Unos 2.000 rohinyás esperan permiso para cruzar a Bangladesh desde Birmania

Unos 2.000 miembros de la minoría musulmana rohinyá se encontraban hoy en un campamento improvisado fronterizo a la espera de recibir permiso de las autoridades de Birmania (Myanmar) para cruzar a Bangladesh.

Al menos 615.500 rohinyás han pasado de Birmania a Bangladesh desde el 25 de agosto, cuando un grupo rebelde atacó una treintena de puestos policiales y militares y se desencadenó una ola de violencia en el estado Rakáin (oeste), según datos del Grupo de Coordinación Intersectorial de la ONU.

El campamento, levantado cerca de la ciudad de Maungdaw, está formado por carpas y habitáculos mal construidos con madera y material de desecho encontrado en la zona, según un fotógrafo de Epa, agencia participada por Efe, que lo visitó.

Ante la escasez de alimentos, los habitantes se alimentan con lo que logran pescar en el delta del río Naf.

Basura y desperdicios se encuentran esparcidos por todas partes y existe un algo riesgo de propagación de enfermedades ante la ausencia de sistema de saneamiento.

La única presencia visible de cualquier tipo de autoridad viene en forma de soldados armados de patrulla.

El Gobierno birmano ha puesto en marcha una campaña de registro para los habitantes de Rakain, incluidos los rohinyás, como una de las medidas para restablecer el orden.

El problema es que las autoridades birmanas no reconocen a la comunidad rohinya como una de las etnias de la nación y tratan a sus miembros como emigrantes bengalíes.

Bangladesh, donde antes de la crisis actual vivían unos 300.000 miembros de esta minoría, los ha tratado siempre como extranjeros.

De las 615.500 que han cruzado la frontera para huir de la violencia en Rakáin el 54 por ciento son menores de 18 años y el 3 por ciento son niños, según datos de la ONU.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cree que, a pesar del traumatismo sufrido, al menos la mitad de los refugiados rohinyás en Bangladesh desean retornar a Birmania.

Aunque los gobiernos birmano y bangladeshí negocian la repatriación, la ONU está convencida de que hay que mantener la presión sobre Birmania para evitar que los refugiados se queden indefinidamente en Bangladesh.