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Sobre este blog

Ángela Armero es guionista de cine y televisión. Además imparte clases en la escuela creativa Hotel Kafka, colabora en diversos medios, ha escrito y dirigido dos cortos (“La Aventura de Rosa” y “Entrevista”) y ha publicado una novela juvenil (Alexandra y las Siete Pruebas.) Es una adicta a las series y dice que no quiere quitarse.

¿Es Dexter un psicópata?

DEXTER, creada por James Manos Jr. y basada en la novela Darkly dreaming Dexter, de Jeff Lindsay, es otra de las series que más me gustan. Trata sobre la vida de Dexter Morgan, un perito forense de la policía de Miami, que además de ser especialista en salpicaduras de sangre, es un asesino en serie. Lo que le singulariza es el patrón al que responden sus víctimas: deben ser asesinos o violadores, hombres o mujeres que a su vez sean psicópatas o asesinos.

Con frecuencia la trama de temporada tiene como eje la persecución de Dexter a otro célebre asesino en serie que dé trabajo a sus compañeros de la comisaria, entre los que se cuenta su hermana Deborah, la relación más perdurable y sólida de la vida de Dexter hasta que llega su hijo Harrison. También hay compañeras sentimentales, varias, pero por no fastidiar mucho la serie a quien aun no la haya visto, no diremos nada más sobre las chicas de Morgan.

Aunque sus últimas temporadas no son tan buenas como la primera, la voice over (mal llamada “voz en off”) con la que el protagonista da cohesión a los episodios nos permite entrar en la mente del asesino. Un asesino selectivo y “justo”, pero un asesino a fin de cuentas, y logra que el personaje resulte muy seductor. Por su pensamiento, por sus reflexiones sobre la muerte, la violencia y el amor, por la mezcla de virtudes y defectos y muy especialmente por el gran talento de su actor protagonista, Michael C. Hall, al que habíamos visto también en “A dos metros bajo tierra.”

Dexter se hace querer por su carácter, por su fragilidad y su maldad o sus errores quedan casi siempre justificados al descubrir que sus víctimas “se lo merecen”. Justificar el asesinato porque alguien se lo merece es un pensamiento que fríamente yo no comparto, puesto que eso sería tanto como aprobar la pena de muerte, pero la serie nos lleva a ese lugar y eso tan escalofriante como meritorio: es capaz de conducirnos a un lugar primario donde se puede entender (con todas las distancias estéticas y de ficción, claro) el asesinato.

Por supuesto, esto no es para todos los paladores. Rosa Montero escribió un artículo criticando la serie, y el bloguero Hernán Casciari la contestó magistralmente en su blog. La opinión de ambos se puede leer aquí.

A mí me encanta, y estoy deseando que llegue la octava temporada, pero el otro día el amigo Javier preguntó si Dexter era bueno o malo. Y me di cuenta de qué no supe lo que pensaba. Y entonces pensé. ¿Es Dexter un psicópata de verdad? ¿En qué se aleja o se acerca de la definición clínica de los psicópatas?

Estos son algunos rasgos atribuidos a la psicopatía, según Cleckey y De Hare; me permito opinar sobre si Dexter los cumple o no (sólo es una opinión de una espectadora, que quede claro, no de una experta en nada y que los forenses y psicólogos me perdonen.)

- Inexistencia de alucinaciones o de otras manifestaciones de pensamiento irracional. Dexter alucina. Con su padre. Mucho.

- Ausencia de nerviosismo o de manifestaciones neuróticas. Verdadero. Por lo general, es un hombre bastante templado.

- Encanto externo y notable inteligencia. Cierto.

- Egocentrismo patológico e incapacidad de amar. Esto se matiza a lo largo de la serie, y es probablemente, la única jugada posible de sus creadores para sacar la serie adelante.

- Gran pobreza de reacciones afectivas básicas. Cierto.

- Sexualidad impersonal, trivial y poco integrada. Falso.

- Falta de sentimientos de culpa y vergüenza. Falso.

- Indigno de confianza. Que se lo pregunten a su hermana.

- Mentiras e insinceridad. Cierto.

- Pérdida específica de intuición. Falso.

- Incapacidad para seguir cualquier plan de vida. Falso.

- Conducta antisocial sin aparente remordimiento. Cierto.

- Amenazas de suicidio raramente cumplidas. No concuerda.

- Razonamiento insuficiente, o falta de capacidad para aprender de la experiencia vivida. Falso.

- Irresponsabilidad en las relaciones interpersonales. Según la relación.

- Comportamiento fantástico y abuso del alcohol. Falso.

Por otro lado, el eminente psicólogo Vicente Garrido distingue entre los psicópatas delincuentes y los no delincuentes; en la primera categoría subdivide en otras dos: los psicópatas delincuentes integrados y los no integrados. Queda claro a qué grupo pertenece Dexter. A través de su psicopatía integrada nos cautiva diciendo en el piloto que miente para ocultar su verdadero yo, su “oscuro pasajero”.

¿Y quién no miente, aún sin ser psicópata, para encajar mejor en la sociedad, o para disimular el desagrado que ciertas personas, circunstancias o instituciones nos inspiran?

¿Y Dexter? ¿Es bueno o malo?

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Ángela Armero es guionista de cine y televisión. Además imparte clases en la escuela creativa Hotel Kafka, colabora en diversos medios, ha escrito y dirigido dos cortos (“La Aventura de Rosa” y “Entrevista”) y ha publicado una novela juvenil (Alexandra y las Siete Pruebas.) Es una adicta a las series y dice que no quiere quitarse.

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