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Del reguetón de Macri al tango del derrotado de Scioli

Del reguetón de Macri al tango del derrotado de Scioli

EFE

Buenos Aires —

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Los argentinos viven esta noche electoral con ritmos muy distintos. De la cumbia y el reguetón que inundaron el búnker de Mauricio Macri para celebrar su triunfo, a las lágrimas de los militantes del Frente para la Victoria, que bien podrían haber entonado el popular tango del derrotado.

Aunque la victoria de Macri había sido adelantada en los últimos días casi por todas las encuestas, desde las filas de Cambiemos pedían prudencia hasta la jornada electoral.

Con una euforia que apenas podían disimular, miles de simpatizantes del candidato opositor se congregaron en esta noche en su cuartel electoral a la espera de los resultados.

En el ambiente, la alegría de la cumbia, el reguetón y el ritmo de bandas como Tan Biónica o Soda Stéreo aguardando la llegada del candidato, recibido con una ovación y consignas como “sí se puede” o “se siente, Mauricio presidente”.

“Me quedo con vos / qué noche mágica ciudad de Buenos Aires”, entonó un Macri emocionado que cantó y bailó arropado por su equipo en medio de una lluvia de globos y papeles de colores.

Terminada la fiesta en la sede electoral, el candidato siguió la celebración en un exclusivo local del elitista barrio de Puerto Madero mientras cientos de personas se acercaban al Obelisco porteño para dar la bienvenida al cambio.

“Esto es lo que necesitamos, un cambio para todos los argentinos, para un futuro para nuestros hijos y nuestros nietos”, grita Ana María.

“Euforia y alegría” siente José, que se alegra del fin “del gobierno interminable” del kirchnerismo.

“Había llegado un momento de hartazgo. Todos muy felices acá y a festejar, ni más ni menos”, agrega otro de los simpatizantes macristas que acudió al Obelisco, donde un hombre disfrazado de Daniel Scioli se convirtió en la atracción de la noche con un latiguillo de fondo: “Al balotaje, el kirchnerismo no existe más”.

La otra cara de la moneda, la tristeza que vivieron los kirchneristas en la Plaza de Mayo, habitual escenario de multitudinarias concentraciones peronistas.

Con banderas argentinas y de La Cámpora -las juventudes K-, muchos trataron de ocultar sus caras largas y sus llantos desconsolados. Pero las lágrimas no impidieron que las consignas en favor de Cristina Fernández inundaran la plaza, a pocos metros de la Casa Rosada y del cuartel electoral donde su candidato, Daniel Scioli, reconocía su derrota.

Una derrota que Scioli daba ya por descontada. Por eso cambió el búnker de anteriores convocatorias, el Luna Park, por un hotel al que los militantes no tuvieron acceso.

En la calle, jóvenes como Federico, dispuesto a “seguir trabajando por los intereses del pueblo”, o Alicia, frustrada por el final de un proyecto que en estos 12 años les devolvió, dijo, sus derechos.

“Hay que tener memoria”, grita Daniel, y “Macri apenas abra las exportaciones va a dejar a todos en la calle. Cómo un trabajador lo va a votar”, se pregunta sin entender por qué la mayoría de los argentinos votó hoy por el cambio.

Mientras, en el búnker electoral, Scioli se despide: “Yo he puesto lo mejor de mí”, dice.

De fondo, bien podrían sonar los acordes del tango del derrotado: “Y perdí la esperanza de llegar a reaccionar / Ya sin fe, sin cariño, derrotado/ Hoy repaso con tristeza los momentos del pasado”.

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