000 ciudadanos comunitarios, procedentes de los países más castigados por la crisis en la zona euro o de otros Estados miembros de la UE, a los que siguieron luego los 1,3 millones de peticionarios de asilo.

Según datos de la Oficina Federal de Estadística, un 22,5 % de la población actual es de origen extranjero o inmigrante.

El mayor colectivo dentro de este grupo lo forman los germano-turcos, con más de tres millones de personas, de los que aproximadamente la mitad tienen derecho a voto en Alemania.

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