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El padre de los talibanes afganos defiende a sus pupilos en su “guerra santa”

El padre de los talibanes afganos defiende a sus pupilos en su "guerra santa"

EFE

Akora Khattak (Pakistán) —

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Conocido como el padre paquistaní de los talibanes afganos, Sami ul Haq defiende a sus pupilos en su “guerra santa” contra los invasores de Afganistán desde su escuela religiosa, bautizada como la “universidad de la yihad”, donde estudiaron algunos de los más temibles insurgentes.

La madrasa Darul Uloom Haqqania, en la ciudad noroccidental de Akora Khattak, ha formado a generaciones de estudiantes en las tres décadas de conflicto afgano desde la invasión soviética, entre ellos los fallecidos líderes talibanes mulá Omar y Mansur o el jefe de la red Haqqani, Jalaluddin Haqqani, que tomó su nombre del centro.

“Occidente me puso la etiqueta de padre de los talibanes y no lo lamento. Ellos (los talibanes) son mis estudiantes y un profesor se siente orgulloso de las acciones de sus pupilos”, afirma a Efe el religioso de 79 años, con larga barba, gafas y bastón.

“Los que luchan por su libertad no son terroristas. Si los estudiantes afganos quieren liberar su país ¿cuál es su crimen?”, se pregunta el también líder del partido Jamiat Ulema-e-Islam y antiguo senador.

Creada en 1947 por el padre de Sami, la madrasa acoge hoy a unos 4.500 estudiantes que desde los cinco años estudian el Corán de memoria siguiendo la tradición deobandi, rama ortodoxa suní del islam relacionada a menudo con el extremismo.

A pesar de sus vínculos con los talibanes, el centro está oficialmente reconocido por el Gobierno paquistaní y el año pasado recibió tres millones de dólares del Ejecutivo provincial de Khyber Pakhtunkhwa. Ahora se encuentra ampliando sus instalaciones con nuevas aulas y dormitorios.

Los estudiantes reciben alojamiento y comida gratis en el centro, un reclamo atractivo en el empobrecido noroeste paquistaní y Afganistán.

En una pequeña habitación del centro, unos 20 niños recitan versos del corán arrodillados ante el libro sagrado mientras se balancean ante la mirada de un barbudo profesor de gesto severo.

Estos pequeños pasarán ocho años aprendiendo el libro sagrado del islam de memoria y después la mayoría de ellos se dedicarán a su enseñanza en otros madrasas.

“Estoy aprendiendo el corán de memoria. Antes estaba en otra madrasa, pero mi padre, que trabaja en Arabia Saudí, no estaba contento con la educación que recibía. Así que me mandaron aquí. Cuando acabe quiero ser profesor de religión”, explica a Efe Mohamed.

Muchos de los muyahidines que lucharon contra la invasión de la Unión Soviética en Afganistán pasaron por sus aulas, entre ellos comandantes como Yunus Khali o Jalaluddin Haqqani, cuya red Haqqani fue acusada por la inteligencia afgana del atentado con camión bomba que causó 150 muertos en mayo en Kabul.

Más tarde, muchos de los talibanes afganos y el propio mulá Omar, según Sami, pasaron por esta madrasa.

“El mulá Omar era un gran ser humano y amante de la paz”, subraya Sami.

Al menos ocho de los ministros del Gobierno talibán de los 90 estudiaron en Darul Uloom Haqqania, además de un gran número de gobernadores de provincias, comandantes militares, jueces y burócratas, según relata en su libro “Los Talibán” el reconocido escritor paquistaní Ahmed Rashid.

Todavía hoy, el Gobierno afgano acusa a las madrasas paquistaníes de enviar insurgentes a su territorio.

“Los ataques contra las fuerzas afganas han aumentado por las vacaciones en los seminarios religiosos de Pakistán”, afirmó recientemente el portavoz del Ministerio de Defensa afgano, el general Daulaz Waziri.

Sami rechaza la etiqueta de terrorismo y compara la invasión soviética de los 80, cuando EEUU financió a los muyahidines, a la situación actual con las tropas estadounidenses e internacionales.

“Entonces América consideraba a los yihadis héroes y hoy los tacha de terroristas”, sostiene.

En su opinión, la única solución para el conflicto es que las fuerzas internacionales se retiren y se produzca una negociación entre los insurgentes y el Gobierno afgano.

El religioso afirma que no tienen lazos con el terrorismo, pero matiza que lo que hagan sus alumnos una vez licenciados es asunto suyo.

La mayoría de estudiantes entrevistados por Efe declararon querer dedicarse a la enseñanza ante la vigilancia de un profesor del centro.

Uno de ellos, sin el profesor presente, tiene otros planes. “Con la ayuda de Dios, iré a la yihad”, afirma a Efe. Jaime León

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