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Bautizo “humanoasnal” para celebrar 30 años de defensa del burro

Bautizo "humanoasnal" para celebrar 30 años de defensa del burro

EFE

Madrid —

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La Asociación de Defensa del Borrico (Adebo), pionera en España en la protección de este animal, celebra hoy su 30 aniversario con un bautizo “humanoasnal” de una niña y una borrica, símbolo del hermanamiento de ambas especies y como homenaje a la mujer rural.

Para Pascual Rovira, presidente de Adebo y “asnólogo” de profesión, como él mismo se define, las mujeres de los pueblos “han tenido que luchar como burras para que se reconocieran sus derechos y por la supervivencia del medio agrario, y han sido abandonadas a su extinción entre la discriminación y el desprecio”.

Por eso, Adebo celebra su 30 aniversario con un bautizo que “pone de manifiesto la unión incontestable del hombre y el campo”, en el que la niña Ginebra, de 3 años, y la burra Tónica reciben hoy “los anises bautismales”, como antes lo hicieran decenas de pollinos en la “ceremonia del apadrinado”.

La finca de la serranía cordobesa donde se asienta Adebo mantiene en la actualidad un centenar de ejemplares, pero por ella han pasado casi 200 asnos desde que en 1989 se estrenara con el rescate de Mandela, un hecho que desató centenares de apadrinamientos y el interés de medios de comunicación de todo el mundo.

La creación del refugio de burros marcó “un antes y un después” en la protección de un animal que “hasta entonces era considerado un insulto”, subraya Rovira en declaraciones a Efe, y añade que han sido pioneros “en salvar de la extinción a la raza andaluza cordobesa”.

Por eso, Adebo, ubicado en la localidad cordobesa de Rute, funciona “con un criterio distinto”, pues mientras que en otros santuarios se esteriliza a los animales, allí tienen más de 20 sementales. “Somos la mejor ganadería de la especie”, reconoce Rovira.

Además, lo han logrado sin motivación económica y eso les ha hecho “únicos”. “No hemos querido fundar una ONG, no hemos querido recaudar dinero, sólo hemos promovido apadrinamientos y vivimos de una herencia”, explica.

El refugio ha funcionado gracias al apoyo de “la élite de la literatura”, como Cela, Alberti, Gala, la Fundación Juan Ramón Jiménez o la de Miguel Hernández, a los conciertos en la propia finca de autores como Vinicio Capossela, El Koala, Medina Azahara o Paco Moltalvo, o al impulso de personalidades ilustres, como la propia Reina Sofía o la baronesa Thyssen.

Antonio Mercero inmortalizó el santuario de Rovira en la serie “Farmacia de Guardia” y Olivia Newton John le dedicó un programa, que emitió la televisión australiana y la BBC británica; después, la voz corrió por la prensa de todo el mundo.

Toda su labor y la historia de sus burros han tenido también su espacio en un libro de casi 600 páginas y cerca de 200 fotografías, obra del fotoperiodista Desiderio Mondelo y del escritor Eliseo García Nieto, cuya hija, Ginebra, será la niña que comparta bautismo con la burrita Tónica.

Tras estos 30 años, el dinero de la herencia que recibió de una controladora aérea canaria y la dotación del Premio Nacional de Ecología al proyecto de Rovira les permite “respirar” siete u ocho años más, aunque el refugio “está saturado y ya no puede acoger a más animales”, lamenta.

Por eso, el presidente de Adebo cree que se deben promover campañas de sensibilización para fomentar el apadrinamiento de los burros, cuya manutención supone unos 500 euros al año.

“Los burros han sido lo más grande que me ha pasado en la vida, porque, sin buscar nada, lo he encontrado todo en ellos”, afirma Rovira, sólo apenado por el rechazo de sus vecinos, “más preocupados de que se les conociera de forma despectiva por los borricos que por el orgullo de salvar a una especie en extinción”.

Por Cristina Yuste

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