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Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

Sobre la inocencia y la sociedad

Foto Panda Paco

Mariano Cuesta

Hace unas semanas estuve de vacaciones en Galicia en casa de unos amigos. Estos tenían una niña, muy guapa, inteligente, divertida y muy trasto, como casi todos los niños. Bien, Cuando jugaba con ella pasaba una cosa, que ella no se extrañaba de que me faltaran dedos o de mi manera de caminar. Con tres años no es algo que se enseñe, creo, la curiosidad podría más, se harían preguntas de modo natural. Esto me lleva a pensar una cuestión: ¿En qué momento hicimos que los retrones fueran distintos? Como ya he comentado en alguna otra ocasión, durante mi infancia no noté nada extraño con respecto a mis compañeros, yo era uno más, con mis cosas, pero como todos.

No sé hasta qué punto estamos haciendo de esta una sociedad tolerante con la diferencia cuando, muchas veces, cuando un niño se da cuenta de que un retrón anda mal o es ciego, o llama la atención de alguna manera, y este lo hace notar, no sé si es bueno que los padres le hagan callar, todos entendemos que los niños tienen una gran curiosidad que alimentar y que lo diferente le llame la atención. Eso no es malo, lo que es malo es “criminalizar” ese comportamiento pensando que es mejor obviarlo.

Ser políticamente correcto, a veces, consiste en matar la curiosidad innata de niños que no tienen filtros, que lo asumen de manera natural, que no juzgan y lo único que quieren es conocer las cosas. ¿Por qué estamos creando un mundo en el que preguntar se está convirtiendo en un síntoma de incomodidad?

¿Qué pretendemos llamando la atención a nuestros hijos?, ¿Que los retrones no nos molestemos porque un niño de cinco años se asombre? Son niños. La curiosidad forma parte de su ser más intrínseco. Es normal que cuando ven algo diferente les llame la atención.

Yo, que no tengo hijos, a lo mejor lo veo bastante fácil, pero creo que esta sociedad se está encargando de homogeneizarnos, obviar lo diferente.

La mayoría de las veces vivimos a base de prejuicios, y está bien siempre y cuando esos prejuicios no nos impidan apreciar cosas. Los prejuicios en según qué situaciones nos hacen avanzar, porque vivimos en base a experiencias y las experiencias se van acumulando.Ahora bien, muchas veces estos prejuicios están basados en creencias absurdas inoculadas por el miedo. Está bien tener prejuicios siempre y cuando estemos dispuestos a romperlos cuando llegue el momento. 

Los niños beben en sus casas de las reacciones, las ideologías, las maneras de entender el mundo. Es por eso que, cuando le decimos a los niños algo que creemos que es bueno, a lo mejor no lo es tanto, porque estamos pisando su creatividad, sus maneras de conectar con el mundo.

No quiero sonar paternalista, en absoluto, menos sin tener hijos a cargo y sin saber qué significa eso, pero sí soy retrón y estoy encantado de que los niños, y no tan niños, me pregunten qué me pasa, o no me lo pregunten, pero que sea porque ellos lo ven natural, que sea por su decisión y no por una mal entendida diplomacia, porque hay que hacer lo que uno siente dentro de su propia verdad.

No es la primera vez que alguien me pregunta y, segundos después, se justifica diciendo que si me molesta no conteste. Siempre he pensado que no hay preguntas incómodas, hay respuestas. Y ya.

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No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

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