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La vicepresidenta se desliga de Gallardón en la reforma del aborto

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría

Manuel Sánchez

Era un secreto a voces. Pero este miércoles quedó absolutamente de manifiesto en la sesión de control al Ejecutivo. Nunca se vio a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, más incómoda en el debate parlamentario que cuando fue interpelada por la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, en dos ocasiones, sobre su posición política ante el anteproyecto de la ley del aborto que ha presentado por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.

La vicepresidenta, que maneja bien la disputa parlamentaria, no supo qué contestar. Incluso, hasta agradeció el respiro que le dio Jesús Posada -viejo zorro, y que vio que no lo estaba pasando bien- cuando interrumpió su última respuesta sólo para llamar al orden a una diputada, lo que daba unos segundos para reflexionar. Pero, Sáenz de Santamaría siguió sin responder a una pregunta muy concreta. ¿Cuál es su posición política ante el anteproyecto del aborto? La vicepresidenta se limitó a seguir el argumentario del PP, de acusar a los socialistas de haber creado una nueva ley sin consenso y sin estar en su programa electoral, de hacer una ley que no estaba en su programa. Pero, en ningún momento explicó cuál era su postura, ni salió en defensa del anteproyecto de ley del Gobierno que se aprobó, actuando ella como presidenta en funciones.

La portavoz del Grupo Socialista se creció al ver la situación incómoda de la vicepresidenta en este asunto, y estuvo muy contundente. “Me puede decir si hay alguien más en el Gobierno que defienda esta reforma del aborto, más allá de quien lo ejecutó; el señor Gallardón; quien lo impulsó, el señor Rajoy; y quien es su vocero internacional, el señor Le Pen”. La vicepresidenta, bajo la mirada atenta de Gallardón -que se sienta a su lado- siguió sin decir algo que es obvio que no piensa. Se desligó completamente de su compañero del Consejo de Ministros y no hizo el más mínimo guiño al anteproyecto de ley. Es más, acabó de responder a la portavoz socialista y abandonó el hemiciclo.

Luego, la ofensiva de la oposición ante este anteproyecto continuó. Elena Valenciano tuvo otro debate muy duro con el ministro de Justicia, a quien se vio metido en una trinchera, sin saber ya por dónde huir.

Valenciano advirtió a Gallardón de que “está atrapado”, de haberse metido en un gran lío y de que no tenía ninguna necesidad de atentar de esta forma contra los derechos de las mujeres. El ministro, que en su día fue un gran orador, tampoco parece encontrarse cómodo en este tema. Volvió a recurrir a que cumple el mandato del Tribunal Constitucional, a que nadie se crea que sus derechos valen más que el del otro, y que fueron los socialistas quienes rompieron “un consenso tácito” en la sociedad española.

Cuando terminó de hablar, Gallardón estaba prácticamente solo en los escaños del Gobierno. Soraya Sáenz de Santamaría se había ido hace tiempo, y Mariano Rajoy, también. Sólo quedaban los ministros que aún tenían que someterse a preguntas parlamentarias.

Antes de este debate, el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reiteró ante una pregunta del BNG que el anteproyecto de ley sufriría mofidicaciones -ya no se moverá ni una coma, como anunció Gallardón- y, tras el mismo, una interpelación de Izquierda Unida volvió a colocar al Ejecutivo contra las cuerdas.Y la ofensiva va a seguir por parte de los partidos de izquierda.

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