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Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

Rain man o Kim Peek

Captura de Rainman (1988)

Mariano Cuesta

Este fin de semana, se celebra el día mundial del autismo, día 2 de abril.

La palabra «autismo» fue utilizada por primera vez en por el psiquiatra suizo Eugene Bleuler, en un artículo publicado en el American Journal of Insanity, refiriéndose a un sinónimo de la esquizofrenia.

En 1938, el médico austríaco Asperger utilizó el término acuñado por Bleuler para describir en psicología infantil a niños que tenía un comportamiento peculiar con sus semejantes.

El uso médico moderno del término autismo ocurrió en 1943, cuando Leo Kanner, del Hospital Johns Hopkins, estudió a un grupo de niños que tenían «una inhabilidad innata para lograr el usual y biológicamente natural contacto afectivo con la gente» e introdujo la caracterización autismo infantil temprano. Hans Asperger y Leo Kanner son considerados los diseñadores del estudio moderno del autismo.

Partiendo de esta base teórica entendemos el autismo como un trastorno de la personalidad que impide la comunicación “fluida” con el mundo que rodea a esta persona.

Una de las películas que más fama tuvo relativas a este tema fue Rain Man. Realizada por Barry Levinson en 1988, fue interpretada por Dustin Hoffman y Tom Cruise. No es la mejor película en tanto en cuanto retrata el autismo de una manera muy particular y más “novelada” que real, pero quería hacer hincapié en la historia de su protagonista por la paradoja de ser un prodigio y a la vez una persona con discapacidad tan acusada.

Kim Peek fue una persona que fue conocida mundialmente por sus capacidades intelectuales, que acompañadas de su discapacidad le convertían en lo que habitualmente se llama un “savant”.

Entre las virtudes de Peek estaban las de memorizar al vuelo prácticamente todo lo que leía, teniendo la capacidad incluso de leer páginas distintas con cada ojo, independientemente. Con una memoria prodigiosa se aprendió los mapas de Estados Unidos.

En la película, tomada como un tono ligero, el hermano de Raymond Babbit (Dustin Hoffman), Charles (Tom Cruise), aprovecha esta situación para ganar dinero a su costa. Este inicio de la historia aparentemente cruel, da paso a una cada vez más estrecha relación entre los hermanos.

La necesidad de las películas de meter un componente emocional más allá de entender en una cierta profundidad lo que supone este tipo de trastornos, y ya más en general la discapacidad, crea, según mi opinión, una pátina de paternalismo. Si bien es verdad que estas películas tomaron relevancia hace casi treinta años, la visión del asunto que tenemos es actualmente es radicalmente distinta. De un tiempo a esta parte hemos pasado de llamar idiotas o cretinos a personas con síndrome de Down a llamarlas subnormales, en los años 80, y ahora personas con discapacidad. El lenguaje avanza, la sociedad avanza, y mientras tanto hay gente que se empeña en intentar separar, clasificar, dividir…

El de Kim Peek es un claro ejemplo de lo que la otra vez llamé diversidad funcional y un tuitero me lo echó en cara. Sé que es un término largo, tedioso a veces, pero creo que, mientras no haya un término más conciso, diversidad funcional define a la perfección, mejor que nunca, el caso de Peek. Un talento descomunal por un lado, por otro una discapacidad que le impide comunicarse con el resto del mundo de una manera común.

Pero eso da igual, lo importante es que cada vez más estamos más cerca de romper esa barrera. Seguiremos informando.

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