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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González
Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

Ni rastro

Marlou van Rhijn

Mariano Cuesta

Busco y no encuentro nada, y no me refiero a trabajo, que eso es como buscar una aguja en un pajar.

Entre el 7 y el 18 de septiembre de 2016 se celebran las Paraolimpiadas o mejor dicho Juegos Paralímpicos.

Y no encuentro nada. Miro los grandes periódicos deportivos, otrora plagados de deportistas de temporada: Saul Craviotto, que si la ÑBA, que si Ruth Beitia, Lidia Valentín y otros muchos, famosos por unos días.

Conocimos sus caminos para llegar a Rio, temporalmente su lugar de trabajo, sus aficiones, lo duro que es conseguir una beca ADO y todo lo que tuvieron que luchar contra las adversidades e instituciones de este país, que sólo parece cuidarlos cada cuatro años.

Pero una vez llega la liga de las estrellas, no hay espacio para nada más. Ni rastro de nuestros deportistas paralímpicos. No hay espacio ni para sus carreras, ni para sus nombres, todo lo copa el fútbol acompañado vergonzosamente por listados de deportistas (mujeres por lo general) sexys, algo tremendamente machista.

La visibilidad, ya no solo de los paralímpicos, sino de los retrones en general es algo que está muy poco presente en la mayoría de medios nacionales, porque la prensa ya no informa, se dedica a vender periódicos. La prensa refleja el estado de un país y vivimos en la mediocridad de lo comercial y de lo establecido. No hay movimientos arriesgados en los que personas que se salga de la norma sean protagonistas habituales. Sí que es cierto que en ciertas ocasiones aparecemos en los medios como si fuéramos extraterrestres que completan proezas increíbles, pero ya estamos cansados de eso.

Los juegos de Rio se caracterizaron, además de por las muchas medallas que consiguieron los atletas, por el recurrente machismo en los medios nacionales y estos paralímpicos pasarán casi de puntillas por la mayoría de las redacciones deportivas. Si acaso para rellenar minutos, pero desde luego no como información principal e importante.

¿Alguien me sabría decir nombres de deportistas paralímpicos? Un, dos, tres: responda otra vez. ¿Cuándo ocuparán alguna portada? Tenemos socialmente un problema de base con las diferencias y esto se agrava de manera exponencial si los medios no se hacen eco, de manera habitual, de lo que pasa en el mundo más allá de las noticias de varones blancos y delincuentes negros.

Volviendo a los juegos paralímpicos, no sabremos más que cuando alguien gana una medalla. En este tipo de eventos de “segunda clase” no hay un despliegue de medios y periodistas al más alto nivel. Y la pregunta es ¿Por qué? ¿Qué hace que no venda?¿Acaso no se esfuerzan igual o más que los deportistas no-retrones?¿No hay una épica tremenda en el esfuerzo por la superación?

Los medios construyen relatos, y con ella ideologías. El hecho de que los deportistas que van a disputar una gran competición como unos juegos paralímpicos, se vean opacados por la abrumante normalidad informativa del fútbol hace pensar que estamos cómodos dentro de una cierta normalidad conocida y que se vende muy fácil. El relato del futbolista, que no del equipo. El de la estrella, el de la rivalidad, el del éxito, pero sólo los guapos que los medios venden. El resto no cuenta para nada.

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