500 sanitarios se enfrentan al primer simulacro de accidente biológico

Explosiones, choques de vehículos y un accidente con riesgo biológico han puesto hoy a prueba a 500 sanitarios de emergencias en un impresionante simulacro en el que han mostrado cómo se debe actuar ante un accidente de tráfico tradicional y, como novedad, ante un accidente con riesgo de virus.

La sede de la Escuela Nacional de Protección Civil, en Rivas Vaciamadrid, ha sido el escenario de esta recreación en la que se han usado todos los medios para salvar el mayor número de vidas: desde vehículos de emergencias hasta camiones de descontaminación, dotaciones de Policía, protección civil y puestos médicos avanzados.

Todo ello ha permitido que, pese a los efectos especiales y a la actuación de decenas de actores atrapados en amasijos de hierros, los sanitarios hayan podido solucionar la confusión inicial y dar a los fingidos heridos la asistencia necesaria.

El simulacro, organizado por la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud de la Organización Colegial de Enfermería, ha servido también para que decenas de estudiantes se enfrentaran por primera vez a una situación de esta magnitud, al tiempo que realizaban su examen final en el curso de experto de Urgencias y Emergencias.

La novedad de esta acción con respecto a los simulacros tradicionales es que se ha introducido el riesgo biológico con el objetivo de empezar a promover entrenamientos especializados que permitan a los expertos saber actuar ante emergencias en las que se hayan liberado virus.

La escena de riesgo biológico ha arrancado con el aparatoso vómito de sangre de una mujer contagiada por un virus de fiebre hemorrágica argentina, un agente infeccioso letal.

A partir de ahí, los servicios de emergencia han puesto en marcha un procedimiento de aislamiento de la víctima, la necesaria protección de los sanitarios y el desplazamiento de la mujer herida en una cápsula de descontaminación.

El coordinador del simulacro y profesor de la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud, José María García de Buen, ha asegurado que estas acciones de prevención biológica son cada vez más necesarias ante el riesgo de ataques terroristas que, según ha advertido, no siempre tiene que ir acompañados de “bombas sucias”.

El coordinador ha añadido que este tipo de experiencias simuladas son muy importantes para formar y trasladar a los sanitarios cuestiones imprescindibles en estas actuaciones, como no atender a las víctimas hasta que se han tomado las medidas de básicas de seguridad y se disponga de los equipos especializados.

Asimismo, se ha hecho hincapié en la importancia de que los profesionales utilicen en todo momento trajes de seguridad contra virus, aunque ello suponga que la víctima permanezca sola durante varios minutos.

Al concluir su trabajo, los profesionales que portaban los trajes especiales contra virus se han referido a la “extrema” dificultad de actuar con ellos, ya que apenas pueden oír al resto de compañeros, a lo que se suma el peso que acarrea portarlos, ya que deben llevar bombonas con oxígeno en sus espaldas.

No obstante, han reconocido que en la actualidad los profesionales de España están “muchísimo más preparados” para hacer frente al ébola que hace un año, después de que se haya reforzado la formación de todos los sectores.

Por otro lado, en el simulacro se ha recreado un accidente de tráfico en cadena -entre dos vehículos y, posteriormente, con un autobús lleno de pasajeros- con lo que el número total de heridos ha ascendido a medio centenar de personas, que han sido atendidas en el lugar del incidente y en los hospitales de campaña instalados.

La directora de la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud de la Organización Colegial de Enfermería, Pilar Fernández, ha asegurado los simulacros son una garantía de que los futuros enfermeros sabrán actuar ante las actuaciones que actualmente ocurren en todo el mundo.

Por su parte, los alumnos han apuntado que el realismo de la actuación les ha impresionado y ha aumentado sus niveles de adrenalina, lo que les ha facilitado mantener la concentración.

Aunque en esta ocasión algunos gritos, caídas y curas hayan ido acompañados de posteriores sonrisas de complicidad entre actores y alumnos, todos han coincidido en que es necesario realizar este tipo de simulacros para, llegado el momento, evitar cualquier error que ponga en riesgo la vida de los demás.

Patricia Cristóbal