La renuncia de Barcina, una sorpresa entre las malas expectativas y el bloqueo

Los partidos navarros han coincidido hoy en calificar como una “sorpresa” la renuncia de Yolanda Barcina (UPN) a optar a la reelección como presidenta de Navarra, una decisión tras la que la oposición política vislumbra encuestas electorales desfavorables y un gobierno bloqueado por su insuficiente respaldo parlamentario.

Los compañeros de filas en UPN no han dudado hoy de las explicaciones de Barcina sobre su deseo de recuperar tiempo para su vida privada, toda vez que en verano se conoció que tenía una nueva relación sentimental con el exdiputado del PP Manuel Pizarro.

A partir de ahí están ya centrados en el sucesor de Barcina para encabezar la candidatura autonómica, y en este punto las quinielas crecen conforme aumenta el número de consultados.

Ayer Barcina negó que vaya a tutelar el proceso de sucesión aunque preside el comité de listas que tendrá que proponer al candidato, y ya esta mañana el portavoz de UPN, Carlos García Adanero, ha insistido en que “sin el partido nadie es nada” porque “el apoyo social es del partido”.

No se trata de “una persona u otra”, ha precisado, y sin aludir a la falta de entendimiento entre Barcina y el PSN, después de que destituyera de vicepresidente al secretario general de los socialistas, Roberto Jiménez, García Adanero ha agregado que será en la noche electoral cuando “habrá que ver las sumas que se pueden hacer y a partir de ahí intentar los acuerdos”.

Mientras, entre la oposición pierde fuerza el argumento de la vida privada esgrimido por Barcina y recuerdan que a finales de agosto, con el inicio del curso político, anunció que intentaría revalidar el cargo, por lo que buscan otros motivos para su renuncia.

Santos Cerdán, secretario de Organización del PSN, ha afirmado que en su partido “no extraña” la decisión porque Barcina “es consciente de la valoración que tiene entre la ciudadanía: la peor presidenta en el peor momento posible”.

Ha subrayado que, por la crisis, precisamente el PSN entendió que Navarra “necesitaba un Gobierno fuerte” y entró en coalición en el ejecutivo de Barcina, pero ésta “la rompió unilateralmente por pedir explicaciones y buscar la verdad”, y ahora “el PSN no pactará con una UPN”, que “apoya todas las políticas de derechas” del PP.

Adolfo Araiaz, de EH Bildu (Sortu, Aralar y EA), considera que la renuncia “es una buena noticia” para Navarra motivada por la movilización social a favor de un cambio de políticas. “No es fruto de la casualidad, sino del desgaste del régimen y la política de pactos UPN-PSN”.

La renuncia es una “maniobra” para intentar frenar ese desgaste, “pero llega tarde”, ha dicho Araiz, quien ha advertido de que ese cambio político necesita que UPN, PSN y PP no lleguen a los necesarios 26 escaños en el Parlamento en 2015 y por tanto “queda mucho trabajo”.

“Puede haber otras razones para la renuncia pero las desconocemos”, ha comentado la portavoz del PP, Ana Beltrán, quien ha agradecido a Barcina los servicios prestados en “años convulsos”, con un Gobierno en minoría y sin acuerdos con la oposición, lo que “ha derivado en una legislatura inútil”.

Por eso, Beltrán ha confiado en que el sucesor “favorezca el consenso” y “la buena relación” con el PSN, “importante” para esta comunidad, y para los partidos constitucionalistas y “vital para sacar adelante medidas importantes”.

I-E ha calificado de “movimiento improvisado” el de Barcina ayer, una “rectificación” del anuncio hecho en agosto que refleja para José Miguel Nuin “el fracaso político de la presidenta y del bipartidismo UPN-PSN”.

Y ha añadido que es “cada vez más sólida” la posibilidad de que a partir de 2015 surgen “nuevas mayorías en Navarra” porque las alianzas UPN-PSN “ya no va a tener refrendo en la sociedad”.