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Sobre este blog

@Retiario estudió biología pero siempre quiso aprender y contar historias reales. En tiempos remotos fue paleontólogo, pero desde hace décadas es periodista y profesor de periodismo. Cree en la ciencia, la tecnología y el poder de la humanidad para cambiar las cosas para bien, si se aplica. Pasa la mayor parte de su tiempo en Internet y es un firme defensor de la pluma (y la red) frente a la espada.

La planta que sabe a quién no se debe comer

Venus atrapamoscas. Imagen en el Dominio Público.

José Cervera

Algunas plantas son carnívoras; suelen ser especies que viven en terrenos muy pobres o sobre otras plantas, donde no tienen modo de extraer del suelo los nutrientes que necesitan, y se especializan en atrapar y ‘digerir’ animales (pequeños insectos o arañas) para obtener el nitrógeno y las demás sustancias que necesitan. Una de las más conocidas es la Venus Atrapamoscas o Dionea (Dionea muscipola), que tiene dos hojas apareadas al final de sus tallos con a modo de tentáculos en los bordes y un interior coloreado; en ese interior hay unos pelos que al ser excitados (por un insecto curioso, por ejemplo) provocan que las hojas se cierren sobre el desafortunado.

Lo curioso de la Dionea es que además de comer insectos los necesita para su  reproducción, ya que sus flores son polinizadas por animales voladores; esto supone que la planta tiene un problema ya que come insectos, pero también necesita que algunos insectos la visiten y sobrevivan. Según un estudio recién publicado las Venus Atrapamoscas en su hábitat natural (los pantanos de Carolina del Norte y del Sur, en los EE UU) distinguen entre insectos que se comen e insectos que polinizan; los científicos estudiaron a los polinizadores que se posan en las flores de la planta y a los insectos atrapados por sus hojas, situadas unos pocos centímetros por debajo, y descubrieron que las garras de la planta son muy selectivas.

La mayoría de las presas encontradas eran arañas u hormigas mientras que la mayoría de los visitantes de las flores eran escarabajos y abejas, que por tanto no forman parte del menú: la Venus Atrapamoscas sabe distinguir y no se come a los insectos que la polinizan. Y luego pensamos que las plantas carecen de inteligencia...

Imagen en el Dominio Público.

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