Empieza una nueva etapa en De Retrones y Hombres. Pablo y Raúl se han ido a luchar contra las injusticias cual superhéroes, dejando este espacio imprescindible y necesario en buenas manos. Nuria, Mariano y Anita toman el testigo y tratarán de mantener el blog a la altura que el asunto merece.
Tullidos, lisiados, minusválidos, deficientes, trastornados, impedidos, mutilados, imposibilitados, baldados, atrofiados, inútiles, incapaces y así un sinfín de denominaciones de origen hemos tenido a lo largo de los tiempos. Nosotros preferimos ser retrones si a ustedes no les importa. Seguiremos hablando de temas relacionados con la discapacidad, o mejor dicho con el “retronismo”, tan olvidado por la mayor parte de los medios. Este será un lugar de intercambio y de encuentro, un lugar donde poner en común, donde dar voz a quienes no la tienen, en especial a los retrones.
Una ciega, un asimétrico y una esclerótica os hablarán cada semana de sus aventuras y desventuras en una sociedad que hace campañas de sensibilización sobre discapacidad con grandes titulares muchas veces vacíos de contenido al tiempo que pasa por alto las pequeñas cosas que el día a día de la discapacidad conlleva o recorta en dependencia. De Retrones y Hombres (mujeres y viceversa) no es un espacio para contar únicamente las cosas que nos faltan o deberíamos tener según las convenciones sociales, sino lo que le falta o debería tener una sociedad que nos debiera mirar a todos de la misma manera independientemente de nuestras discapacidades.
Decía un hombre retrón que la discapacidad no es un sujeto, sino un complemento circunstancial. Nos gusta la idea de que un retrón no tenga por qué llegar menos o más lejos que un no-retrón. No tenemos que ser metidos en un armario ni tampoco tenemos por qué saber de agujeros negros por estar en silla de ruedas o componer sinfonías prodigiosas por ser sordos. No tienes por qué quedarte en el camino por tener una discapacidad ni es justo que tengas que ser un Iron Man o una Iron Woman para quitarte de encima la mirada de lástima de una sociedad que todavía no entiende de qué va esto. Decía un ciprés defendiéndose de su etiqueta de árbol triste: “Yo no es que sea triste, pero es que me ponéis en unos sitios…”.
Uno no es su discapacidad, al igual que uno no sólo es su sobrada capacidad para lograr cualquier objetivo.
Mientras Raúl y Pablo intentan arreglar un poco las cosas desde Bruselas, nosotros seguiremos denunciando aquí lo que no nos parezca justo. Y por supuesto hablaremos también del sexo de los ángeles, eso sí, de los ángeles retrones.
