Bolsonaro propone endurecer el acceso a la jubilación para acabar con el déficit

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, presentó este miércoles al Parlamento una propuesta de reforma del sistema de jubilaciones, que endurece el acceso a ese beneficio con la intención de sanear un déficit fiscal que estrangula al Estado.

El proyecto de enmienda constitucional, resistido por sindicatos con una menguada fuerza política, establece edades mínimas para la jubilación, que hasta ahora no son requisito en Brasil, y sienta las bases para la creación de un sistema de capitalización individual.

De ese modo, se apunta a que, después de una transición de doce años, los trabajadores abandonen el actual sistema de reparto, mediante el cual el Estado gestiona las contribuciones de los trabajadores en un fondo único alimentado con retenciones.

Aunque sería optativo, la intención es incentivar a la gran mayoría de los brasileños a plegarse paulatinamente al régimen de capitalización, en el que la jubilación dependerá de lo que cada trabajador haya podido ahorrar a lo largo de su vida laboral.

Ese es el objetivo final del ministro de Economía, Paulo Guedes, quien se alinea en el ideario liberal de la Escuela de Chicago y pretende reducir a mínimos la injerencia del Estado en todos los aspectos de la actividad económica.

Según el Ministerio de Economía, el ahorro estatal por concepto de jubilaciones con ese nuevo modelo será equivalente a unos 265.000 millones de dólares en una década, lo cual propiciaría una reducción de un creciente déficit fiscal que en parte se atribuye al “colapso” del sistema de pensiones.

Ese déficit fue el año pasado equivalente al 7,09 % del Producto Interior Bruto (PIB) y se prevé que será similar este año, lo cual influye en toda la actividad económica y atenaza las posibilidades de que el país recupere la senda del crecimiento sustentado, según sostienen el Gobierno y los agentes de los mercados financieros.

Uno de los puntos más novedosos de la propuesta es establecer una edad mínima para acceder a la jubilación, un requisito que hasta hoy no existe en Brasil y que pasaría a ser de 62 años para las mujeres y 65 años para los hombres.

Según las normas actuales, las mujeres pueden jubilarse con 30 años de cotización y los hombres con 35, lo cual facilita que haya quien se retira con apenas 50 años de edad.

El Gobierno también pretende alterar posteriormente el régimen de jubilaciones de los miembros de las Fuerzas Armadas, que tienen unas condiciones preferenciales que Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército, ha dicho que serán endurecidas, pero en una segunda etapa.

Bolsonaro entregó el proyecto personalmente a los presidentes de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, y del Senado, Davi Alcolumbre, que se comprometieron a intentar que el texto sea aprobado este mismo año.

El gobernante evitó el contacto con los periodistas y encomendó la explicación del proyecto a técnicos del Ministerio de Economía, al que le ha dado “carta blanca” en todo lo relacionado con esa materia.

Según Bruno Bianco, secretario adjunto de Jubilación y Trabajo del ministerio, el proyecto creará un “sistema justo e igualitario”, en el que “todos se jubilen con las mismas reglas” y en el que quien “gane más pagará más y quien gane menos contribuirá menos”.

En ese marco, indicó que se plantea una leve disminución de las contribuciones para quienes ganen hasta un salario mínimo y elevar el porcentaje de aportes gradualmente a partir de esa base.

La presentación del proyecto fue recibida casi con indiferencia en la Bolsa de Valores de Sao Paulo, que a media sesión subía sólo un 0,5 %.

Sin embargo, fuentes del mercado explicaron que la inminencia de la entrega de la propuesta al Parlamento fue uno de los factores que llevó a la bolsa paulista a alcanzar cifras históricas durante las últimas semanas, por lo el impacto ya ha sido absorbido.

La única duda ahora en medios financieros es la unidad real que existe en la base parlamentaria oficialista, que en los últimos días ha mostrado grietas tras la destitución de un influyente ministro por supuestas irregularidades en la campaña electoral del Partido Social Liberal (PSL), que postuló a la presidencia a Bolsonaro.