Debate del Pasado de la Nación

Pim, pam, pum... Dos horas de debate. Dos veteranos de estreno en sus papeles de presidente del Gobierno y líder de la oposición. Dos parlamentarios con el culo pelado de calentar el escaño. El pasado debatiendo sobre el pasado.

La herencia recibida. Y tú más.

El cara a cara Rajoy/Rubalcaba se salda con un empate que deja a la ciudadanía, esa gente que habita más allá de las vallas que blindan el acceso al Congreso, tan fría como estaba. Del pasado lo sabemos casi todo. Del futuro que ha dibujado hoy el jefe del Gobierno, nos podemos quedar con estas tres ideas:

–Para luchar contra el paro juvenil, más contratos basura específicos para menores de 30 años.

–Para luchar contra los desahucios, nada que incomode a la banca.

–Para luchar contra la corrupción, batería de propuestas que no afectan a los actuales señalados.

Según Rajoy, España marcha razonablemente bien, los ciudadanos se resignan que es un primor y rectificar no está en sus planes. A Bárcenas ni lo menta. Y de corrupción hay que dejar de hablar porque perjudica la marca España. Paralizar los desahucios y la privatización sanitaria, dos de las principales reivindicaciones de la gente en la calle, ni se menciona en su discurso.

Ni medio arrepentimiento. Ni una petición de disculpa. Los recortes y sacrificios a la sociedad eran “la única alternativa posible” para superar “la herencia socialista”. De contratar a Bárcenas y mantenerlo en nómina a pesar de estar imputado o de seguir trabajando con Sepúlveda o de confirmar como ministra a Ana Mato, el presidente o no se arrepiente o no considera que nos debe una explicación. O las dos cosas.

Es habitual el debate periodístico sobre quién gana un debate sobre el estado de la nación. Deberíamos empezar a ocuparnos de dejar de perder los de siempre.